Goodbye Correa - Prohibido Olvidar
Por: Andrea Esguerra Cortés.
Ecuador se alista para las elecciones presidenciales que tendrán lugar el próximo 19 de febrero de 2017.
Rafael Correa, integrante del grupo de presidentes de la “nueva izquierda latinoamericana” (junto con Hugo Chávez, Daniel Ortega, Evo Morales, José Mujica), acaba su mandato de 10 años con un balance donde se destaca la renegociación de la deuda externa y la realización de una auditoría pública integral de la misma, la eliminación de la tercerización laboral, la disminución de la pobreza de 37,6% al 27,6%, entre 2007 y 2013 y de la pobreza extrema del 16,9% al 8,6% en el mismo periodo, el fortalecimiento del aparato estatal con instituciones eficientes generadoras de utilidades, el desarrollo de infraestructura vial moderna y el establecimiento de relaciones internacionales de conveniencia para Ecuador.
En resumen, Correa entrega un país mucho mejor posicionado ante los ojos del mundo que el de hace una década.
Adorado por la mayoría del pueblo ecuatoriano y con una alta favorabilidad en la juventud, y, así mismo, odiado por los medios de comunicación tradicionales, Correa deja para las criticas de sus detractores un país encarecido por el alza del precio del dólar y la crisis del petróleo y un hueco fiscal con créditos mal negociados según sus opositores.
Antes de retirarse y para cerrar con broche de oro, Rafael Correa pretende dejar dos proyectos de ley casi montados: uno referente a una consulta popular sobre si los funcionarios públicos ecuatorianos deben o no tener cuentas en paraísos fiscales y una ley de plusvalía sobre el valor de la tierra, para evitar la especulación financiera sobre esta.
Respecto a quién será el nuevo presidente, cuesta hacer una apuesta certera por alguno de los dos candidatos que puntean los sondeos en estos momentos. El oficialismo asegura que el candidato presidencial de Alianza País -partido de Correa-, Lenín Moreno, triunfará sobre el candidato del partido Izquierda Democrática, Paco Moncayo, exmilitar y exalcalde de Quito. Moncayo recientemente recibió el apoyo y la adhesión de Jimmy Jairala, prefecto de Guayas y líder del Centro Democrático, primera fuerza electoral en la costa del país.
El interrogante que surge ahora es respecto al futuro político del nuevo presidente que gobernará al país, ya que ninguno de los candidatos, ni Lenin Moreno ni Paco Moncayo, poseen la fuerza y carisma característicos de los presidentes de la “nueva izquierda Latinoamericana”, marcados en cierta medida por un tinte populista y algo tocados por lo que denominaría Gramsci como el “Hiperliderazgo o Cesarismo Progresista” . Una buena estrategia podría darse si Correa asume el rol que ocupó Nelson Mandela con su sucesor Thabo Mbeki, en caso de una eventual victoria de Lenín Moreno.
La dificultad de la izquierda latinoamericana es la carencia de cuadros políticos que garanticen la continuidad de sus proyectos de gobierno.
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1) Cesarismo progresista o Hiperliderazgo es un concepto utilizado por diversos autores para definir un sistema de gobierno centrado en la autoridad suprema de un jefe (militar), y en la fe en su capacidad personal, a la que atribuyen rasgos heroicos.