En defensa de la Revolución Bolivariana: ¡El imperialismo no pasará!

Por: Frente Fronterizo por la Paz

Las recientes amenazas contra el pueblo venezolano, emitidas por el presidente de los EE.UU.; el comunicado hostil y desproporcionado del Departamento de Estado del 17 de julio; así como las obscenas e intervencionistas declaraciones del Director de la CIA -en las que revela que existe una agenda con México y Colombia para intervenir en los asuntos internos de Venezuela-, ponen en evidencia el signo geopolítico del conflicto y desenmascara las fuerzas transnacionales que pretenden destruir la revolución bolivariana.

El imperialismo norteamericano ha asumido de manera explícita la dirección de la agenda de violencia que se vislumbra en los próximos días, en el marco del proceso electoral de la Asamblea Nacional Constituyente. La extraordinaria movilización de las fuerzas bolivarianas ha provocado una reacción desmedida y llena de soberbia que ha develado un secreto a voces: el capital monopólico transnacional es un factor sustantivo en la agudización del conflicto venezolano.

El pueblo venezolano es víctima de una agresión imperialista sin precedentes, implementada a través de una guerra de amplio espectro(1), en la cual se combinan múltiples dimensiones y se implementan todas las formas de lucha de manera simultánea: hostilidades diplomáticas, presiones económico-financieras, asedio bélico y operaciones de desprestigio mediático; se yuxtaponen en tiempo y espacio, con una agenda de violencia y el desconocimiento del tejido institucional; que tienen como finalidad inducir una guerra civil en Venezuela, con lo cual se generarían las condiciones para una intervención transnacional.

El objetivo estratégico de las fuerzas conservadoras dirigidas por el gobierno de los Estados Unidos, es obtener el control de la industria petrolera y las reservas energético-mineras-hidrológicas de Venezuela, a través de la destrucción de la República Bolivariana de Venezuela, para tal efecto ha desplegado una estrategia orientada hacia el derrocamiento por la vía violenta del gobierno del presidente Nicolás Maduro, la destrucción del orden constitucional(2) y la aniquilación física de las fuerzas bolivarianas.

De igual manera, el imperialismo necesita destruir la revolución bolivariana, por la relevancia geopolítica que ostenta Venezuela y porque la misma es un referente global de resistencia y lucha por la liberación nacional, la independencia y la soberanía, la autodeterminación de los pueblos, y la lucha antiimperialista(3).

El conflicto geopolítico y la naturaleza rapaz del mismo, se desenmascaran ante la agudización de la crisis estructural del capital. Venezuela enfrenta las agresiones del imperio más poderoso de la historia de la civilización, por la sencilla razón de que el capital monopólico transnacional necesita de sus recursos para sostener temporalmente su complejo militar-industrial-financiero y postergar su inexorable colapso.

La resistencia del pueblo venezolano, sujeto al asedio y las agresiones de factores violentos, objeto de un deterioro notable de sus condiciones de vida material y víctima de una guerra sicológica atroz, ha hecho más visible que la derecha venezolana actúa como un peón en el ajedrez estratégico de los Estados Unidos y que la contradicción esencial del conflicto actual, se produce entre el proyecto histórico-político de la revolución bolivariana y el imperialismo norteamericano.

La intensificación de la agenda estratégica de los EE.UU., acompañada por gobiernos serviles y arrastrados a sus intereses e implementada en el territorio por la subordinada MUD, espera llevar al clímax la confrontación política con base en acciones violentas orientadas a producir terror y desmovilizar a la población para que no participe en los comicios electorales del próximo domingo.

El imperialismo está dispuesto a producir un baño de sangre en Venezuela para alcanzar sus propósitos. Por tanto, no escatimará esfuerzos para agudizar el conflicto durante esta semana. Medidas desproporcionadas de la MUD, tales como una huelga general insurreccional –desclasada y carente de demandas concretas- anunciada para el 26 de julio, así como operaciones de asedio a escuelas que fungen como centros electorales, son la punta del iceberg de la escalada de violencia que pretenden imponer las fuerzas de la derecha.

