Posconflicto: La ilegalidad de las drogas amenaza la paz
Por: Fernando Guerra Rincón*
- “De la piel para adentro empieza mi exclusiva jurisdicción. Elijo yo aquello que puede o no cruzar esa frontera. Soy un estado soberano, y los lindes de mi piel me resultan mucho más sagradas que los confines políticos de cualquier país”. Anónimo (1) .
“Toda adicción es mala, ya sea la droga, el alcohol, la morfina o el idealismo” Carl Jung (2) .
La economía ilegal del narcotráfico ha tenido notoria incidencia en la vida colombiana, alterando el tranquilo discurrir de la república, constituyéndose, de forma muy importante, en el determinador principal de nuestra política exterior: “El problema de las drogas ilegales ha tenido un papel central en la política exterior colombiana durante las últimas tres décadas. El narcotráfico fue el elemento dominante de las relaciones internacionales del país a finales del siglo pasado, hasta que a comienzos de esta década ese lugar fue ocupado por la seguridad. Sin embargo, en la medida en que el narcotráfico alimenta las distintas dimensiones de la inseguridad, sigue teniendo un papel protagónico en la vida nacional y en las relaciones de Colombia con el mundo” (3) . El eje de las relaciones de Colombia con Washington ha sido el narcotráfico y con Venezuela y Ecuador nos ha llevado a niveles de confrontación casi bélicas (4). Con Venezuela, el tema persiste y puede adquirir ribetes dramáticos. La invasión de tropas venezolanas al territorio nacional en Arauca es una abierta y peligrosa provocación. Que puede repetirse. La excusa, el narcotráfico (5).
Esta actividad ilícita activó y distorsionó sectores claves de la actividad económica nacional, se convirtió en el mayor combustible de la violencia en campos y ciudades; descompuso la actividad política (6); captó y cooptó las instituciones del Estado a todos los niveles, por parte de actores armados y de particulares legales e ilegales (7) disparando la corrupción de consuno con el auge de las economías extractivas; propició la emergencia de ejércitos privados paramilitares que ensangrentaron el país en nombre del bien (8); se inmiscuyó en el deporte, especialmente en el fútbol, como fuente de lavado de activos, jugadores convertidos en sicarios y árbitros asesinados (9) ; incitó el tránsito de los grupos guerrilleros hacia la actividad del narcotráfico como fuente de ingresos, circunstancias todas que obligaron a la nación a tener una fuerza pública de 480.000 hombres y a dedicar un elevado porcentaje del gasto público a su sostenimiento, en sacrifico de inversiones en campos estratégicos para el desarrollo del país y para el bienestar de la población (10). Todas las armas de la república han sido tocadas por la influencia perversa del narcotráfico (11). La producción y exportación de cocaína no solo transformó la realidad interna, también distorsionó las percepciones del mundo sobre Colombia (12).
Los distintos gobiernos nacionales han diseñado la política contra el narcotráfico y las drogas ilícitas siguiendo los lineamientos de las instituciones multilaterales, (13) donde ha imperado el criterio del prohibicionismo (14) que ha convertido a estas agencias en un sólido instrumento de intervención internacional. La DEA, por ejemplo, desempeña un papel único en la política internacional. Como organización es un hibrido entre una agencia nacional de policía y una organización internacional de mantenimiento del orden (15). La lucha contra las drogas ha reemplazado a la lucha contra los comunistas como el principal imperativo moral de la política exterior de los Estados Unidos (16). El Plan Colombia obedece a esa filosofía. En general, todas las administraciones nacionales, con distinto énfasis, le han apostado a este juicio. Las dos administraciones Uribe fueron especialmente paradigmáticas en suscribirlo: cero tolerancia frente al consumo (17) , profunda criminalización y guerra contra las drogas. Sin embargo, el gobierno Uribe I y II no pudo cumplir su promesa de extirpar del territorio nacional cualquier vestigio de una mata de coca y de rematar a las FARC. Entre 2004-2007, en pleno auge de la política de seguridad democrática, el área sembrada de coca pasó de 120.000 a 160.000 hectáreas (18) y las FARC están en tránsito de convertirse en partido político porque no pudieron ser exterminadas.
Lo único que se ha conseguido en Colombia con la política de guerra contra las drogas (19) es lograr la transformación de los carteles de la droga en organizaciones fragmentadas, agiles, que confirman al país como el mayor productor de hoja de coca del mundo y el cuarto país mayor consumidor en América latina de sustancias como cocaína, marihuana, bazuco (20) . Hasta ahora, ningún programa puesto en práctica por el gobierno nacional ha dado resultados tangibles en la eliminación y erradicación de estos cultivos. Después de asperjar con glifosato 1.800.000 hectáreas de sembrados de coca, de los cuales solo 38.5 mil hectáreas han resultado en una reducción efectiva; de los US$ 17.000 millones invertido en el Plan Colombia (2000-2016), el negocio de la droga se expande al ritmo de la demanda del mercado externo e interno y del dólar a USS 3.400-3.000 de los últimos años (21) .
