“Curar la vida”, solía decir el gestor y director de la única experiencia de “Puertas abiertas para la locura” realizada en una institución psiquiátrica colombiana, Dr. Héctor Alfredo Cruz Cruz

Por: Arturo Neira Gómez (**)
Médico y Psiquiatra egresado de la Universidad Nacional de Colombia y Psicoterapeuta.
Antes de tenerlo con nosotros en Tunja, trabajó alrededor de ocho años en la Clínica de la Policía Nacional, en el Asilo de Mujeres de Bogotá y en el Hospital Psiquiátrico Julio Manrique de Sibaté.
Como ser humano excepcional, dotado de una amplia cultura y médico especialista, tuvo las condiciones para aprovechar lo percibido en las instituciones donde había laborado (antes de trasladarse a Tunja), para cavilar e ir configurando la idea de un proyecto médico y social que diera trato amable a los pacientes y sus familias. Y la oportunidad se le presentó en 1973 al ser nombrado Director del Hospital Psiquiátrico de Boyacá, cargo que ejerció hasta 1984.
Desde su arribo a la capital del otrora territorio de las mantas para asumir la dirección de esta institución, colocó su empeño en organizar, fundar y dirigir la única experiencia de Puertas Abiertas realizada en Colombia en un hospital psiquiátrico. Fue así como transformó la institución en un lugar de confrontación y cuestionamiento de las posibles causas de las mal llamadas “enfermedades mentales” y del papel del poder médico, la psiquiatría, la psicología, la enfermería y otras disciplinas relacionadas con los tratamientos. Suprimió los electrochoques, las camisas de fuerza, los candados y el encierro; limitó la reclusión y la medicación para casos indispensables, con el uso de procedimientos y psicofármacos menos agresivos; y luchó con su equipo contra la segregación de los pacientes. Redujo costos y gastos innecesarios del Hospital, destinándolos a mejorar la dieta alimenticia (comprobó casos donde la enfermedad era causada por la desnutrición). Abrió amplios debates en instituciones, ciudades y campos sobre el tema de la salud, donde dio la palabra a los pacientes. Convocó a la ciudadanía en defensa del proyecto de Puertas Abiertas contra quienes lo acusaron de comunista, por estar convencido que la sociedad era la principal causante de la locura y por tanto no le era lícito ocultarla sino reconocerla, comprenderla y contribuir a su prevención y curación.