Experiencia en Palestina.
Por: Consuelo Ahumada Beltrán
Ir a Cisjordania, en Palestina, y conocer de primera mano las condiciones de la ocupación de este país por parte de Israel es una experiencia tan interesante como conmovedora. Quienes participamos en un viaje de casi dos semanas, organizado por la Embajada palestina, tuvimos la oportunidad de hablar con representantes de organizaciones sociales, trabajadores, artistas, estudiantes, tenderos, personas del común, así como con algunos funcionarios de la Autoridad palestina.
La ocupación es muy dura y sigue indignando a sus habitantes, a pesar de que hayan pasado ya varias décadas desde cuando se inició. En ciudades como Ramallah, Hebrón y Nablus, los puntos de control establecidos por el gobierno sionista entorpecen todas las actividades de la vida diaria de los palestinos, desde ir a trabajar hasta resolver sus problemas mínimos de supervivencia. El cumplimiento de todas estas actividades depende de difíciles procesos de solicitud de permisos especiales que se conceden a discreción del guardia o del funcionario de turno. Comparativamente con otras regiones, los costos del transporte de pasajeros y de productos diversos son altísimos, así como la pérdida de tiempo, como consecuencia de dichos controles. Lo mismo sucede en Jerusalén Oriental y Belén, aunque allí la enorme afluencia de turistas disimula un poco la represión que ejerce el Estado de Israel desde hace más medio siglo sobre el pueblo palestino.
Sin duda, una experiencia muy interesante fue la visita a la Universidad de Birzeit, cerca de Ramallah, considerada una de las universidades más antiguas y prestigiosas del mundo árabe. Tiene cerca de 15,000 estudiantes, de los cuales el 58% son mujeres, tanto de Cisjordania como de Gaza, y la mayoría de ellos son becados. Buena parte de sus 440 profesores, tienen título de doctorado. La universidad ofrece 110 programas académicos en una variedad de campos, desde las ciencias naturales hasta las humanidades y las ciencias sociales. Pero aparte de contar con una comunidad académica muy dinámica y estricta, de acuerdo con estándares internacionales, su compromiso con la lucha contra la ocupación y a favor de la resistencia palestina es a fondo. Y en ello radica su mayor orgullo. De hecho, decenas de estudiantes de esta universidad han sido víctimas de la represión de Israel.
Ramallah es una ciudad llena de vida y de actividad comercial y cultural, en donde los símbolos de la resistencia aparecen casi que en cada tienda o café. Existen en sus barrios varios campos de refugiados palestinos, que habitan en condiciones muy difíciles desde hace décadas. Al mismo tiempo, hacia las afueras están los asentamientos de judíos, impulsados cada vez con mayor fuerza por Benjamín Netanyahu, como puntos coloniales enclavados en el corazón del territorio palestino. Estos usurpadores tienen todo tipo de subsidios por parte de Israel, que controla el suministro de servicios básicos como el agua y la electricidad. Mientras tanto, los palestinos tienen que aguantar cortes permanentes en estos servicios y pagar hasta tres veces más por su consumo.
Otros dos puntos importantes que visitamos en Ramallah son: primero, el Museo de Arafat, con toda la documentación escrita y gráfica sobre la historia del líder y de la OLP. El segundo es la sede de la organización Addameer de apoyo a los prisioneros y a los derechos humanos, comprometida con la defensa de los numerosísimos prisioneros políticos palestinos que se encuentran en las cárceles de Israel. Entre ellos, se calcula que hay más de 500 niños de entre 12 y 18 años. Recordemos el caso reciente de a joven de Ramallah Ahed Tamimi, de 16 años, quien pagó 8 meses de cárcel por abofetear a un soldado israelí que la ofendió.. De hecho Tanto los niños como los adultos son sometidos a procesos administrativos arbitrarios, en los que se les niegan todas las garantías legales y se les prorroga indefinidamente su detención cada seis meses. La anterior directora de este centro se encuentra detenida en una cárcel de Israel, debido a su actividad de defensora de los derechos de los palestinos.
La causa palestina está más viva que nunca y l@s jóvenes se encargarán de continuar la pelea.