¿Por qué el diálogo social no funciona en Colombia?
Por: Edwin Palma Egea
Generalizar siempre es equivocarse, por eso empiezo hablando de una excepción. Esta semana, en el marco de un evento internacional sobre dialogo social en la agroindustria y la minería, organizado por la Confederación Holandesa de Sindicatos FNV, escuché con atención a un empresario colombiano del sector palmicultor, un renglón de la economía colombiana en donde las relaciones laborales han sido tradicionalmente violentas, hostiles y poco ejemplares. El representante de Palmas del Cesar, una empresa con casi 60 años en el sector, hablaba de las bondades que el diálogo social con su sindicato, Sintrainagro, le ha traído a la empresa en productividad, reducción de conflictos y estabilidad.