El falso centro: ¡la demagogia en la política!

Por: Juan Diego de los Rios

Las acciones políticas – en general - tienen un fin, y eso decía de manera tajante Rousseau en su obra “El contrato social”. En el espectro político colombiano hay una falsa tendencia que se autodenomina centro y su gran líder y exponente político es el exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo; sin embargo, hay otras personalidades bastante interesantes que dicen, concuerdan con esa. En este mismo espectro político se identifican Juan Manuel Santos, Humberto de la Calle, los Char, Germán Vargas entre otros. Además, tenemos a personajes públicos gregarios de esta misma denominación como los hermanos Galán. Ambos pertenecieron a partidos políticos que son verdaderas asociaciones para delinquir como lo son Cambio Radical y el partido Liberal.

Del otro lado de la tolda centrista, tenemos al famoso “fico”, el cual llegó como plan B del Uribismo y de manera efectiva gobernó con las mayorías uribistas en el concejo de la ciudad de Medellín en su periodo 2016-2019. Fico hizo parte del partido liberal, partido de la U – Partido fundado por Uribe- siendo concejal y candidato a la Alcaldía de Medellín por ese partido político. Sus vínculos cercanos al uribismo son innegables y, para sorpresa de muchos, en el 2015 se presentó como “independiente” y ganó la alcaldía de la ciudad.

Toda esta estructura demagógica tiene un común denominador, todos han gobernado con el uribismo o pertenecieron a partidos políticos altamente corruptos. Como estrategia viven pregonando el eslogan de “nosotros no polarizamos”, aun sabiendo que quien toma acción política es polarizante por naturaleza.

Los espacios políticos funcionan como escenario de debate, donde las concepciones ideológicas, económicas e ideas de desarrollo de país que se quieren implementar, se chocan, se pelean, se imponen o se negocian. Es falso que se diga “no polarizar” cuando se está en política. ¿Cómo no polarizar en un país donde se roban 50 billones al año, según cifras de la Contraloría? ¿Cómo no polarizar en un país donde asesinan a sus líderes sociales? ¿Cómo no polarizar en un país que ocupa los primeros puestos de desigualdad en el mundo? ¿Cómo no polarizar cuando los políticos los financian los narcoparamilitares? La respuesta es simple; no se es político entonces y no se tiene la virtud – el amor hacia su pueblo- que decía Montesquieu en célebre escrito “El espíritu de las leyes” que era lo fundamental para la democracia.
El denominado “centro” surge como fuerza política y, después de la segunda vuelta presidencial donde sabemos que “ganó” Iván Duque, toma fuerza en cabeza de Sergio Fajardo, quien dice ser la “decencia” en la política. Este personaje lanzó una frase nefasta: “voto en blanco porque ninguno me representa y son los extremos en la política”. Esa pulla era para el Uribismo y Gustavo Petro, pero ¿tenía razón Fajardo?
Uno de sus críticos lo ha catalogado como “narciso Fajardo”. Este apodo lo dice una y otra vez el mejor politólogo que tiene seguramente hoy el país, Gilberto Tobón. Fajardo en su idiosincrasia, y con todo el derecho que le da la constitución, hizo su voto. Ahora bien, ¿qué tipo político es aquel que dice ser la “decencia” en la política, pero se queda callado frente a hechos de corrupción? ¿Qué clase de político es aquel que pone su ego por encima de los acuerdos? ¿Acaso el proyecto de Petro era similar al del uribismo? Las respuestas son contundentes, los políticos que no toman posición son aquellos que en un futuro permitirán la barbarie dentro de una sociedad solamente por “no polarizar”. Lo que esa tendencia ideológica denomina como “extremos“, es una demagogia, ya que no son, siquiera, equiparables el proyecto político de Duque y el de Petro por las siguientes razones:

1. Mientras el proyecto de Petro defendía la vida, el agua y el medio ambiente, el uribismo defendía el extractivismo.
2. Mientras el proyecto de Petro defendía la industria nacional, el desarrollo verdadero del capitalismo en Colombia, el uribismo proponía la defensa de los terratenientes del país, los cuales tienen sin producción agrícola las tierras más fértiles del país.
3. Mientras el proyecto de Petro ponía la educación como eje de desarrollo de la sociedad colombiana y la salud como un derecho, el uribismo proponía mas ley 100.

Máxime en el campo de desarrollo político-social que requiere hoy en día Colombia, Petro apuntaba a desarrollar de manera progresista el capitalismo, tal como lo plantean importantes economistas como Piketty, Stiglitz, entre otros.

Con estas razones podemos demostrar, como lo proponía Toulmin en su “esquema de la argumentación”, estos argumentos son irrefutables, gozan de los respaldos necesarios para poder ejecutar a cabalidad todas las propuestas que Gustavo Petro realizó.

El centro representa un peligro para la sociedad colombiana ya que, históricamente, una vez son gobierno, se alían con las fuerzas más anacrónicas del país. El falso centro es una corriente que desde cualquier campo de las ciencias políticas no tiene arribo; es demagogia pura para las sociedades y es más peligroso para la democracia un político que no se sabe cuál es su posición y cómo actuará en momentos de tensión, a uno cuyas posiciones ha defendido siempre con argumentos. En conclusión, afirmo con rectitud que, la mayoría de las personas que se hacen llamar políticamente como de centro, son demagogos porque la política es un debate constante de ideas; en el centro están los políticos que pertenecieron a cuantos partidos políticos se encargaron de desangrar el erario público y, ahora ante el despertar de la sociedad Colombiana, ven una oportunidad de perpetuarse en el poder presentándose como “alternativa” a las problemas que aquejan a Colombia.

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