El problema con el narcotráfico en Colombia es que a pesar de los miles de muertos y desaparecidos, de los millones de desplazados, de los falsos positivos, de haber matado a todos los jefes de las grandes carteles o enjaularlos, dentro o fuera del país, de la estupidez de la mata que mata, de la devastación ambiental (22), de las aspersiones aéreas, de la fumigación y erradicación manual y de la erradicación forzosa, de la sustitución de cultivos; del desarrollo alternativo, el área sembrada de matas de coca no para de crecer (23) y el negocio sigue siendo una formidable fuente de dinero para los carteles (24) y para los sectores olvidados de la población, migajas salpicadas de violencia ya que la economía ilegal es su única fuente de sus escasos ingresos.
A pesar de tanta sangre, de tanto dolor, de tanto dinero desperdiciado, de tanta desinstitucionalización, el negocio del narcotráfico sigue imperturbable y con rentabilidades extraordinarias en toda su estructura de producción y comercialización y de la cual los campesinos son el eslabón más débil de la cadena. El volumen del negocio se estima en 3.8% del PIB, es decir $ 20.5 billones de pesos anuales. De eso, el narco menudeo representa el 0.75% del PIB, la bicoca de $ 6 billones de pesos, que es el registro vivo y dramático de la violencia en las calles y barrios de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Pereira, Santa Marta, donde lo consumen 1.480.000 adictos, incluidas las zonas rurales en las cuales el fenómeno se está incrementando (25). Para el primer mercado las ganancias son del 260% y para el narcomenudeo de 346.2% (26). Ante ese botín y dada la ilegalidad de la actividad, la única ley que los empresarios de la coca no violan es la ley de la oferta y la demanda. Un negocio del que se obtiene tan extraordinarios márgenes tendrá siempre quien satisfaga las necesidades de los consumidores del mercado interno y externo. Simplemente interiorizan los costos que la actividad requiera, incluida la violencia. En las lógicas del capitalismo, esta ha sido una práctica consuetudinaria.
En la actual coyuntura del proceso de paz, cuando el mundo mira esperanzado el esfuerzo, la persistencia y la seriedad con que las FARC hacen tránsito hacia la vida civil y hacia el ejercicio de la política sin armas a pesar de las difíciles condiciones de su incorporación (27), la ilegalidad del narcotráfico se yergue como la mayor amenaza para la consolidación de la paz y de la posibilidad de que la implementación de esos acuerdos ayuden a desbrozar el desarrollo de las regiones y a cerrar la brecha entre el centro y la periferia presa de la falta de vías, de electricidad, de condiciones básicas de salubridad, en síntesis, de pobreza extrema.
Lo que se observa con preocupación en estas primeras fases del posconflicto es como los espacios dejados por la FARC, que en varias regiones de la geografía del país coinciden con el mapa de la siembra de coca, de la minería ilegal y de la violencia (28), vienen siendo copados por los ejércitos irregulares y por disidencias del grupo guerrillero que optaron por persistir en el lucrativo negocio: “La salida de las FARC de los territorios donde antes impusieron el orden ha precipitado el ingreso violento de las organizaciones criminales herederas del paramilitarismo. La mayor de ellas, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, llevó a cabo acciones en 279 municipios de 27 departamentos en 2016. La información escasa que llega desde las regiones indica que esa organización, y otras del mismo tipo, han comenzado a amenazar a los pobladores, a imponer su noción de la ley y el orden, a exigir contribuciones, a asesinar líderes de los procesos de restitución de tierras y líderes sociales en general y a apoderarse de negocios legales e ilegales” (29).
En ese contexto, durante el último año de las conversaciones Gobierno-FARC, fueron asesinados 100 líderes sociales. En lo que van del 2017, 20 dirigentes han sido ultimados en las zonas de conflicto. Para el Gobierno Nacional este no es un plan sistemático de eliminación de líderes sociales en el posconflicto. Una explicación insuficiente, casi cómplice, que llena de inseguridad el proceso y coloca en alto riesgo la vida de los promotores de paz (31). Lo cierto es que, en el imaginario colombiano, donde eliminar la disidencia es recurrente, esta racha de asesinatos mina la confianza en el proceso y la decisión de los combatientes de proseguir su desarme (32).
