Michel Warschawski ¿Una solución alternativa al conflicto Palestino–Israelí?

Por: Esteban Morales Estrada
Historiador

    Europa, y la comunidad internacional, fueron quienes crearon este conflicto. Los europeos decidieron resolver el problema de los supervivientes de la Segunda Guerra Mundial y del genocidio de los judíos de Europa diciendo: “Os damos un Estado, coged las llaves, veinte francos. Tendréis apoyo político, militar, etc.” decidiendo así hacer pagar a los árabes de Palestina por un crimen que les era extraño. Para Europa, fue una forma abyecta de desentenderse, a costa de los demás, de su responsabilidad en el genocidio.(1)
    Michel Warschawski

I

El conflicto Palestino-Israelí y en general las problemáticas del Medio Oriente, siempre están a la orden del día en los titulares del mundo. Lo último, es la feroz arremetida de una organización ultra-extremista difícil de definir llamada Estado Islámico (E.I), que decapita gente, perpetúa atentados, destruye monumentos arqueológicamente valiosísimos e invade regiones asesinando a los habitantes a diestra y siniestra, para después montar en las redes sociales sus atrocidades. Sin embargo, el conflicto Palestino-Israelí, es mucho más antiguo y sigue más activo que nunca(2) en el panorama de la región más explosiva del planeta.

Israel junto a Cisjordania y la Franja de Gaza (actualmente) suman una superficie casi idéntica a la del departamento de Santander en Colombia (unos 30.000 km2 aprox.), dicho territorio es el epicentro de un conflicto centenario, que cada vez es más complejo y no pierde intensidad. La población de la región es de unos 13 millones de habitantes, lo que la hace densamente poblada. Además, posee una gran diversidad religiosa y cultural.

Allí se juegan los intereses de las grandes potencias, del radicalismo musulmán, del sionismo y se configura uno de los puntos de choque entre occidente y oriente, frontera históricamente problemática. El conflicto tiene dos caras, no puede juzgarse sin analizar profundamente la situación actual y la historia de ambas civilizaciones (judía y musulmana), sumado a la responsabilidad que tiene el imperialismo europeo del siglo XIX y XX, así como la intervención de EEUU y la extinta URSS en el proceso. En este caso nos limitaremos a presentar una (entre muchas) perspectiva de análisis y solución del conflicto. Más allá de un análisis panfletario, romántico y poco fundamentado históricamente, deben entenderse las raíces del conflicto, las responsabilidades compartidas de los actores involucrados y los contextos particulares del proceso. El asunto no se restringe a distribuir responsabilidades en torno a buenos y malos, se trata de crear un marco de análisis especifico, teniendo en cuenta que el conflicto no empezó hace una década, por el contrario tiene raíces bíblicas, es decir, asuntos de hace 3000 mil años, son preponderantes hoy.

Del conflicto Palestino-Israelí en particular, hay cientos de materiales, que abordan el problema desde diversos puntos de vista, sin embargo, un libro llamó poderosamente mi atención: A tumba abierta de Michel Warschawski.(3) Dicho texto presenta una crítica feroz a la sociedad israelí en su conjunto y no solo a los dirigentes políticos y militares de dicho país. Además, hace una comparación constante entre lo que los nazis hicieron a los judíos en la Alemania de los 30 y 40, y lo que estos últimos hacen a los palestinos actualmente. Lo más paradójico es que Michel Warschawski (conocido como Mikado) proviene de una familia judía y vive la mayoría del tiempo en Israel, a pesar de haber nacido en Francia y ser de origen polaco. A Tumba Abierta fue publicado en 2004 y sumado a lo anterior, también crítica la radicalización de la política israelí y las consecuencias que esta tiene en la perpetuación del conflicto. Adicionalmente, Mikado publicó el texto Israel-Palestina: la alternativa de la convivencia binacional en 2002, sumado a otros libros y artículos sobre dicho conflicto y sus diversas aristas, que dan una visión del proceso desde la perspectiva de dicho autor, analizando las posibles soluciones del mismo.

II

El conflicto entre palestinos e israelíes es el más prolongado y complejo que vio nacer el siglo XX y hace parte del conflicto árabe-israelí. El antagonismo en “tierra santa”, comenzó a manifestarse cuando los judíos empezaron a llegar en grandes migraciones (finales del siglo XIX y primera mitad del XX) buscando un asentamiento permanente para huir del antisemitismo europeo; mientras los Palestinos eran afectados por los cada vez más numerosos recién llegados, que se expandían en la zona poco a poco en medio de la administración del Imperio Otomano primero y del Mandato Británico de Palestina después. Lo novedoso de la evolución de este conflicto en la mitad del siglo XX, es que los judíos de toda Europa, padecieron el terrible Holocausto nazi como política planificada de extinción de todo un pueblo, llevada a cabo de forma brutal, pero industrializada, usando lo más avanzado de la técnica y abriendo una gran brecha entre lo que significa el progreso tecnológico y el progreso moral del hombre.

