Ad Memoriam. Flaco Hoyos ¡Gloria eterna!

James Llanos
James Llanos
Artista plástico
Tu postura humana y solidaria te despojaba de lo más preciado con facilidad, con sencillez y tranquilidad. Le apostabas al progreso del arte y la cultura de la ciudad, de la educación para los niños y la gente del común. Tenías la magia del escudero para lo intangible, el patrimonio, la inteligencia, lo basto con valor y, lo revolucionario te emocionaba. A los indígenas los inmortalizaste, al afro lo acogiste, amabas las mujeres emprendedoras, al campesino lo respetabas y lo apoyabas…

El pasado 14 de febrero se cumplieron 4 años de tu partida Flaco, el día de San Valentín, no podría ser otro.

Enseñaste a las generaciones de artistas emergentes y otras consolidadas, que el arte no era el academicismo de las academias, sino por el contrario, que éste, era del mundo de las ideas, del atrevimiento, lo no convencional. Siempre me decías, nos decías -INVENTA-, una palabra potente y diáfana, de una proyección inconmensurable, que siempre retumba y vive en mi mente.

En mi memoria transita siempre tu valioso método de pintar y dibujar, lo hacías en las mañanas alumbradas con la estrella incandescente sobre el oriente, te acompañabas con una veladora, porque la llama movía el espíritu. Jugabas con el acrílico, aplicado de manera magistral, una carga conceptual desgarrada neo-expresionista, impresa sobre la piel del lienzo, para hablar igualmente fuerte; esos rayones y ricas máculas cromáticas describían la tragedia humana, el humor, el sarcasmo de la realidad mundial. Tu recurrente tono político, novelístico y poético nunca faltó.

Tu vida rodeada del trópico, de la naturaleza vegetal y animal, nadando por fuera del acuario paralelamente, todo se unía al aroma de tu buena gastronomía, un buen café, un buen vino. Sentado en la mesa con tus manos manchadas de color marrón, azules y claros amarillos, servías esas viandas que disfrutábamos a manteles…risas, reflexiones que se mezclaban al instante, como el postre. Tus platos parecidos a tus pinturas, dónde se condensaban complejos y sencillos conceptos a simple ojo visor de lo bien hecho.

James y el flaco

Te recordamos hoy y siempre por hacer parte de una generación que regalaron a esta Perla del Otún, los proyectos más representativos del arte y la cultura en el siglo XX, tu voz disruptiva y generadora de ideas brillantes, que hoy todavía viven y, otras que han migrados a otros nombres y otras formas. Todo lo anterior lo vivo con alegría y mínima nostalgia.

Aún me río del día que te comenté que queríamos replicar Talleres La Cuadra, en la Calle 27 con Carrera 3 bis, donde vivía, en un recodo de esta Perla, tocado por el mundo popular y obrero, un espacio de tropiezos sociales, encuentros solidarios y comunales.

Cuando te compartí la idea, en una acción-reacción, se desgranó una conversación de días.

−me preguntaste ¿qué espera James?, hágale, yo hablo con la gente de La Cuadra.

−respondí, que bueno sería.

−días después, me contactaste un poco molesto, porque la organización (artistas que vivían en el área, donde se realizaba esta actividad cultural) se opusieron.

−¿porqué?, pregunté yo.

−luego, posteriormente, te invitamos a una comida, algunos integrantes del grupo cultural, que estábamos interesados en replicar ésta importante actividad.

−me dijiste, yo te aviso cuando.

−luego aceptaste la invitación.

El flaco y familia

Fue en el conjunto cerrado La Lorena II, fuiste con Adriana López, una gran artista de Armenia, aprovechaste ese momento, para utilizar la palabra -INVENTA-, nos dijiste, vamos a realizar esta actividad, así se llame distinto, para no herir susceptibilidades, pero no fue así, finalmente se denominó ¡La Cuadra del Centro!, fue una gran noticia para nosotros, para la comunidad por su carácter sociocultural y artístico, un acto ontológico, por su posición inteligible sobre el individuo o el entorno de los sucesos, que se piensan comprensibles y por tanto explicables en las culturas mutuas; este era el motivo por el cual creíamos que era posible y pertinente. Lo logramos. Hicimos 34 versiones, exitosamente representativas para el barrio y la ciudad en general, como también para todos los cómplices de esta bella obra social, finalmente, en la inauguración estuvo la plana mayor de ¡Talleres La Cuadra!, la pasamos super. Y desde ese momento, nunca faltaste a este encuentro cultural. ¡Gracias!

Una anécdota. En medio de la acción cultural de festejos y aplausos, llegó la policía, te preguntaron por el responsable de la actividad quijotesca, pero alegre de sentimientos antitéticos. Con risas me señalaste. Me iban a llevar para el comando, porque no teníamos permiso para cerrar el espacio público. Fueron risas por todas partes. Así eras tú, impredecible. Finalmente se desarrolló, y nació la segunda actividad cultural, La Cuadra de la ciudad.

Así surgían muchas cosas que esbozabas y te comprometías a realizar, de esa manera y no de otra, tus formas de investigar sin lápiz, ni papel, solo la palabra, la inventiva, la idea. Como si ya existiera, una forma de hacer, desde el caos, si así lo pudiera decir, no importa. Bueno, esa es una forma de pensar desde el arte, con el sentimiento, las emociones, el deseo, desde lo espontáneo y muchas cosas, desde lo onírico. La mayoría de proyectos importantes en esta ciudad y el país sin pretensiones, suelen desarrollarse exitosamente, con estos métodos. Así son los frutos de esta tierra. Hoy, por el contrario, hay mucho exceso de papel, hojas escritas como remedos. Creería que estamos sobre diagnosticados en el quehacer.

Por lo anterior y mucho más, te recuerdo: por tu ser valiente, explosivo, creativo, propositivo; hablabas como un rayo salido con fuerza de lo más alto, en ráfagas de palabras que dibujaban mundos psicodélicos, abstractos, coloridos, imposibles y alucinados, que al final del día mucho resultaba real. Tu postura humana y solidaria te despojaba de lo más preciado con facilidad, con sencillez y tranquilidad. Le apostabas al progreso del arte y la cultura de la ciudad, de la educación para los niños y la gente del común. Tenías la magia del escudero para lo intangible, el patrimonio, la inteligencia, lo basto con valor y, lo revolucionario te emocionaba. A los indígenas los inmortalizaste, al afro lo acogiste, amabas las mujeres emprendedoras, al campesino lo respetabas y lo apoyabas, en general, el entorno lo hacías tuyo a través del arte, lo reposabas con calidez latinoamericano, en tus obras y tu vida, que te hizo singular.

Sin ser apocalíptico, ni mucho menos adorador de mesías y en contra de los caudillos a ultranza, haces falta para muchas cosas, otras cosas. Dicen que nadie es imprescindible, pero hay hombres como dice Brecht, que son imprescindibles. Tú haces parte de esa honrosa lista ¡Extrañamos tu probidad! Eras fundamental en el desarrollo del mundo social de la ciudad que hoy tiene crisis. Pero aquí quedaron personas que aprendimos de tus métodos, y en tu honor, seguimos haciendo.

Desde el mismo instante que te conocí, supe de tu visión adelantada a la época, creando una ciudad cultural, cívica y artística, de mirada cosmopolita para nutrirla de pasión, trazando una hoja de ruta, para caminar esferas humanas, sociales, culturales y así, disfrutar con ideas divinas.

¡Flaquito! que en paz descanses, al lado de tu hijo Valeriano.

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