El cambio climático: inminente amenaza para la humanidad.
Por: Karen Julieth Castro F.
Desde hace algunos años, hay un consenso en el mundo sobre el hecho de que el cambio climático es una realidad y es la mayor amenaza que enfrenta el planeta. Este es causado por el hombre, quien produce y emite gases de efecto invernadero CO2 a la atmósfera, a través del uso de combustibles fósiles, como el petróleo y energía eléctrica, provocando el aumento de la temperatura y distorsión en el sistema climático global, siendo este fenómeno uno de los principales retos que debe enfrentar la humanidad.
De acuerdo con el Instituto de hidrología, meteorología y estudios ambientales, IDEAM, se prevé que el mundo puede llegar a tener dos o tres grados más de temperatura para el 2100, con la posibilidad de que aumente si las metas sobre cambio climático presentadas hasta el momento a la ONU por los gobiernos no cresen, pues las emisiones están por encima de las necesarias para evitar que el calentamiento supere los 2°C.
Pero, ¿por qué cada grado más de temperatura importa? La razón se debe a que las crisis climáticas afecta la productividad agrícola, la seguridad alimentaria, incrementa el nivel del mar, causa daños en los páramos y en los ecosistemas de alta montaña, donde se produce la mayor cantidad de agua. Por estas razones y muchas más, no se puede hablar de que sea una cuestión normal y de que se pueda solucionar con quitarse un saco o tomarse un refresco.
Por eso, el gobierno colombiano ha anunciado el compromiso de disminuir la emisión de gases en un 20%, porcentaje que será ratificado ante la Convención del Marco de las Naciones Unidad sobre el Cambio Climático en Paris, en el mes de diciembre. Sin embargo, cabe pensar que no es suficiente para afrontar los cambios de clima. Se prevé que el país será una de las zonas más afectadas y la prueba de esto es la difícil situación en varios municipios, a causa de los incendios, provocados por la sequía que produce la distorsión climática. Así como es imposible olvidar las imágenes del desastre ambiental en Casanare en el 2014.
Entonces, el país necesita preparase para adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático, que dependerá principalmente de las decisiones políticas de los gobiernos, pues, en sus manos estará que se lleven a cabo los planes para hacer frente a este fenómeno.
En Colombia este es un tema del que poco se habla, y son muy pocas las iniciativas gubernamentales, a pesar de que es un país vulnerable, porque la mayor parte de la población se encuentra en las partes altas de las cordilleras, donde, en el futuro habrá escases hídrica e inestabilidad de los suelos, y en las costas, donde el aumento del nivel del mar y las inundaciones pueden afectar los asentamientos humanos y actividades económicas clave, según el IDEAM.
Una excepción es Bogotá, donde de las cosas que podemos destacar del plan de gobierno del alcalde Gustavo Petro es haber incluido entre sus ejes de trabajo la adaptación de la ciudad al cambio climático. Entre sus logros está haber puesto en circulación 200 buses híbridos en la carrera séptima, 50 taxis eléctricos, fortalecer el reciclaje e incentivar el uso de la bicicleta.
Ahora bien, es el momento oportuno para escoger el futuro de nuestro país. A pocos días de las elecciones locales y municipales, deberíamos exigirles a los candidatos tener entre sus agendas planes en defensa de nuestros recursos naturales. Por ejemplo, iniciativas orientadas a la disminución de la deforestación, generación de sistemas agroforestales de alta captura de carbono.
Igualmente, es necesario un cambio en la forma de producir y usar la energía. La sustitución de fuentes de energía sucias (carbón, gas, nuclear y petróleo) por otras limpias (solar y eólica). Al igual, que ampliar los espacios académicos para generar procesos de difusión, educación y concientización de la población.
Es el momento de comprometernos con planeta, el cambio climático nos obliga a cambiar nuestra manera de concebir el crecimiento económico, ya que no se puede destruir los recursos como las fuentes de agua, a costa de la economía. Por tanto, los municipios y los departamentos, con el manejo adecuado de sus recursos, deberán incluir iniciativas que reduzcan los riesgos frente a los cambios climáticos y que promuevan nuevos estilos de vida amenos con el entorno.