Al final, fue el Holocausto el que legitimó e hizo posible las aspiraciones del sionismo a tener una tierra propia de manera oficial; esa tierra milenaria, bíblica, la tierra del pueblo elegido de Dios. Ese regreso después de la catástrofe, hizo que el Estado de Israel se constituyera como una posibilidad de renacer para el pueblo judío. Desde ese momento se le dio a la sobrevivencia de Israel una concepción casi divina.

Dicha preocupación fue una constante en la primera parte de la historia del Estado de Israel en la cual, luchó literalmente por sobrevivir frente a un vecindario que le fue hostil totalmente en todos los niveles y en medio de un mundo que fue vacilante y ambiguo para apoyar su causa. Israel entendió que su supervivencia iba a ser un proceso de confrontación permanente con sus vecinos.

Estados Unidos fue y es el gran apoyo económico, político y militar de Israel, ayuda condicionada a la conveniencia de los EE.UU., sobretodo porque dicho país es una punta de la lanza contra “los barbaros musulmanes” y la lucha antiterrorista (dicho apoyo se ha visto matizado durante la administración Obama, debido al radicalismo de Israel). Sumado al poder económico de los judíos en EE.UU. que también influye obviamente, en el respaldo brindado al Estado hebreo. Esta primera etapa de “guerra de supervivencia” por llamarla de alguna forma, dio pie a la constante lucha entre el Estado sionista y sus vecinos. Atrás quedaba la Edad Media donde los musulmanes y los judíos convivían en paz y se unían en objetivos comunes.

La partición de la palestina histórica fue algo arbitrario, que como era de esperarse produjo represarías, masacres y asesinatos entre ambos bandos. Los musulmanes no reconocieron al nuevo Estado y lo enfrentaron. Israel creció por medio de la resistencia y la guerra expansiva (en realidad no fue tan expansiva, teniendo en cuenta sus posibilidades técnico-militares. Además devolvió tierras conquistadas en la guerra, como el caso de la península del Sinaí, arrebatada a Egipto en la guerra de los seis días) y colonizó nuevas tierras; además, arrebató y aún arrebata a los palestinos su autonomía, con la construcción de colonias(4) y de muros de contención.

Los palestinos atacaron y hostigaron al naciente Estado hebreo que percibieron como una invasión en su tierra. Esta confrontación aumentó con la división de la palestina histórica en dos Estados (1947) y la proclamación de la independencia de Israel (1948) creando un ambiente de confrontación constante, desencadenando la primera de muchas guerras: la guerra árabe israelí de 1948.

Las secuelas del conflicto del día a día entre palestinos e israelíes perviven hasta hoy: un cohete lanzado desde la franja de Gaza que mata a un israelí, un cohete que no permite que los niños asistan a clase y oigan desde pequeños las alarmas anti-aéreas del Estado judío, el niño palestino que ve a un soldado israelí ultrajando y registrando a su madre, o un hombre palestino haciendo largas filas para que le nieguen la entrada y lo humillen en un puesto de control. Todo lo anterior configura un ambiente de confrontación permanente, de desconfianza, de creciente radicalismo y de resentimiento mutuo.

III

Después de tantos años de persecución, violencia y brutalidad mutua, del Holocausto y de la creación del Estado judío de forma arbitraria, es complejo vislumbrar una solución real, teniendo en cuenta que en Israel el sionismo tiene gran influencia. Días antes de las elecciones del 2015 en Israel, el pronóstico emitido por Mikado, parece verse reafirmado, con la victoria del polémico Netanyahu:(5)

    Todo invita a pensar que estas elecciones van a ser algo inútil, y que tras el 17 de marzo estaremos en las mismas. Sin embargo, Netanyahu no es apreciado, es lo menos que se puede decir. Ni su política interna ni la internacional son un éxito: el crecimiento económico se agota, el nivel de pobreza ha seguido aumentando y el aislamiento de Israel en la escena internacional no tiene precedentes. Sin olvidar la agresión militar contra Gaza que, para el Estado hebreo, ha sido un fracaso.(6)

Es evidente que muchos de los postulados que Mikado planteaba en 2004 en A Tumba Abierta, aún continúan teniendo validez. A pesar de algunos intentos de negociación en medio de gobiernos no tan radicales como por ejemplo el de Yitzhak Rabini (que fue asesinado), la ultraderecha ha vuelto a tomar el control de la sociedad israelí y a pesar de diversas muestras de buena fe, la represión y control sobre los palestinos hacen que el autor hable de una colonización de Palestina, pues todo pasa por el control de los israelíes, pero además es un control humillante y denigrante.