El presidente Santos en relación a la política antidrogas parece montado en una bicicleta estática, a pesar de su discurso en Oslo y de sus multiples declaraciones exigiendo una revisión de esta inocua política (33). En el país, ni el Gobierno Nacional, ni los gobiernos departamentales (34) donde el asunto es más crítico, ni ninguna organización del espectro político, ni la academia, se atreven incluir en la agenda nacional la discusión sobre su legalización, única forma de acabar con este pesado y costoso flagelo. La ilegalidad de esta actividad es el principal problema del país por sus alcances y repercusiones. Con capacidad de hacer fracasar el proceso de paz. Nadie en el gobierno parece entenderse del asunto y predomina en las distintas instancias una costosa incoherencia (35). Se persiste en soluciones viejas. Todas fracasadas. Solo voces aisladas trinan en el horizonte, sin eco en el Gobierno: Antonio Caballero, Alfredo Molano, Pascual Gaviria, Luis Carlos Reyes, Wade Davies, Jorge Eduardo Espinoza, Yokir Akerman (36) y pare de contar (37). Estamos en mora de encabezar una cruzada internacional a favor de la legalización de las drogas, incluida la cocaína.
¿No será el momento de insistir en vías alternas posibilitando que la oferta y la demanda diriman y regulen el mercado sustrayendo la violencia como agente regulador? ¿No será hora de liderar en el mundo una aproximación de mercado para que hablemos de frente en el tema de la legalización y destinemos los recursos que ese mercado genere a una campaña masiva y profunda de prevención del consumo en familias y en la juventud? (38) Incluso, cuando los recursos para el financiamiento del posconflicto están embolatados, con los impuestos generados por una actividad legal de la coca se puede ayudar a financiar el resurgimiento económico de esas zonas y el retorno y la consolidación de la institucionalidad. Aclimatar la paz territorial. Que se venda en cualquier farmacia con las debidas y necesarias advertencias que tiene los licores, los cigarrillos y las drogas en general, como riesgos para la salud.
La sustitución de cultivos ilícitos y los desarrollos económicos alternativos, la principal estrategia del Gobierno Nacional en asocio con las FARC, se choca contra la dura realidad económica y social del campo colombiano y es muchísimo más dramática en los 51 municipios identificados como prioritarios en esta estrategia. La sola implementación de las zonas veredales de concentración muestra la inmensa realidad del atraso del campo y ha hecho que el gobierno nacional incumpla lo pactado en la Habana (39). Esas zonas, y en general, el campo colombiano, requieren de un esfuerzo persistente de años, del Estado y del sector privado, de inversiones en infraestructura, cultivos, crédito, asistencia técnica, micro centrales eléctricas, salud, educación, para disminuir las profundas brechas de desigualdad entre el centro y la periferia que urgen de una variable clave: condiciones robustas de seguridad y gobernanza en los territorios. De lo contrario el sector privado no concurrirá al llamado de la oportunidad, incluso el propio Estado. El desarrollo de una agricultura prospera y sostenible, con equidad, igualdad y democracia, el punto uno del acuerdo, al que está ligado el punto cuarto, solución al problema de las drogas ilícitas, tendrá inmensos obstáculos para su implementación exitosa.
El actual modelo económico para el desarrollo del campo va en abierta contravía de los propósitos de lograr su transformación estructural. La importación masiva de alimentos le arrebata el trabajo al campesino colombiano. En 2106 se importaron 14 millones de toneladas de alimentos frente a 11.4 millones de toneladas del 2015, el 43% de las compra del sector en el exterior. Las exportaciones del sector entre 2000 y 2015 fueron del orden de 4,8%, mientras que las importaciones crecieron el 107%, lo que representa 11,4 millones de toneladas de importación frente a 4,2 millones de toneladas exportadas. Colombia tiene 110 millones de hectáreas en el campo, de las cuales 42,3 millones están destinadas a actividades agropecuarias y de estas solo se cultivan 7,1 millones (40). Las mejores tierras de Colombia están destinadas a la ganadería extensiva y al negocio de la caña y la palma de aceite para la producción de biocombustibles que no es comida para los colombianos y si el negocio de pocos. El 80% de la tierra del Valle del Cauca, unas 300.000 hectáreas está cultivada en caña donde antes había arroz, algodón, maíz, sorgo, millo. De los 15.286 humedales que existían en los años cincuenta, en 1981 había desaparecido el 80% (41). Según estimativos, un campesino cocalero lleva a la casa 48 millones de pesos al año. ¿Cuántos trabajadores urbanos se acercan a estos ingresos? ¿Será que estos campesinos van a sacrificar sus cultivos de coca por un ingreso de menos de la mitad de los que ganan hoy? El programa de desarrollo alternativo de la administración Santos tiene que competir contra estos números (42).
Por la austeridad inteligente, filosofía en boga del Gobierno para tener contento al FMI y a las calificadoras de riesgo, con vistas a las necesidades del sector agropecuario de cara al desarrollo del posconflicto, el Gobierno Nacional recortó drásticamente el presupuesto del sector: $ 4.2 billones en el 2014 a $ 2.1 billones en el 2016, un recorte del 50%, lejos, lejísimo de la inversión anual recomendada por la Misión Rural para el rescate del campo, 13.2 billones de pesos anuales (43). Aunque el Gobierno presentó al Congreso una adición presupuestal para el 2017, por $ 7.7 billones, de los cuales $ 1.2 billones serían para la construcción de vías terciarias en los 51 municipios principales del posconflicto y claves para su inserción al mercado nacional en el propósito de la sustitución de cultivos ilícitos y los planes de desarrollo alternativo (44).
