Las elecciones del 27 de mayo: ¿Un 9 de abril, un 19 de abril o un 5 de marzo?
Por: Edmundo Zárate.
En menos de dos meses se llevará a cabo la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia, en medio de un escenario que, sin exageraciones, pocas veces se ha visto en nuestra historia republicana.
Lo que diferencia el momento es la conjunción de hechos que rara vez se conjugan: De una parte, las elecciones de este 27 de mayo ocurren en las postrimerías de una de las etapas de violencia más feroces hasta hoy vividas, situación apenas comparable a la de 1885, o luego de la Guerra de los Mil Días (1899-1902) o el primer gobierno del Frente Nacional en 1958.
Otro hecho singular en las actuales elecciones es la fuerte y evidente división entre los sectores de la derecha como no se había visto, quizá, desde 1929, año este en el que el partido Conservador presentó dos candidatos y el Liberal uno. Los liberales llevaban casi 50 años sin poner presidente en Colombia y lo lograron en 1930 con la división conservadora, por un estrecho margen sumando las votaciones totales de cada partido.
Un tercer acontecimientos atípico hoy es el ascenso de una figura antiestablecimiento de fuerte arraigo y raigambre popular, la de Gustavo Petro, como no ocurría desde los años de Jorge Eliecer Gaitán.
Este propicio escenario para la materialización electoral de algunas de las expectativas largamente acariciadas por las clases y sectores oprimidos y empobrecidos, puede desembocar en unas cuantas opciones.
Una, la terrible posibilidad de que Petro corra con la suerte de Gaitán, como se ha advertido por analistas y columnistas de todas las tendencias políticas. El último avance de esa siniestra sombra es la amenaza al caricaturista Matador por alguien que ya ni siquiera se preocupó por ocultar su nombre como sí lo tuvieron que hacer quienes estuvieron tras el asesinato de Jaime Garzón.
Un magnicidio contra Petro produciría un bogotazo, con réplicas a lo largo y ancho del país, como no se alcanzó a ver en el asesinato del 9 de abril de 1948.
Otro posible desenlace de la feroz pugna electoral que se está viendo es que los poderes establecidos opten por repetir la historia del 19 de abril de 1970. Como es sabido, en la noche de ese nefasto día el abuelo de Vargas Lleras orquestó el robo de las elecciones a Rojas Pinilla, exmilitar del establecimiento que, en retrospectiva, no implicaba ni el más mínimo problema para los detentadores del poder y el capital en ese entonces. La ira popular que ocasionó el “chocorazo” solo logró controlarla el mismo Rojas cuando aceptó el fraude y llamó a sus huestes a apaciguarse. La historia todavía nos debe la explicación de lo que ocurrió tras bambalinas.
Que los acontecimientos pueden rodar por ahí otra vez lo ponen de presente la larga historia de chocorazos en Colombia –donde un mes después de ocurridas las de Senado– del 2018 aún no se sabe a ciencia cierta la composición pues, se dice en los mentideros políticos, aún se sigue votando. A eso súmesele el manejo amañado de las encuestas para crear la idea entre los votantes de que un donnadie como Duque de la noche a la mañana es capaz de multiplicar por cuatro o seis las intenciones de votantes a su favor.
Los mandamases de Colombia que se saludan en los clubes y se reparten coimas como la de Odebrecht han de estar haciendo cálculos por cuál escenario se decantan, otro 9 de abril u otro 19 de abril. En ambos casos, ellos lo saben, deberán enfrentarse a la ira popular que sin mayor convocatoria ni concertación se desatará en cualquiera de estos desenlaces.
Pero en los cálculos de los encumbrados está la ocurrencia de otro 5 de marzo, caso en el cual no tendrán que hacer ningún gasto y se volverán a presentar como demócratas.
El 5 de marzo de 1933 Adolf Hitler logró un primer triunfo en las elecciones para el parlamento alemán como consecuencia de la falta de acuerdo entre el partido socialdemócrata y el partido comunista. Esta una síntesis de lo que pasó:
“La socialdemocracia alemana (…) dirigía la poderosa Federación Sindical General que contaba con alrededor de 5 millones de miembros para el año 1930, se muestra totalmente impotente ante el fascismo por su adaptación al régimen burgués. Confía más en el parlamento, en el Estado y su policía que en las fuerzas sociales vivas que contiene. El Partido Comunista (…) planteaba que la socialdemocracia y el fascismo, eran lo mismo, los dos defendían los intereses de los empresarios alemanes por ende, siguiendo la política ultraizquierdista de la Internacional Comunista de la época, se negó a llamar y conformar un Frente Único con la socialdemocracia contra el fascismo. Por otro lado, devaluaban la fortaleza del nazismo” .
Con pocas variaciones, casi todos los historiadores coinciden con este argumento para explicar la toma del poder por Hitler. La frase subrayada atrás no está lejos de las afirmaciones que hacen hoy por hoy en Colombia quienes prestan oídos sordos a la necesidad de un acuerdo para evitar el triunfo de la derecha, y hasta llaman a votar en blanco.
Pero no hubiéramos necesitado ir hasta Alemania para vislumbrar este posible desenlace de las elecciones del próximo 27 de mayo. En efecto, en 1946, con argumentos similares a los de la socialdemocracia alemana y a los del Moir hoy, el Partido Comunista en Colombia llamó a votar ese año, no por el líder popular Jorge Eliecer Gaitán sino por el candidato del oficialismo liberal Gabriel Turbay.
El descache del Partido Comunista permitió el entronizamiento de la derecha con Mariano Ospina (propuesto por el titiritero Laureano Gómez, temeroso de que su nombre espantara a los votantes), el agravamiento de la violencia y, a la postre, el asesinato de Gaitán. El balance de esta pifiada hizo parte del surgimiento de la auténtica nueva izquierda en la década de 1960, en particular la liderada por Francisco Mosquera, para corregir, entre otros, este inexcusable error de táctica.
¿Quiénes aprenden de las dinámicas históricas? Quedan pocas semanas para mostrarlo y actuar en consecuencia. Por el momento los ideólogos de la derecha llevan las de ganar, pues han logrado enrumbar al electorado por un nuevo 5 de marzo, a la alemana, o un 1946, a la colombiana.
--
1) Lautaro Pastorini, disponible en https://www.laizquierdadiario.com/Cuando-el-nazismo-gano-las-elecciones…. Negrilla agregada.