Ante tal circunstancia, los movimientos sociales de la frontera colombo-venezolana, que encontramos una instancia de convergencia y unidad para la defensa de la revolución bolivariana y la lucha por una paz con justicia social en el Frente Fronterizo por la Paz (FFP), repudiamos de manera enérgica el intervencionismo y las hostilidades realizadas contra el pueblo venezolano y manifestamos nuestra disposición para enfrentar y derrotar las agresiones imperialistas contra el pueblo venezolano.

Asimismo, manifestamos nuestro más profundo rechazo a las reiteradas actitudes intervencionistas del gobierno de Colombia, a las prácticas de manipulación y tergiversación de la realidad llevadas a cabo por los medios de comunicación serviles a la oligarquía colombiana, así como a las campañas de guerra sicológica que pretenden instaurar un imaginario de xenofobia y chovinismo en ambos países, con nefastas repercusiones en las regiones fronterizas.

El derecho de vivir en paz de los venezolanos tiene poderosos enemigos, pues resulta evidente que las fuerzas de la derecha van a exacerbar las tensiones para servir a los intereses del imperialismo norteamericano y tratarán por todos los medios de imponer sus designios.

Ante tal circunstancia, los movimientos sociales de la frontera colombo-venezolana, rechazamos la escalada de violencia que ejecuta la derecha venezolana, así como la huelga insurreccional enmarcada en esa escalada de violencia. Condenamos también la intención de bloquear y atacar centros electorales –con ellos poner en riesgo la vida de millones de personas y violar sus derechos políticos-, como medio para evitar que se lleve a cabo el proceso electoral de la Asamblea Nacional Constituyente.

El pueblo de Venezuela, independientemente de su posición política, ha demostrado su vocación pacífica y democrática, y estamos seguros no será instrumento de las fuerzas que pretenden imponer una guerra civil. El FFP aboga por la resolución pacífica y democrática de los actuales conflictos en Venezuela y Colombia. Por tanto, sugerimos el diálogo como la herramienta idónea para la búsqueda de salida a las tensiones dadas en durante los últimos meses.

De igual manera exhortamos a los gobiernos progresistas, partidos revolucionarios, movimientos sociales, centros de investigación e intelectuales humanistas del continente y del mundo, para que se pronuncien en solidaridad con la revolución bolivariana y en repudio con las intenciones belicistas del imperialismo norteamericano y la derecha latinoamericana.

El Frente Fronterizo por la Paz expresa además su convicción de que el bravo pueblo venezolano –como heredero de gestas heroicas y referente actual de lucha antiimperialista-, tendrá la sapiencia para superar esta nueva arremetida del sistema del capital y desarrollará todos sus poderes creadores para defender su sublime derecho de vivir en paz.

¡Viva la revolución bolivariana!

¡Viva la integración de nuestros pueblos!

¡El pueblo de la frontera colombo-venezolana defenderá la paz!

¡El imperialismo no pasará!

Riberas del río Táchira, 24 de julio de 2017

1) Así se denomina la estrategia en la Operación Freedom II, documento del Comando Sur en el que se expone la estrategia de socavamiento y destrucción del orden constitucional en Venezuela.

2) Y con ello del Estado democrático, social, de derecho y de justicia- que ha regentado en Venezuela desde su refundación republicana mediante la constituyente de 1999, el cual ha sido la base intersubjetiva de las garantías de derechos y los logros que se han materializado en el marco de la revolución bolivariana.

3) Cabe recordar que la revolución bolivariana se convirtió en un factor de contención del dominio de los EE.UU. en el continente. La derrota del ALCA es uno de los hitos más notables del papel contrahegemónico de Venezuela en la geopolítica del hemisferio.

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