Para el cumplimiento de las metas planteadas en el acuerdo por una paz estable y duradera, el Gobierno Nacional debe modificar radicalmente la política económica y su concepción del desarrollo. Las obligaciones son de tal naturaleza que no se pueden cumplir si se mantienen los actuales lineamientos de política. Para avanzar se requiere renunciar a la “austeridad inteligente” y llevar a cabo una política económica expansiva y flexibilizar la denominada regla fiscal que le impide al gobierno hacer las inversiones millonarias de todo orden que se requieren para transformar el campo (45). En ese sentido, la lucha contra los cultivos ilícitos se va a ver seriamente obstaculizada llenando de incertidumbre el futuro del proceso de paz. La inserción de los campesinos de las zonas veredales donde es más crudo el conflicto al circuito legal de la economía, requiere de una cabal vinculación al mercado interno con todo lo que ello implica. El narcotráfico se alimenta del atraso y de la ilegalidad. No requiere de carreteras, sus autopistas son la selva tupida y el mar abierto. Sin vías es imposible el desarrollo alternativo. Así haya cultivos rentables para la sustitución, la falta de infraestructura vial inviabiliza su comercialización y sostenibilidad. Si la desigualdad regional persiste, el riesgo de permanencia y reactivación de nuevos fenómenos violentos se potencializa (46).
El gobierno Nacional tiene serias limitaciones presupuestales para financiar el posconflicto y cumplir los compromisos del acuerdo de paz. El petróleo, nuestro principal ingreso vive horas aciagas, como la de todas las materias primas, víctima de una honda larga de bajos precios, producto de la eficiencia en la extracción del crudo (47) y de una larga recesión de las principales economías del mundo (48). La expresión del presidente de Ecopetrol en el sentido de que el petróleo va a financiar el posconflicto no es consistente con la realidad del sector. Y el gobierno es preso de su dogmática económica. La regla fiscal y la austeridad inteligente son inamovibles del Gobierno Santos y su ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas (49). Las reservas internacionales del país, a febrero de 2017, alcanzan los US$46.992.3 millones (50) y sus rendimientos son inferiores al costo al que se endeuda el país (51). Utilizar una porción pequeña de estas reservas podría ayudar mucho en la actual coyuntura, sin comprometer la estabilidad macroeconómica del país. La deuda externa de Colombia a abril de 2017 es de US$114.699 millones, el 42.4% del PIB, un nivel peligroso (52).
El problema, con el consumo de drogas es, como decía Paracelso, la dosis: “Todas las cosas tienen veneno, y no hay nada que no lo tenga. Si una cosa es veneno o no, depende solamente de la dosis”. La diferencia entre un veneno (53), una medicina y un narcótico es solo la dosis (54). En Wall Street y Hollywood saben de eso: “La cocaína se convirtió en una mercancía indispensable en el exacerbado consumismo del período de Reagan en la década de 1980. En esa época se solía admirar a las estrellas de Hollywood aficionada a la cocaína, dividiendo líneas interminables con cuchillas o tarjetas de crédito” (55). La cocaína era percibida como la champaña de las drogas. Las fiestas en Manhattan comenzaban con Martini y terminaban con “a hit of cocke.” (56) Un reciente informe del Financial Times de Londres afirma que los ejecutivos usan drogas ilícitas para desatar el flujo (57) de la creatividad y la productividad, una especie de traba que los coloca en la zona, disfrutando del dominio de una tarea específica (58). La producción de cocaína colombiana es exportada en un 55-60% al mercado norteamericano y el 40-45% a los mercados europeos. Mientras entre nosotros nos matamos por reducir la oferta, en esos mercados los narcotraficantes encuentran ávidos consumidores.
El problema de las drogas ilícitas no quedó cerrado en el acuerdo de paz. Tanto es así que en el texto quedó consignado la realización de una conferencia internacional para “reflexionar, hacer una evaluación objetiva de la política de lucha contra las drogas y avanzar en la construcción de consensos en torno a los ajustes que sea necesario emprender, teniendo en cuenta la discusión y los nuevos desarrollos internacionales en la materia, así como la perspectiva de los países consumidores y productores, en especial, las experiencias y las lecciones aprendidas en Colombia e identificando buenas practicas basadas en la evidencia” (59). En punto al tratamiento de las drogas ilícitas, las FARC no fueron más allá de lo planteado por el Gobierno Nacional: la sustitución de cultivos, un experimento fracasado a lo largo de tres décadas. Y cedió a las presiones para volver a asperjar (60). Gravísimo.