    En la colonización israelí, los palestinos dejaron de ser una comunidad para quedar reducidos a un problema ambiental, que se desplaza o limpia en función de las necesidades del ejército de ocupación o de la colonización galopante. Esta tendencia se vio agravada considerablemente con la segunda intifada y el mito de la guerra de supervivencia.(8)

Lo peor según Warschawski es que además de deshumanizar al otro, en este caso al palestino o al musulmán en general, la mayoría de la sociedad Israelí parece estar de acuerdo con ello y aprobarlo, o simplemente no estar interesado en hacer oposición a dicha política. Es a esta psicosis a la que el autor se refiere cuando habla de la crisis de la sociedad israelí: “Las redes terroristas estaban lejos de dar la talla, por lo que resultaba indispensable demonizar a toda la población palestina, prevenir un segundo holocausto reprimiendo a un pueblo terrorista cuyo objetivo era echar los judíos al mar”.(9)

Algunos judíos planteaban en el siglo XIX que no era necesario la creación de un Estado material y real, era suficiente con recibir igualdad de derechos en los países con minorías judías en donde habitaban. Lo cierto es que el Estado judío actual no concibe dicha idea y se apega a la posesión y al control de las tierras de Canaán(10) por derecho histórico, por lo que será muy complicado dar un nuevo rumbo a su política respecto a la consecución de una paz estable. Sin embargo, Warschawski piensa que la iniciativa respecto a la paz la debe tomar Israel, pues los palestinos por la opresión, no pueden más que resistir.

    El fin del conflicto debe venir con la aceptación de las demandas actuales palestinas. No nos importa qué se pedía o exigía hace cincuenta años, lo que nos importa es hoy. Y hoy lo que es necesario es: primero, el fin de la ocupación en la Franja de Gaza y Cisjordania; segundo, el retorno de los refugiados; y tercero, libertad e igualdad para los palestinos en Israel. Estos son los mínimos sin los cuales no habrá fin del conflicto.
    No exigimos que se cumplan todas las demandas palestinas; sólo unos puntos básicos que constituyen el mínimo para avanzar a la solución de este conflicto.(11)

Warschawski, también critica a la sociedad israelí actual porque según él está enferma, se autoaísla y construye un gueto voluntario frente a los demás, creando cada vez más odio sobre sí misma. A la radicalización israelí, se suma la división política palestina, lo que hace difícil construir una solución solida al conflicto, que sin duda continuará activo por largo tiempo si una de las partes no cede. Sin embargo, no todo está perdido, la constitución de una sociedad civil israelí que cuestione, que se movilice, que evite la uniformidad ideológico - política y no solo acepte plácidamente el accionar del Estado es un paso vital, sumado a la unificación del pueblo palestino a nivel político y al apoyo internacional al proceso de pacificación de la región, por medio de la creación de los dos Estados, dejando atrás más de un siglo de violencia.

En cuanto a las perspectivas a futuro, en el libro Israel-Palestina: la alternativa de la convivencia binacional, Warschawski plantea la solución de un Estado binacional laico, es decir un Estado para ambas naciones: Palestinos e Israelíes. Dicha postura es interesante en cuanto se opone a la tradicional solución que tiene por objeto crear dos Estados separados, a la cual apunta la comunidad internacional.

    En el mismo momento en que se trazan las líneas de demarcación entre el Estado judío y los palestinos, un nuevo concepto hace su aparición en el discurso de los intelectuales críticos israelíes; desde hace una decena de años, es una referencia en muchos debates y discusiones políticas, en círculos universitarios, medios de comunicación y formulas de reflexión política: se trata del concepto de binacionalismo.(12)

La defensa de la alternativa binacional, puede parecer descabellada y poco practica, sin embargo es otra opción alternativa que debe ser analizada y que no es para nada nueva. Warschawki justifica la propuesta dada la “crisis estructural del proyecto de Estado judío” y plantea la “perspectiva binacional como una alternativa radical al régimen sionista, considerado colonial y estructuralmente segregacionista”.(13)

Para sintetizar la posición del autor, que mejor que su propia explicación de la propuesta binacional y sus motivaciones:

    Estamos en presencia de dos reflexiones paralelas, una israelí y la otra palestina, que parten de enfoques diferentes y pretenden resolver problemas distintos, pero a las que una realidad política y demográfica hacen converger en lo que puede llegar a ser, en un plazo, proyecto común. El combate emancipador del pueblo palestino, conjugado con la parálisis del proyecto sionista, pone en cuestión las estructuras y los modelos instaurados por medio siglo de colonización. Entre las diversas alternativas que se perfilan, la opción binacional se afirma, hoy día, como denominador común portador de valores de igualdad, de respeto de las especificidades y de democracia.(14)

IV

Warschawski nos presenta básicamente dos aspectos centrales interesantes en cuanto al análisis de la situación del conflicto palestino-israelí en particular y de la confrontación árabe-israelí en general. En primer lugar, es evidente la radicalización de la sociedad judía y su accionar. En segundo lugar, la necesidad de vincular a ese otro diferente, dejando atrás las dicotomías entre civilizado y salvaje, presentes en dichas relaciones verticales, y que no engendran sino violencia, radicalismo, resentimientos y sobre todo desconfianza.

