Vamos a la cancha, que ruede el balón. El fútbol como un ejemplo más de la desigualdad de género
Sobre la visión misógina y patriarcal del papel de la mujer en el deporte, y en particular de la dirigencia deportiva.
Licenciada en Ciencias Sociales UPN. Magíster en Desarrollo Educativo y Social CINDE-UPN. Docente de la Sede Rural D Torca del Colegio Nuevo Horizonte IED. Integrante del Colectivo de Mujeres Malú. Creadora y conductora del espacio de El Rincón de Apolonia. Integrante del equipo de trabajo docente y sindical de Renovación Magisterial. Representante de FECODE en la Comisión Asesora para la Enseñanza de la Historia de Colombia del MEN. Correo-e: rincondeapolonia@gmail.com.
Sobre la visión misógina y patriarcal del papel de la mujer en el deporte, y en particular de la dirigencia deportiva.
Por: Sonia Liliana Vivas Piñeros*
Entonces, al compañero revolucionario lo queremos y nos gusta en la calle, pero no nos gusta en la casa. Porque, en la calle, cuestiona al patrón y, en la casa, se vuelven un patrón. Entonces, ahí entendimos la violencia que vivíamos, la explotación.
Por: Sonia Liliana Vivas Piñeros(1)
Por: Sonia Liliana Vivas Piñeros*
El Patriarcado, se recicla y se nutre de los cambios sociales y revolucionarios de esta misma humanidad. Afina sus tentáculos, corrige sus formas brutales de operar y relanza las opresiones con instrumentos cada vez más sutiles y difíciles de detectar y responder. Como por ejemplo, el llamado empoderamiento de las mujeres, todos discursos tendientes a crear teorías, informes y argumentos como los escritos en los informes gubernamentales para la CEDAW, tienden a demostrar que las mujeres “mejoraríamos” cada año nuestras condiciones de vida. (…) Desde nuestra mirada, todos estos discursos, en realidad, no son otra cosa que cantos de sirena destinados a encubrir que las mujeres somos las convocadas –al DEBER SER FEMENINAS (nuevamente)- a solucionar las crisis económicas, recesiones y otras maneras en que el capitalismo nombra sus dificultades. Nuevamente, la resolución de estos conflictos va sobre nuestros hombros, las incorporadas al mercado laboral en condiciones desiguales, las que salvamos la economía en sus diferentes crisis y sostenemos la sobrevivencia y la vida, tanto de las personas, las familias, como de nuestro planeta. (Julieta Paredes Carvajal)
Por: Sonia Liliana Vivas Piñeros(1)
Reivindicar la importancia de las mujeres en la historia equivale a manifestarse contra las definiciones mismas de la historia, de sus verdades establecidas y de sus normas fijadas (Scott 1990, 72).
Por: Sonia Liliana Vivas Piñeros*
El grado de naturalización de ese maltrato se evidencia, por ejemplo, en un comportamiento reportado una y otra vez, por todas las encuestas sobre violencia de género en el ámbito doméstico: cuando la pregunta es colocada en términos genéricos: “¿Usted sufre o ha sufrido violencia doméstica?”, la mayor parte de las entrevistadas responden negativamente. Pero cuando se cambian los términos de la misma pregunta nombrando tipos específicos de maltrato, el universo de las víctimas se duplica o triplica. Eso muestra claramente el carácter digerible del fenómeno, percibido y asimilado como parte de la “normalidad” o, lo que sería peor, como un fenómeno “normativo”, es decir, que participaría del conjunto de las reglas que crean y recrean esa normalidad (Segato, 2003; p. 3).
Por: Sonia Liliana Vivas Piñeros(1)
(…) el régimen nazi cerró clínicas de planificación familiar, declaró el aborto como un crimen contra el Estado, obligó a huir de Alemania a feministas relevantes de la época y asesinó a varias en campos de concentración. Incluso los nazis tuvieron un campo dedicado a las mujeres, el 80% de las cuales eran presas políticas. Fueron sometidas a trabajos forzados, torturas, violaciones y experimentos. Que no nos engañen: el feminismo es completamente opuesto al nazismo.
Por: Sonia Liliana Vivas Piñeros(1)
“No seré una mujer libre mientras siga
Sonia Liliana Vivas Piñeros(1)
Por: SONIA LILIANA VIVAS PIÑEROS
Cuando en su obra El segundo sexo (1949), Simone de Beauvoir crea su poderosa frase “no se nace mujer, se llega a serlo”, inspira a mujeres que, como yo, hasta hace un par de años, sin nacer feministas, llegamos a serlo. Y fue porque, en la tarea de luchar por construir un mundo diferente, ser feminista, es una de las opciones más potentes. El espacio de El Rincón de Apolonia, en el programa radial de Encuentros Pedagógicos del equipo de Renovación Magisterial , ha intentado contribuir, desde lo político, que es también pedagógico, al necesario llamado a cuestionar las formas en las cuales sentimos y significamos el mundo.