PARA USAR BIEN EL TIEMPO EN LA EMERGENCIA
(Una pausa en el agite de la cuarentena).
(Una pausa en el agite de la cuarentena).
Washington, DC - Un nuevo e importante estudio del Centro de Investigación Económica y Política (CEPR) examina las fallas del "Informe Final" de la auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre los resultados de las elecciones de octubre en Bolivia y muestra que los autores de ese informe tergiversaron los datos y las pruebas en un aparente intento de apoyar las anteriores afirmaciones de la OEA sobre manipulación intencional por parte de las antiguas autoridades electorales de Bolivia. El documento del CEPR sigue a un reciente y muy publicitado análisis estadístico de los resultados de las elecciones de Bolivia realizado por Jack Williams y John Curiel, dos investigadores a los que el CEPR había encargado y que trabajan con el Laboratorio de Datos y Ciencias Electorales del MIT.
Por: Consuelo Ahumada
Si hubiera que describir en pocas palabras la proyección internacional de la política de Iván Duque en año y medio de su mandato, habría que destacar dos rasgos. El primero, su disputa permanente, cuando no franco enfrentamiento, con las Naciones Unidas y sus agencias en Colombia, en especial en cuanto a los derechos humanos y la implementación del Acuerdo Final con las antiguas FARC. El segundo, el esmero con el que el Presidente acoge las imposiciones de Trump y le reitera una y otra vez, mediante acciones y palabras, su disposición a convertirse en su aliado principal en una región tan convulsionada como América Latina.
Por: Mauricio Vargas González.
La lucha por la Paz, la soberanía y la democracia en Colombia es pacífica y no-violenta o no lo es. La violencia en Colombia es reaccionaria y sirve a los intereses más oscuros: mafia, narcotráfico, combos, corrupción, politiquería y a la explotación de la naturaleza y de los seres humanos más cruel y descarnada. Este es un país supremamente violento, es si no el más, uno de los más violentos de América Latina o de Sur América. Y vemos como ese flagelo ha impedido precisamente los cambios que en nuestro continente se han denominado como Los Vientos del Sur.
Por: Carlos Eduardo de Jesús Sierra Cuartas
Magister en Educación Superior, Pontificia Universidad Javeriana