La conformación de un Estado binacional como propuesta reviste una alta complejidad en cuanto a su materialización, sin embargo hay que analizarla profundamente para criticarla. Por ahora, la consecución de dos Estados independientes y soberanos es el objetivo de la comunidad internacional. Pero: ¿Estará dispuesto Israel a ceder en su política colonizadora en Cisjordania y en volver a las fronteras de 1967? ¿Se acabarán las retaliaciones violentas palestinas después de la creación hipotética de ambos Estados, olvidando un pasado de arbitrariedades de sus vecinos para con ellos? ¿Será posible la convivencia armónica entre dos pueblos enemigos por décadas, en medio de la propuesta binacional? ¿Qué pasará con las minorías musulmanas, cristianas y drusas que habitan Israel en el caso de que se materialice y consolide la alternativa binacional? Cuestiones religiosas están en juego, y estas son inamovibles en la mentalidad del ser humano. Algunos ven en esta confrontación la lucha entre la civilización y la barbarie, sin embargo cada parte defiende su tradición, su reclamación histórica y su cosmogonía. El hecho es que el conflicto sigue, y ojalá no se prolongue por los próximos 50 años como pronosticaba el fallecido militar y ex primer ministro israelí, Ariel Sharon.

Notas:

1) Michel Warschawski (2014): “Para Israel, el enemigo es la negociación”.
En: http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=52010

2) Mariano Aguirre (2014): ¿se está fraguando la tercera intifada entre Israel y los palestinos? En: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/11/141110_israel_palestinos_tercera_intifada_wbm

3) Michel Warschawski (Francia, 1949) es un activista anti-sionista de ideas de izquierda nacido en Francia, pero ciudadano israelí; de familia judía de origen polaco. Tiene posturas en contra del sionismo y propone la creación de un Estado laico binacional que incluya a palestinos y a israelíes, ha escrito numerosos textos y viaja por el mundo exponiendo sus posturas que se identifican claramente con la izquierda y el antiimperialismo.

4) Noga Tarnopolsky (2015): Los colonos judíos hacen valer su voto. En: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/03/actualidad/1420325314_328968.html.

5) Juan Carlos Sanz (2015): El giro nacionalista de Netanyahu le otorga un sorpresivo triunfo electoral. En: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/03/18/actualidad/1426661750_718772.html

6) Michel Warschawski (2015): Una lista árabe unificada puede cambiar la situación.En: http://www.vientosur.info/spip.php?article9871

7) Fue un político y militar israelí, que gobernó al país con el ideal de conseguir una paz duradera con palestina, fruto de sus esfuerzos se dan los acuerdos de Oslo, Warschawski resalta su importancia en la creación de una nueva mentalidad en la sociedad israelí frente a la posibilidad de negociar. Fue asesinado por un sionista radical en 1995.

8) Michel Warschawski, A tumba abierta: la crisis de la sociedad israelí (Barcelona: Editorial Icaria) pág. 29.

9) Michel Warschawski, A tumba abierta: la crisis de la sociedad israelí (Barcelona: Editorial Icaria) pág. 27.

10) Denominación histórica que se refiere a la región donde se ubican actualmente Cisjordania, la Franja de Gaza, gran parte de Israel, partes de Jordania, de Siria y de Líbano. Desde el punto de vista bíblico, los hebreos conquistaron poco a poco dichas tierras en el segundo milenio antes de Cristo, provenientes de Mesopotamia. Canaán fue el escenario del desarrollo del pueblo judío y su religión, además de ser parte de la tierra prometida.

11) Michel Warschawski (2010): Entrevista a Michel Warschawski. En: http://www.iecah.org/web/index.php?option=com_content&view=article&id=1118:entrevista-a-michel-warschawski&catid=37:entrevistas&Itemid=88

12) Michael Warschowski, Israel-Palestina: la alternativa de la convivencia binacional (Madrid: Los libros de la Catarata, 2002) Pág. 18.

13) Michael Warschowski, Israel-Palestina: la alternativa de la convivencia binacional (Madrid: Los libros de la Catarata, 2002) Pág. 21.

14) Michael Warschowski, Israel-Palestina: la alternativa de la convivencia binacional (Madrid: Los libros de la Catarata, 2002) Pág. 22.

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