Realidades de las actividades escolares virtuales en época de pandemia.

Por: Miguel Ángel Pardo Romero, Secretario de Asuntos Educativos, Pedagógicos y Científicos de FECODE

Colombia Aprende del Ministerio de Educación Nacional, involucra a su vez una diversidad de plataformas del mundo con temáticas especializadas, presentadas en diferentes formatos, películas, guías, a las cuales no se les puede negar sus cualidades en materia de diseño. En ese orden de ideas, los diferentes componentes del currículo pueden nutrirse de lo que la plataforma proporciona.

Pero tal como lo advertimos en un artículo anterior (Pardo, Romero 2020)(1), es altamente inconveniente sobredimensionar la actividad escolar con base en el trabajo virtual. La pandemia develó las profundas desigualdades sociales, en todos los aspectos, especialmente, en Latinoamericana y el resto del tercer mundo. Como ya lo hemos sustentado, el rapaz neoliberalismo nos dejó en un enorme estado de indefensión para enfrentar la emergencia sanitaria; el acceso al diverso mundo de las tecnologías de la información y la comunicación –TIC-, no es la excepción. Al preocupante informe de la Ministra de las TIC, del 1° de abril de 2019 le sumamos los resultados de la investigación del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana, según la cual, sólo el 4 por ciento de los municipios de Colombia pueden implementar lecciones virtuales en colegios oficiales ante una posible suspensión de clases (Pérez, 2020).(2) El panorama es muy grave si se tiene en cuenta que contamos con 1.103 municipios en el país y, según el MEN, con 10.278.486 estudiantes de educación preescolar a media, de los cuales 2.439.502 están en las zonas rurales, sin pretender plantear que en la zona urbana esté resuelto el acceso a las TIC, tal como lo confirma el estudio mencionado.

Las diversas plataformas que el MEN agrupó únicamente pueden ser usadas si se posee un computador en casa y se tiene conexión a internet con capacidad de datos.
Ante esas limitaciones, el maestro o maestra puede plantearle al estudiante que responda preguntas a partir de una guía propuesta. Pero hay que precisar que tal actividad es practicable de tercero de primaria en adelante, cuando el estudiante es autónomo en la lectura. Ahora bien, sea en este caso o cuando tiene dificultades de aprendizaje o está cursando de preescolar a segundo de primaria, necesita de un adulto que le ayude.

Reiteramos las propuestas hechas hace unas semanas en cuanto a la necesaria impresión masiva de material didáctico pero que llegue en forma oportuna, especialmente, a las más apartadas regiones, por ejemplo, en morrales educativos, que incluyan libros temáticos, literatura infantil y juvenil, entre otros, además de guías por áreas para el trabajo escolar.
Lentamente el Ministerio de Educación, acoge algunas de las propuestas de la comunidad académica, planteadas desde los albores de la pandemia, cuando argumentamos la necesidad de declarar una emergencia educativa y pedagógica. Volver al uso de la televisión y la radio es una de ellas, pero se trata ahora de que sea una actividad coordinada, con horarios establecidos previamente difundidos, teniendo en cuenta edades, áreas y niveles. Estos momentos pedagógicos se deben complementar con los morrales educativos, que son un necesario soporte impreso. No sobra reiterar en la importancia al respeto de los tiempos destinados a la actividad familiar y escolar en casa.

El gobierno sigue procediendo de manera focalizada ante la urgente necesidad de universalizar el derecho al acceso de las TIC para apoyar los procesos educativos. La ministra del sector anunció en su cuenta de Twitter el pasado 15 de abril un “mínimo vital” para 5 millones de líneas prepago para todos los colombianos. Cifra que es ínfima si se tiene en cuenta que solo la población estudiantil sobrepasa los 13.200.000, al incluir también a quienes cursan estudios superiores, sin contar otras modalidades educativas, ni a los profesores y administrativos. Es impostergable garantizar la gratuidad en las diversas tecnologías de la información y la comunicación. Insistimos, es una decisión política, basada en el fortalecimiento directo del Estado en las TIC y en exigirle a las multinacionales del sector que retribuyan a la población parte de sus enormes ganancias.

