Gustavo Petro el candidato de la Constitución de 1991.
Por: Mauricio Vargas González
Gustavo Petro es el candidato de la Constitución de 1991, una carta de derechos, libertades y garantías, escrita a varias manos por las distintas expresiones políticas de este país, emanada directamente de la voluntad ciudadana.
Es el único candidato que recoge la tradición democrática y republicana de toda la historia de Colombia. Reivindica a Rafael Uribe Uribe como un luchador contra el autoritarismo de la Constitución de 1886, a Alfonso López Pumarejo como un constructor del Estado de Bienestar y a Jorge Eliecer Gaitán como batallador de la justicia social.
No parte de modelos foráneos de derecha o de izquierda, se basa en nuestras propias raíces como nación, en nuestras vicisitudes, contradicciones y esperanzas desde que el sabio José Celestino Mutis emprendió la Expedición Botánica junto a los universitarios, donde el estudio de la naturaleza desembocó en una nueva forma de ver el mundo, de nuestra relación con el medio ambiente, de las ciencias naturales cuyo objeto de estudio representa aquel misterio infinito e insondable en el cual el hombre queda absorto y por tanto excitado a descubrir cada uno de sus resquicios, hasta las relaciones entre los mismos hombres, que deben basarse en la plena igualdad de derechos y deberes, sobre los cuales no hay derecho divino, ni jerarquías basadas en la autoridad más que en las leyes.
Sus propuestas no se salen del marco de lo que define los principios de la Constitución de 1991, el cumplimiento del Estado Social de Derecho: prosperidad general, participación ciudadana en las decisiones políticas, la convivencia pacífica, el orden justo basado en las normas, la garantía de los derechos fundamentales como la salud, el trabajo y la educación.
Su apuesta es por la diversidad étnica y cultural de la nación, por la protección del medio ambiente. No al fracking y sí al fortalecimiento y ampliación de los territorios indígenas.
“Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica.”: En esta cita se puede resumir todo el programa de Gustavo Petro.
Por eso Petro busca multiplicar por 4 el presupuesto para la educación superior, de 3 billones de pesos anuales a 12, aumentar 100 mil maestros extras para todo el territorio nacional y adicionar 20 billones para todo el sistema educativo colombiano. Es el único que propone una educación pública, gratuita y universal.
La educación es la base fundamental de la sociedad, la educación es la el portal hacia un mundo nuevo, para lograr la tolerancia, la convivencia, el respeto y el reconocimiento de nuestras gentes: las negritudes, los indígenas, los trabajadores, los campesinos, los intelectuales, los empresarios y los menos favorecidos, los marginados. Es la herramienta clave para auscultar el camino del siglo XXI, encontrar de manera conjunta el progreso como pueblo, que soberanamente implementemos mecanismos necesarios para que cada uno sea escuchado, para que cada uno desarrolle libremente sus capacidades, para que cada uno tome su destino en sus manos y aporte al país lo mejor de su inteligencia, de su saber, de sus talentos.
Hablamos de un Estado laico pero con libertad de cultos, donde la creatividad pueda fluir con plena autonomía, sin ningún tipo de cortapisas y con el apoyo institucional. Petro triplicó durante su Alcaldía de Bogotá, el presupuesto para la cultura. Propone crear nuevos medios de comunicación y fortalecer el cine nacional. Para las mujeres un 50% del gabinete gubernamental y en la administración pública.
En cuanto a la salud, eliminar las EPS, pues se están apropiando de 44 billones de pesos anuales, de 55 billones que representa el presupuesto nacional para este derecho fundamental, convirtiendo la salud en un negocio y generando grandes déficit en hospitales e IPS por cuenta de las deudas que las EPS se niegan a reconocer y asumir. Por este motivo se requiere una salud pública gratuita y de calidad a cargo de la red pública hospitalaria y de la red privada. Este nuevo modelo demostró su efectividad en Bogotá, donde la Alcaldía de la Bogotá Humana logró pasar de un déficit de 240 mil millones a un superávit de 4 mil millones. En la atención a la niñez, en Bogotá durante su administración se beneficiaron 140 mil niños por cuenta de los jardines infantiles y hubo 0 muertos por desnutrición infantil.
Es la propuesta de Petro, un compromiso con el medio ambiente, con las nuevas generaciones, con los derechos fundamentales y principalmente con la Constitución de 1991.
Si tenemos un Estado pluralista, una ciudadanía soberana y unas garantías mínimas de salud, empleo y educación, podríamos tener todas las condiciones para avanzar en la implementación del artículo 28 de la Carta Política: “Toda persona es libre”.