Seguir por ese camino tiene el alto riesgo de condenar a Colombia a continuar en la guerra contra las drogas que podría afectar el desarrollo del posconflicto y la consolidación de una paz estable y duradera. El país seguiría su tránsito hacia escenarios sin FARC, pero con narcotráfico y la secuela de una persistente violencia (61). Tal vez más exacerbada. De alguna manera las FARC regulaban la seguridad y la economía de las zonas. La respuesta del ejército nacional para copar esos territorios es casi inocua. La paz se esfumaría por la falta de entereza del gobierno nacional de encarar este desafío que impone la hora y las circunstancias con un criterio de colocar por delante los intereses más estratégicos del país. A pesar de las declaraciones de William Brownfield exembajador de Estados Unidos en Colombia y encargado de la agencia de la política antidrogas del Departamento de Estado en el sentido de que fumigar los cultivos no está en la agenda bilateral, con Estados Unidos nunca se sabe, y con Trump mucho menos. En el país hay segmentos de la opinión que insisten en la fumigación con glifosato como el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez (62) y el Centro Democrático encabezado por el expresidente Álvaro Uribe.
Si, como es previsible, no funciona la estrategia de erradicar este año 100.000 hectáreas de coca (63), volver a la práctica de la fumigación área es bastante probable dado que puede resultarle imperativo a Washington (64). De darse esta circunstancia, o el gobierno, apremiado por el incumplimiento de las metas, opte por la erradicación forzosa y por la aspersión área sin acuerdo con las comunidades pero con el respaldo de las FARC, es probable que muchos de sus combatientes abandonen el proceso de dejación de armas y los campesinos cocaleros defiendan con uñas y dientes una de su muy escasas fuentes de ingresos. Una verdadera tragedia nacional. Muy poco para tanto esfuerzo y tanta sangre vista. La guerra contra las drogas, como ha sido hasta hoy, se convertirá en una guerra contra la gente (65).
La experiencia en los Estados Unidos con el cultivo de legal de la marihuana para usos médicos y recreativos puede indicarnos el camino correcto en el contexto de lucha contra las drogas en el marco de la implementación del acuerdo de paz con las FARC. En ese país, con la progresiva legalización de la marihuana para usos médicos (26 estados) y para uso lúdico (4 estados) (66) hizo de la cannabis el mayor negocio agrícola, US$31.000, por encima del maíz (67), USS 30.000 al año y del que son el mayor exportador mundial (68). En Colorado, un estado pionero en la legalización de la producción y comercialización de la marihuana y punto donde toca el sistema de las montañas rocosas, uno de los mayores atractivos turísticos de Norteamérica, sus productores y consumidores pagan impuestos que pueden ser mayores que los ingresos por turismo (69). Aquí nos quedamos con los muertos y con la tierra yerma. Allá con el negocio (70). Con la coca estamos repitiendo, a un inmenso costo de vidas sacrificadas, de devastación ambiental, de desintegración del país, la historia del espejito: “Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros la tierra. Y nos dijeron: “cierren los ojos y recen”. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros la Biblia” (71).
En Colombia, a partir del nuevo ordenamiento legal (Decreto 2467 de 2015) que permite el uso de la marihuana para propósitos médicos y científicos hay experiencias que podríamos tener en cuenta en el caso de la cocaína y la hoja de coca. La empresa Colombo-canadiense, PharmaCielo está produciendo medicamentos (72) con base en la cannabis en Rionegro, Antioquia. Pharmacielo ha conformado una alianza estratégica con la Universidad CES de Medellín para investigar de manera rigurosa la eficacia de los extractos de aceite de cannabis en plataformas de investigación pre-clínica y clínica (73). Igualmente lo hace en Bogotá la empresa Ganja Farm que atiende 450 usuarios que buscan en los efectos benéficos de la planta alivio a sus padecimientos (74).
Los cultivadores de marihuana de Corinto, Miranda, Toribio, Caloto y Jambaló formaron la cooperativa Caucannabis (75), con el apoyo del gobierno para la producción de marihuana que incluso contará con un centro de investigación (76). En el Cauca se produce más del 50% de la marihuana del país. Gracias al nuevo ordenamiento legal, la violencia dejará de ser cada vez más el regulador de la actividad que ahora pasará a la asignación de la oferta y demanda del mercado. Con la hoja de coca también hay experiencias valiosas. Coca Nasa es un proyecto económico generado por comuneros indígenas Nasa, pertenecientes al resguardo de Calderas, en la zona de Tierradentro, Cauca. Es una iniciativa que surge de la necesidad de mostrar a la sociedad que los pueblos indígenas tienen en la hoja de coca un valor cultural de la mayor importancia, que es una planta que puede ser industrializada dados los enormes beneficios que tiene como alimento y como planta medicinal ancestral, cuyo uso intensivo no se limita a los pueblos indígenas, sino que se extiende en sectores campesinos y urbanos de buena parte del subcontinente (77).