La urgencia y posibilidad de la gratuidad mencionada podría calificarse de exagerada. Nada de eso. Ante la enorme posibilidad de terminar el resto del año en la modalidad no presencial, la prioridad de la hora es la comunicación, lo más directa posible, entre profesores y el mayor número de estudiantes. En materia de costos, la mezquindad neoliberal, disfrazada de austeridad y la presión que ejerce sobre las familias, educadores y administrativos para que asuman los costos extras que implica el trabajo virtual, contrasta con el “generoso” derroche del gobierno que entrega billones de pesos al sector financiero casi a diario, aprovechando la declaratoria de la emergencia.

El Magisterio ha desplegado una iniciativa sin precedentes para llegar a sus estudiantes. En muchos casos ha incursionado con rapidez inusitada en el campo del diseño para llevar a buen puerto sus propósitos didácticos y pedagógicos. También ha creado series temáticas en canales alternativos, en ocasiones, poyados con sus hijos aficionados o estudiantes en los diversos campos de las TIC. A la vez, con mucho entusiasmo y acierto, los educadores hemos coordinado con las emisoras radiales y de televisión regionales.
Los anteriores planteamientos y ejemplos evidencian que el gobierno nacional sigue llegando tarde, atenido a unas “hipótesis” sin sustento científico sobre el “aplanamiento de la curva” en la propagación del COVID-19, con la fallida intención de hacernos creer que en cualquier momento podemos volver sin riesgo a la actividad escolar presencial.

Una cosa es decir mentiras y otra creérselas para respaldar la práctica neoliberal de no invertir en la vida. En el caso que nos ocupa, el Ministerio de Educación no puede seguir aplazando la decisión de escuchar y buscar consensos con la comunidad educativa y académica, como también, con los gobiernos locales para afrontar la emergencia educativa y pedagógica. Tampoco puede postergar más la universalización al uso de las TIC, solo para “cuadrar caja” a costa de las condiciones dignas a la que tenemos derecho todos los integrantes de la comunidad educativa para sobrevivir a la emergencia sanitaria.

Finalmente, contrario a quienes piensan que con “la virtualidad” la escuela tiende a desaparecer, precisamente la “cuarentena” reiteró su necesidad. No solamente por el carácter social del conocimiento, y de los procesos pedagógicos, sino por el papel que juega en el cuidado, protección y restitución de los derechos de los niños, niñas y jóvenes, el cual se ha hecho más evidente durante el “aislamiento”. Recordemos que la palabra colegio proviene del latín collegium, es decir reunirse, como también la “trascendencia que tiene el contexto en el que se nace, el colegio en el que se aprende, los maestros, los compañeros y, lo más importante, la interacción con todos los anteriores” (Nieto Camero, 2019).

Bogotá, 21 de abril de 2020

Bibliografía:

Nieto Camero, L. M. (2019). Conferencia sobre factores asociados al rendimiento escolar. Bogotá.
Pardo Romero, M. Á. (04 de Abril de 2020). www.renovacionmagisterial.org. Obtenido de https://www.renovacionmagisterial.org/portada/emergencia-educativa-ante… https://www.renovacionmagisterial.org/portada/emergencia-educativa-ante…
Pérez, Á. (30 de Marzo de 2020). En la crisis todos perdemos, pero más los niños. Recuperado el 21 de Abril de 2020, de Revista Dinero : https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/en-la-crisis-todos-…

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1) Emergencia educativa ante la demoledora realidad. Ver en: https://www.renovacionmagisterial.org/portada/emergencia-educativa-ante…

2) Pérez, Ángel. En la crisis todos perdemos, pero más los niños. Ver en:
https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/en-la-crisis-todos-…

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