Bogotá capital de la paz.
Lo que está en juego
Por: Carlos Francisco Saavedra. Administrador Público, estudiante en la Especialización en Gobierno – U. Externado.
Las líneas escritas en este apartado se realizan a la luz de las próximas elecciones para la Alcaldía Mayor de Bogotá que se desarrollaran en un ambiente democrático profundamente diverso y complejo el próximo 25 de Octubre. Se pretende generar una primera reflexión sobre el contexto político en el cual se desarrollará la dinámica electoral en los próximos meses en la capital de la República.
Son quizás estas elecciones las más llamativas de la última década. El panorama se vislumbra en un ambiente tenso, no fácil de analizar, y en donde las apuestas pueden cambiar en cualquier momento. La única certeza es que en Bogotá está en juego gran parte del futuro posconflicto que pueda sobrevenir con la firma de acuerdos entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Farc en Cuba. Esa realidad hace mucho más complejo el contexto político de la ciudad.
Es evidente que el proceso de paz de La Habana está llegando a un punto de no retorno en cada uno de los acuerdos ya establecidos entre los negociadores del Gobierno Nacional y de las Farc. El país está esperando ansioso la culminación exitosa de unos diálogos fundamentales para los procesos democráticos y de justicia social, de la lucha política civilista y de posicionamiento de ideas que giran alrededor de la paz.
Bogotá será un epicentro clave en el ejercicio de construcción de paz que va mas allá de la firma de acuerdos entre las dos partes pues se trata, ni más ni menos, de construir unas bases sociales, institucionales, políticas y económicas que permitan superar algunos de los muchos factores que casi 60 años de conflicto han afectado al país y de manera directa a Bogotá, principal ciudad receptora de población desplazada de Colombia.
Así mismo, en una posible refrendación de los acuerdos de paz, Bogotá, como en las elecciones Presidenciales de 2014, será el espacio decisivo del triunfo o no, de la validación de los diálogos y acuerdos de La Habana. La población capitalina afín a las posturas democráticas y de justicia social reeligió al presidente Juan Manuel Santos. Esa misma población tiene en sus manos esta importante decisión.
Por otra parte, desde el punto de vista de las acciones en torno al posconflicto, que trata sobre la definición de una agenda de políticas públicas con fundamento en la promoción y protección de los derechos humanos como requisito sine qua non para construir una paz estable y duradera, Bogotá, con el nuevo gobierno distrital que se elegirá el próximo 25 de Octubre, deberá fundamentar en gran medida su Plan de Desarrollo, agendar programas y proyectos que aseguren los derechos sociales y políticos de los ciudadanos y potencien la participación ciudadana y el fortalecimiento de la capacidad institucional del Distrito. Cabe preguntar entonces, ¿todos los actuales precandidatos y candidatos a la Alcaldía Mayor tienen como prioridad gobernar para la paz?
Esta pregunta debe ser respondida por todos los sujetos políticos y sociales de la ciudad. El ciudadano del común podría, a partir de la resolución de esta pregunta, dar su apoyo o no a determinadas propuestas y tesis de gobierno de ciudad.
No cabe duda entonces que Bogotá y las próximas elecciones territoriales marcaran el derrotero y la agenda de paz que en estos momentos está en construcción pero que en los próximos cuatro años deberá ser desarrollada, y los entes territoriales (distritos, municipios, departamentos) son determinantes en el aseguramiento de la programación y la ejecución de dicha agenda. Bogotá, como capital de la República, atraviesa por un momento de suspenso sobre su futuro en los próximos años, y la misma polarización de las elecciones presidenciales del año pasado se volverá a presentar en la ciudad. Será una determinación entre la paz y la justicia social, o la guerra y la inequidad.
El futuro político de la ciudad no puede ponerse en riesgo. Es fundamental realizar una profunda reflexión y evaluación sobre un gobierno de paz con gran capacidad institucional, y de esa manera, establecer hipótesis que apunten hacia el mantenimiento de proyectos políticos de avanzada en la capital y que permitan continuar, de manera clara, con las tesis de justicia social y de democracia en el seno de la sociedad capitalina en pro de la paz que se encuentra en construcción en nuestro país. Bogotá es la capital de la paz.