Estas experiencias deben replicarse en Colombia y dejar a un lado las declaraciones rimbombantes sin efecto real. Incluso el acuerdo de la Habana lo contempla: “Que esas políticas deben regirse por el ejercicio de los principios de igualdad soberana y no intervención en los asuntos internos de otros estados y deben asegurar la acción coordinada en el marco de la cooperación internacional, en la medida en que la solución al problema de la drogas ilícitas es responsabilidad colectiva de todos los estados” (78). Igualmente un examen de las actuales convenciones internacionales sobre drogas muestra que estas permiten a los Estados optar por distintos modelos teóricos frente a las llamadas sustancias psicoactivas dándole prevalencia a los derechos humanos (79).
Wade Davis, alumno aventajado de Shultes, quien lo envió a estos confines a investigar los secretos botánicos de la coca, la planta conocida entre los incas como la “hoja divina de la inmortalidad” y autor de El Rio (Banco de la República, Ancora Editores 2001), una fascinante mirada al mundo de la etnobotánica, en reportaje al periódico El Tiempo señala qué: “ustedes nunca van a acabar con las plantaciones de coca. ¿Por qué querían hacerlo? No tiene nada que ver con clorhidrato de cocaína, pero si con la identidad cultural de la gente que la usa como un sacramento. En vez de tratar de erradicar los cultivos ¿Por qué no explotarlos legítimamente y que paguen impuestos? De seguro es mejor que bombardearlos con toxinas que arruinan los ríos…. No hay drogas buenas o malas: hay formas buenas o malas de usar drogas. La cocaína pura sigue siendo uno de los analgésicos más importantes. Esta es una buena forma de usar la droga. Con la hoja de coca no hay pierde: es una planta que, si se comercializa, puede ser tan importante para Colombia como el café” (80).
Junto a factores de orden coyuntural, como el caso Odebrecht y Reficar que se manifiestan en afirmaciones como las que hay que doblar la página del proceso de paz y concentrarnos en el combate contra la corrupción cuando el proceso de paz pasa por su fase más crítica, la de la implementación de los acuerdos; los elementos centrales de la política económica y social del Gobierno que tienen fastidiada a la opinión; la tozudez de la extrema derecha que quiere torpedear a toda costa el tenaz esfuerzo de paz que ha hecho el presidente Santos y la dirección de las FARC; la anticipación y desarrollo de la próxima campaña electoral y la incertidumbre sobre sus resultados, la ilegalidad de las drogas le introduce al desarrollo del posconflicto factores potencialmente explosivos, que de no atenderse debidamente, pueden dar al traste con los propósitos de una paz estable y duradera y debilitar las conversaciones que se adelantan con el ELN.
*Economista, Magister en Estudios Políticos y Económicos de la Universidad del Norte de Barranquilla, autor del libro La geopolítica del petróleo y el cambio climático, Universidad de Antioquia, 2010, Profesor universitario.
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1) En: Antonio Escohotado, Historia general de las drogas, Espasa, Madrid, 1998, Apéndice, pág.1173
2) En: Davenport-Hunes Richard, La búsqueda del olvido, Fondo Cultura Económica, Madrid, 2001, Pág. 183.
3) Misión política exterior de Colombia, Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, Fedesarrollo, BID, CAF, Bogotá, 2010, Pág.35.
4) Ver: Ecuador rompe relaciones con Colombia, La Nación, 4 de marzo de 2008, http://www.lanacion.com.ar/992535-ecuador-rompio-relaciones-diplomaticas-con-colombia; Chávez ordena envío de tropas y tanques a la frontera con Colombia, 3 de marzo de 2008, http://www.clarin.com/ediciones-anteriores/chavez-ordena-enviar-tropas-tanques-frontera-colombia, La agenda con EE.UU, muy cerca de volver a narcotizarse, El Tiempo, 5 de marzo de 2017, pág.2.
5) Recientemente, cuando Washington vinculó en la lista Clinton al Vicepresidente de Venezuela Tarack El Aissame, Maduro afirmó en alocución presidencial que el problema del narcotráfico venezolano es culpa de Colombia. Ver: EE.UU. incluyen al vicepresidente de Venezuela en la Lista Clinton. El Tiempo, 14 de febrero de 2017,http://www.eltiempo.com/mundo/latinoamerica/sanciones-financieras-al-vi…
6) El paramilitarismo masacra, se expande, coopta y transforma la política, ¡Basta ya! Centro de memoria histórica, Pág.143
7) Garay Jorge Luis y Salcedo-Albarán Eduardo, Narcotráfico, corrupción y Estados, Random House Mondadori, Debate, Bogotá, 2012.
8) Alonso Sánchez Baute, Líbranos del Bien. Alfaguara, 2011.
9) Mejía, Álvarez Iván, Americano hasta la muerte, El Tiempo, debes leer, 13 de marzo de 2017, pág. 14.
