La política exterior de Gustavo Petro: soberanía, integración y dignidad en la escena global

Introducción
La política exterior colombiana ha estado históricamente marcada por una relación de subordinación con los Estados Unidos, a menudo sacrificando soberanía en favor de alineamientos estratégicos impuestos desde el norte. Ejemplos como el apoyo colombiano a Estados Unidos y al Reino Unido en la Guerra de las Malvinas —que motivó el vergonzoso calificativo de “Caín de América”— muestran hasta qué punto la diplomacia nacional ha renunciado a la defensa latinoamericanista (Pardo Rueda, 2011). Frente a esa tradición, la política exterior del presidente Gustavo Petro introduce un viraje significativo: recuperar la integración regional, diversificar alianzas internacionales y priorizar principios universales de dignidad y no intervención.
Del monroísmo al bolivarianismo
La política continental ha oscilado entre la doctrina Monroe —expresión del intervencionismo estadounidense en América Latina— y el proyecto bolivariano de una Patria Grande unida. Mientras el monroísmo se ha presentado como un mecanismo de “protección”, ha significado, en la práctica, intervenciones constantes en los asuntos internos de la región (Tofy y Kushi, 2023). Petro retoma la tradición bolivariana, entendiendo que la llamada “segunda independencia” latinoamericana aún está pendiente.
En este contexto, el abandono de la estrategia del Grupo de Lima marca una ruptura clara. Este bloque, diseñado para aislar al gobierno venezolano, llegó a ser considerado por asesores de seguridad de la administración Trump - y del propio presidente - como plataforma para una eventual intervención militar (Bolton, 2020). La recomposición de relaciones diplomáticas con Venezuela, la reapertura de la frontera y la creación de un espacio económico fronterizo constituyen hitos en el restablecimiento de la hermandad binacional, en clave del interés nacional de Colombia que comparte dos mil kilómetros de frontera con el vecino país.
Reconstrucción regional: UNASUR y CELAC
El regreso de Colombia a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) sin necesidad de un nuevo tratado constituye un paso decisivo hacia la integración. UNASUR había sido concebida como el esfuerzo más ambicioso de cooperación regional, con alcances en defensa, salud y desarrollo (Sanahuja, 2012). La pandemia de COVID-19 demostró el costo de su ausencia: mientras los países desarrollados acaparaban vacunas, América Latina, con solo el 7 % de la población mundial, sufrió casi la mitad de las muertes globales (CEPAL, 2021).
En paralelo, el liderazgo de Colombia en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) ha reforzado iniciativas en torno a la justicia climática y la seguridad alimentaria, posicionando a Gustavo Petro como una voz emergente en la diplomacia del Sur Global.
Diversificación de alianzas: entre Washington y Pekín
El ingreso de Colombia al Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS y la firma de la alianza estratégica con China, abriendo el camino hacia la adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, son hitos que muestran la apuesta por un no alineamiento activo del país (Stuenkel, 2020). La estrategia busca mantener relaciones pragmáticas con Estados Unidos y, al mismo tiempo, aprovechar los vínculos con China para ampliar el margen de maniobra regional. Se trata de “cuadrar el círculo”: diversificar sin romper, equilibrar sin subordinar.
Derechos humanos y dignidad en la política exterior
Un rasgo distintivo de la política exterior de Petro es la defensa activa de la dignidad humana. Dos casos lo ilustran:
- La respuesta firme frente a la deportación de migrantes colombianos en condiciones indignas desde Estados Unidos.
- La ruptura de relaciones diplomáticas con Israel y la promoción, junto con Sur África, del “Grupo de La Haya”, integrado por doce países, que articula, más allá de pronunciamientos, acciones legales para denunciar el genocidio en Gaza.
Este último episodio enlaza con una tradición histórica: en 1947, Colombia —bajo la voz de Alfonso López Pumarejo en la ONU— se abstuvo de apoyar la creación del Estado de Israel, anticipando que la decisión traería consigo conflictos permanentes (López Pumarejo, 1947/2015). Más recientemente, el presidente Juan Manuel Santos reconoció al Estado de Palestina en 2018, decisión que hoy Petro retoma con un énfasis mayor en la jurisdicción universal, la prohibición de la exportación de carbón a Israel y la solidaridad con el pueblo palestino (Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, 2018).
Conclusiones
La política exterior de Gustavo Petro representa un viraje frente a la tradición diplomática colombiana que ha sido posible por el presidencialismo constitucional de las relaciones exteriores en Colombia. Lejos de repetir el papel de “Caín de América”, su gobierno apuesta por:
- La integración latinoamericana como mandato constitucional.
- El no alineamiento activo en un mundo marcado por la disputa entre Estados Unidos y China.
- La defensa de la dignidad humana y del derecho internacional frente a violaciones masivas como el genocidio en Gaza.
No obstante, persisten desafíos: la resistencia de actores internos, incluso en su propia Cancillería, las presiones de Washington y la necesidad de institucionalizar una política exterior que trascienda el personalismo presidencial. El futuro de esta agenda dependerá de que Colombia logre consolidar, dentro de un proceso firme de integración regional, una voz soberana en el sistema internacional.
Bolton, J. (2020). The Room Where it Happened: A White House Memoir, New York: Simon & Schuster
CEPAL. (2021). Panorama social de América Latina 2021. Santiago de Chile: Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Liévano, I. (1969) Bolivarismo y Monroismo. Bogotá, Populibro.
López Pumarejo, A. (2015). Intervención en la Asamblea General de las Naciones Unidas (1947). Bogotá: Biblioteca de la Presidencia de la República.
Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia. (2018). Colombia reconoce oficialmente al Estado de Palestina. Comunicado oficial, 6 de agosto de 2018.
Pardo Rueda, R. (2011). Política exterior colombiana: de la subordinación a la autonomía relativa. Bogotá: Editorial Planeta.
Sanahuja, J. A. (2012). Regionalismo post-liberal y multilateralismo en Sudamérica: El caso de UNASUR. Pensamiento Propio, 36, 83–124.
Stuenkel, O. (2020). Post-Western world: How emerging powers are remaking global order. Cambridge: Polity Press.
Toft, M. y Kushi, S. (2023). Dying by the Sword: The Militarization of US Foreign Policy, New York: Oxford University Press.
Nota
[i] Intervención en el Seminario del Centro de Estudios del PTC. El texto de la grabación de la intervención ha sido editado con ayuda de ChatGPT por la autora.