Covid-19, auge de la extrema derecha y la amenaza de guerra.

Por: Miguel Ángel Urrego*

El mundo en la última década había sido testigo de un resurgimiento de las extremas derechas. Este fenómeno político se explica por una gran variedad de hechos entre los cuales se destaca la crisis económica, los efectos de la globalización neoliberal, el auge de movimientos religiosos fundamentalistas, conflictos armados que se extienden en el tiempo y generan grandes migraciones en busca de refugio y el debilitamiento de los movimientos antisistémicos. Expliquemos brevemente alguno de estos hechos.

En Europa la crisis económica en países como Grecia y Portugal coincidió con grandes desplazamientos de refugiados especialmente por parte de sirios cuyo país se encuentra en guerra desde hace por lo menos diez años. Los desplazados por el conflicto recorrieron varios países de Europa oriental y lograron llegar a Alemania, pero muchos encontraron una férrea oposición a su desplazamiento y algunas naciones cerraron las fronteras e impidieron el paso. Los países que recibieron esta población vivían sus propias limitaciones y presiones por los empleos y los recursos de las políticas asistenciales, por ello observamos reacciones xenofóbicas y el crecimiento de fuerzas políticas que demandan la eliminación de beneficios para los recién llegados, tal como ocurre en Alemania.

En Estados Unidos la crisis económica generada por la globalización neoliberal se manifestó en una caída de los empleos en los denominados cinturones industriales, la pérdida del Estado de bienestar y el auge de los fundamentalismos religiosos y políticos, especialmente del sector ligado a la venta y producción de armas, que alentaron los discursos racistas, xenofóbicos y guerreristas. El ascenso de Donald Trump expresa esta tendencia que, por supuesto, se exacerba con los rasgos personales del presidente estadounidense, es decir con su prepotencia, ignorancia, narcisismo y belicosidad.

El ascenso de Trump se manifestó en nuestra región en un estímulo a proyectos con los que se podía identificar y que encontraron en la crisis económica, los fundamentalismos religiosos, la existencia de fuerzas políticas abiertamente fascistas (Bolsonaro y el Centro Democrático) y el fracaso de los proyectos populistas extractivistas que dominaron América Latina desde los noventa del siglo pasado (Maduro, Correa, Evo Morales, etc.) la razón de su éxito electoral. Ello explica el ascenso de personajes tan oscuros como Bolsonaro, el golpe militar contra Evo en Bolivia y el triunfo electoral de Álvaro Uribe a través de Iván Duque.
Estos gobiernos de extrema derecha se encontraron con la pandemia del Covid-19 luego de jornadas históricas de protesta del 2019 en América Latina y Europa (Francia), las que se dirigieron contra los efectos negativos del modelo neoliberal y contra gobiernos que han venido actuando de manera errática, dando tumbos, pues no contaban con la infraestructura necesaria (eliminada por la privatización de la salud), negaron el peligro de la pandemia (Trump, Bolsonaro, López Obrador, Ortega), e hicieron grandes concesiones al sector financiero y empresarial (Duque).

Lo particular es que estos gobiernos latinoamericanos se alinearon fuertemente con Estados Unidos y con el gobierno de Trump, siguiendo no solamente su política sino la improvisación ante el covid-19 y su deseo de mantener funcionando las economías. Esto se evidenció en el hecho de que México apuesta la supervivencia de su economía al TLC, Duque secunda el aventurerismo militar contra Venezuela y acepta emplear los métodos alternativos para tratar la pandemia (hidroxycloroquina), aun cuando en Estados Unidos está descartado, entrega los recursos públicos al sector financiero y privilegia el retorno al trabajo.

Ahora que el planeta se aproxima a ver otra cara de los efectos negativos del neoliberalismo ampliados por el covid-19, la pregunta es qué va a suceder ante los previsibles movimientos de masas hambrientas que seguramente se levantaran en gran parte del planeta y qué reformas introducirá el capitalismo para renovarse. Evidentemente lo obvio sería un cambio del modelo económico, la supremacía de los temas ambientales y la solución de los problemas de hambruna. No obstante esto seguramente no sucederá por varias razones.