10) Según la revista Semana, el ejército tiene 300.000 efectivos y la policía 180.000. Ver: Riesgo inminente, Semana, No 1815, febrero 12-19 de 2017, Págs. 28-29. Defensa y seguridad se tragaron en el 2014, el 13.8% del total del gasto público nacional que representa el 29.4% del PIB. A salud y protección social se le dedica el 6.3% y a transporte 3.9%. Ver: En 10 meses, nueve sabios plantearán revolcón del gasto. El Tiempo, economía y negocios, 17 de febrero de 2017, pág.1.
11) Ver: ¡Oh Gloria inmarcesible¡, revista Semana, abril 4 de 2004, http://www.semana.com/nacion/articulo/oh-gloria-inmarcesible/64879-3, Hallan heroína en avión de la FAC, El Tiempo, 14 de noviembre de 1998, http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-824654, La insólita parábola del general Santoyo, Revista Semana, 3 de junio de 2012, http://www.semana.com/nacion/articulo/la-insolita-parabola-del-general-santoyo/259975-3
12) Alejandro Gaviria y Daniel Mejía, Compiladores, Política antidrogas: éxitos, fracasos y extravíos, Universidad de los Andes, 2011, Pág.5
13) Borda, Sandra. La política multilateral colombiana de drogas durante las dos administraciones Uribe: hacia el activismo prohibicionista en una era de distención. En “Política antidrogas en Colombia: éxitos, fracasos y extravíos”, obra citada.
14) Para la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), las medidas tendientes a despenalizar el consumo de marihuana, autorizar su uso médico lo mismo que la dosis personal y a cultivar privadamente la cannabis, constituye una severa contravención al orden internacional. Alerta por países que permiten cultivos personales de marihuana, El Tiempo, 5 de marzo de 2017, primer plano, pág.3.
15) La búsqueda del olvido, obra citada, pág.414.
16) Ibid, Pág.416.
17) Un mundo sin drogas es una utopía. El hombre ha vivido con drogas desde el momento en que sus conocimientos prácticos del mundo vegetal le permitieron utilizar para su beneficio el universo de las plantas. En este lado del mundo hace parte del saber ancestral la siembra y el uso de la mata de coca. Nuestros aborígenes usaban cohoba, “un cierto polvo que ellos toman para purgarse. Esta la toman con una caña de medio brazo de largo y ponen un extremo en la nariz y otro en el polvo; así lo aspiran por la nariz, y esto le hace purgar grandemente”. En: Dolmatoff G. Reichel, El caimán y el jaguar, Siglo XXI editores, Bogotá, 1978. Eric, S. Thompson, Historia y religión de los mayas, Siglo XXI editores, México, 1975, Págs. 231-232; María Mercedes Moreno, La coca nuestra, 10 de junio de 2016.
18) Neira, Armando, Mitos y verdades de la bonaza de la coca, El Tiempo, debes leer, 22 de marzo de 2017, pág. 7.
19) La llamada guerra contra las drogas empezó en 1971, cuando Richard Nixon, presidente de Estados Unidos, alarmado por el consumo de marihuana de sus tropas en el Vietnam y de los jóvenes en su país que no compartían su cruzada anticomunista (contracultura) decretó una emergencia nacional contra las drogas. El objetivo no era la coca sino la marihuana. Bajo ese mandato aquí acabamos con los cultivos de marihuana que producían una de las mejores del mundo, la Santa Marta Golden que generó la bonanza marimbera que le producía al país ingresos del orden de US$ 2.200 millones anuales, más que el café. Posteriormente, con el declive de la bonanza, se originó el negocio de la coca. Ver: Puente, Ángela María, La bonanza marimbera, Verdad abierta, 2008.
20) Boris Salazar, Violencia después de la FARC, Razón pública, febrero 20 de 2017.
21) Ramírez Montero Juan Manuel, Narcotráfico: ¿economistas o políticos?, Portafolio, 7 de marzo de 2017, Pág.30.
22) En 15 años, Colombia perdió por la actividad del narcotráfico 608.000 hectáreas de bosque húmedo tropical, lo que significa 40.500 hectáreas anuales de bosque, es decir, 111 hectáreas diarias. Igualmente se encuentran amenazados y en vías de extinción, 35 especies de mamíferos por la siembra de cultivos de coca. El Espectador 3 Mar 2015.
23) Los cultivos de hoja de coca alcanzaron al cierre de 2015, 96.000 hectáreas, un 39% más con respecto al 2014, cuando el área cultivada fue de 36.000 hectáreas, concentradas en los departamentos de Cauca, Caquetá, Nariño, Putumayo y Norte de Santander. Para el Departamento de Estado en Washington, las cifras son otras: 159.000 hectáreas en el 2015 y 188.000 hectáreas en el 2016. Igualmente, la producción potencial de alcaloide puro aumentó en un 37%. Ver: EE.UU. confirma que coca alcanzó récord histórico en Colombia, El Tiempo, debes saber, 15 de marzo de 2017, pág.12.
24) Narcomenudeo, un lucrativo negocio que mueve $6 billones anuales, Departamento Nacional de Planeación, Noviembre de 2016.
