El gestor cultural que dio visibilidad a la herencia afrodescendiente

El Tiempo.

El vallecaucano Germán Patiño Ossa padre del Petronio Álvarez falleció el pasado domingo.

El vallecaucano Germán Patiño Ossa, fallecido en la noche del domingo en Cali, por complicaciones en una cirugía de alto riesgo,fue el padre del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, fundado en 1997 en honor al compositor de los versos de Mi Buenaventura. Para entonces, Patiño ya había investigado y escrito sobre música y su nombre era sinónimo de autoridad cuando se hablaba de historia de la cultura vallecaucana.

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En realidad, no había área de la cultura en su región en la que no hubiera dejado un proyecto o una huella, incluso en el cine. Así lo afirma Sonia Serna, amiga personal y discípula suya en la investigación y promoción de la gastronomía local, campo en el que Patiño también dejó un legado, pues fue el área que más investigó en los últimos años.

“Era una biblia de la cultura vallecaucana –resalta Serna–; un pensador de peso no solo en materia de cocina, sino en la cultura y el folclor. En la cocina hizo mucho, pero en la música lo dio todo al dejarnos el gigante que es el Petronio Álvarez”.

En contraste con lo dicho por Serna –que no es distinto a lo que dicen quienes fueron testigos de su trabajo como gestor cultural–, Patiño Ossa, nacido en Cali en 1948, se definía a sí mismo, simplemente, como un investigador.

“He sido investigador –le dijo a EL TIEMPO en el 2011–. Mi tema es la historia de la cultura. He trabajado mucho en la música, pero dejé ese tema a un lado porque siento que tengo deficiencias en el conocimiento dentro de ella”.

Y que fuera precisamente el fundador de un festival musical tan importante quien declarara tener “deficiencias” podría sonar como una falsa modestia, pero no era su caso. Más bien, Patiño Ossa era riguroso, meticuloso en su trabajo. “Muy minucioso –cuenta la también investigadora cultural Soffy Arboleda–. Siempre que se metía en un tema, buscaba hasta llegar a lo más profundo. Era un investigador como pocas veces tuvo el Valle del Cauca”.

Y se ve en la explicación que él mismo daba sobre los motivos que lo alejaron de escribir más sobre temas musicales:
“La música tiene claramente un lenguaje técnico y hay cosas que hay que saber o no se puede escribir –decía–. Uno oye una canción y puede estar en tono mayor o menor y si uno no lo sabe, no puede contarlo. Me produce risa la cantidad de escritores de música a los que he puesto frente a un tema musical y les pregunto ‘¿En qué tono está?’ y no saben qué es un compás partido o si está en tres octavos. Yo lo estudié y lo supe, pero me quedaba difícil ser preciso”.

Otro de sus temas, quizás desde el principio, fue la literatura. De hecho, Patiño era licenciado en literatura de la Universidad del Valle. “En eso me desenvuelvo mejor –decía– y definitivamente, por experiencias personales y por una concepción de lo que es cultura, encontré en la cocina un punto importante para descubrir las relaciones sociales de los hechos históricos, la simbología cultural que subyace en cada plato de comida, porque no es una mezcla de ingredientes sino una creación humana, el resultado de una relación entre seres humanos”.

En cada tema que abordó siempre exaltó la herencia negra. Porque había nacido en la capital del Valle, la que definió en su momento como “la capital de los negros en Colombia”, la que mostraba su raza en cada edición del Festival, la que decidió despedirlo ayer, en el Teatro Municipal Enrique Buenaventura de Cali, con cánticos de alabaos, tal como las comunidades del Pacífico despiden a sus seres queridos.

Y es que dejó al Petronio Álvarez –según sus propias palabras– convertido en “el encuentro más importante de las comunidades afro en América Latina”. Al mirar atrás, el fundador recordaba que el encuentro había nacido de “la necesidad de crear una interacción del interior del país con el Pacífico colombiano” y que se había convertido en la segunda fiesta más importante para los caleños después de la Feria de Cali. El sueño que tenía era verlo convertido en un referente de carácter mundial.

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