En primer lugar, la guerra ha sido, como lo señala Rosa Luxemburgo, algo típico de la etapa imperialista del capitalismo. Con ella resuelve los problemas de la sobreproducción, la improductividad de los capitales, el control de las materias primas y el reparto de mercados. Adicionalmente es el medio predilecto para resolver estados de crisis económica o para desviar la atención pública de situaciones complejas para las fuerzas gobernantes. En estos momentos existe una ofensiva de los sectores guerreristas y fundamentalistas de Estados Unidos para fortalecer las inversiones en la industria militar. A ello contribuye la desesperada situación de Trump ante los erráticos manejos de la pandemia. Por este motivo la venta de armas se consideró un sector prioritario y mantuvo sus puertas abiertas durante la cuarentena; las movilizaciones de quienes piden el fin de la restricciones son financiadas por grupos racistas y fascistas que frecuentemente desfilan armados, Y, finalmente, Trump requiere desviar la atención sobre su ineptitud y ha buscado un conflicto internacional en el que pueda salir triunfador rápidamente. Lo intentó cercando a Maduro y brindando una recompensa por su entrega; acosa militarmente a Irán; pelea con la Organización Mundial de la Salud; busca golpear a China acusándola de ser responsable de la pandemia; y acaba de colocar ojivas nucleares de baja potencia en misiles balísticos con el pretexto de que tal acción “reduce el riesgo de guerra nuclear al reforzar la disuasión y la seguridad”. Por tal motivo creemos que la guerra se ha convertido en una clara opción para los sectores militaristas y fascistas de Estados Unidos. Ello les permitiría fortalecer a Trump y a los republicanos de miras a las elecciones, reactivar la maltrecha economía estadounidense e intentar frenar de alguna manera la ventaja que les ha tomado China y Rusia.

Lamentablemente en América Latina las izquierdas y el movimiento social atraviesan por una serie de dificultades que debilitan su posibilidad de enfrentar estos proyectos de extrema derecha y las medidas de ajuste económico. El miedo de la población a los efectos de la pandemia ha exacerbado las prevenciones sociales, se demanda mano dura para enfrentar los reclamos de los hambrientos, hay expresiones de xenofobia y las opciones militaristas de derecha ganan audiencia (lo cual se manifiesta en el aumento del apoyo a Duque y las propuestas para limitar el tamaño del poder Legislativo y el Judicial). Sin embargo, las dificultades de la población aumentan dramáticamente y la hambruna amenaza a los más vulnerables, es decir la gran mayoría. Pero las izquierdas están muy debilitadas, pues carecen de fuerza y de la experiencia organizativa y teórica para enfrentar una coyuntura histórica como la que vivimos. En efecto, los debates de ecosocialistas y una gran variedad de marxistas verdes hasta ahora comienzan a ganar respaldo; el acceso y uso de las redes sociales es aún muy marginal; la experiencia desastrosa de los gobiernos extractivitas (Chávez, Maduro, Correa, Morales, Lula, etc.) y la pretensión de que un personaje surgido del centro político resuelva los problemas de las naciones han sido catastróficas y limitan la iniciativa política.

El panorama político y económico no es nada alentador. La experiencia histórica de la humanidad en periodo de pandemias y la historia de los dos últimos siglos nos dice que el capitalismo intentará reinventarse nuevamente con la opción de la guerra, socializando las pérdidas e inclinándose por las soluciones de fuerza, tarea en la que la población, por temor, los puede acompañar. Si la izquierda aspira a convertirse en opción para el futuro necesita urgentemente reconstituirse totalmente para no quedar como parte de las estadísticas de los fallecidos por el embate del covid-19.

* Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

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