25) La tasa de homicidios en Colombia fue de 12.000 en 2016, una tasa de 24 por cada 100.000 habitantes, la menor en 32 años. Esta tasa es cuatro veces mayor que el promedio mundial y ocho veces la de Chile. Una cifra escandalosa. La mayor parte de la violencia sistemática que hoy golpea a Colombia es resultado de procesos y negocios que no tienen nada que ver con las FARC. Ver: Boris Salazar, Violencia después de la FARC, artículo citado.
26) Narcomenudeo, un lucrativo negocio que mueve $6 billones anuales. Estudio citado; Un dealer habla del negocio de las drogas sintéticas, El Tiempo, debes leer, 20 de febrero de 2013, pág.18
27) Ver: La última marcha, revista Semana, 5-12 de 2017, edición 1814, Págs. 18-23. Según las FARC, el incumplimiento del gobierno en las zonas veredales es del 87%. http://www.larepublica.co/incumplimiento-de-lo-acordado-en-las-zonas-veredales-es-de-87-farc_480301
28) Con la reprimarización de la economía ha crecido la minería ilegal que tiene una dinámica imbricación con la economía legal que coexiste con una fuerte relación entre el narcotráfico, la minería ilegal y la minería criminal. Esta actividad se hace más difícil de controlar en la medida en que sus actores, guerrillas, bandas criminales hacen parte de redes internacionales que funcionan a la sombra de la globalización. Ver: Organización de Estados Americanos, OEA. Estudios: La economía del narcotráfico, 2015. Este documento se ocupa del narcotráfico.
29) Ver: Boris Salazar, Violencia después de la FARC, Razón pública, febrero 20 de 2017. En el Chocó el asunto se agrava con el paso del tiempo y la inacción oficial. Ver: El Chocó no tiene paz, El Espectador, 8 de marzo de 2917; El conflicto en el Chocó, El Tiempo de marzo 19 de 2017, Editorial.
30) Violencia después de la FARC, artículo citado.
31) Ramírez, Socorro, Bordeando la complicidad, El Tiempo, opinión, 25 de marzo de 2017.
32) Alicia López Guisao, una de las últimas víctimas trabajaba en proyectos de seguridad alimentaria en Medio San Juan y Sipí, Chocó. Ver: Acevedo, Tatiana Acevedo, Izar la bandera tricolor, El Espectador, 5 de marzo de 2017, pág. 40.
33) “Me refiero a la urgente necesidad de replantear la guerra mundial contra las drogas, una guerra en la que Colombia ha sido el país que más muertos y sacrificios ha puesto. Tenemos autoridad moral para afirmar que, luego de décadas de lucha contra el narcotráfico, el mundo no ha logrado controlar este flagelo que alimenta la violencia y la corrupción en toda nuestra comunidad global.”
34) Si bien la paz es un asunto nacional, su consolidación, la paz territorial es un asunto a la que los gobiernos departamentales debían darle máxima prioridad.
35) Ramírez, Socorro, Costosa incoherencia, El Tiempo, opinión, 23 de abril de 2016, pág.23
36) El crimen de la guerra contra las drogas, El Espectador, 27 de marzo de 2016.
37) Esta lista con seguridad no abarca a todos quienes han expresado un tratamiento distinto a la guerra contra las drogas. Excusas por cualquier omisión.
38) El Espectador, El Salmón, Inundados de coca, 19 de marzo de 2017, pág.24
39) Lorena Carrillo, El estado en las zonas veredales: un mal síntoma para la construcción de paz, Razón Pública, febrero 20 de 2017.
40) Colombia importa el 30% de los alimentos que consume, El Heraldo de Barranquilla, 21 de julio de 2016.
41) Ver: Molano, Alfredo, Sonso: condenada a muerte I y II, 12 de marzo de 2016.
42) Uribe, Sergio, El problema de la coca empeora y no lo quieren ver; Razón Pública, 13 de marzo de 2017. Ver también: No veo estrategia para enfrentar cultivos de coca, Entrevista a Daniel Rico, Revista Semana, 3 de marzo de 2017, http://www.semana.com/nacion/articulo/experto-en-narcotrafico-daniel-rico-critica-politica-de-cultivos/517393
43) PIB agropecuario: expertos esperan el despegue en el 2017, Portafolio, 27 de febrero de 2017, pág. 10
44) Presupuesto para 2017 crece más de lo previsto. El Tiempo, debe saber, 30 de marzo de 2017, pág.2, Un periódico, Mantilla Ignacio, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Marzo 2017, No 207, Pág. 2.
45) Ver: González Jorge Iván, Paz y política económica, La República, septiembre 30 de 2016.
46) ------------------------------, Dilemas del desarrollo. Los retos del crecimiento con distribución, en “Estrategias para la construcción de paz territorial en Colombia”, Fernán González, Tania Guzmán, Víctor Baena, Compiladores, CINEP, programa por la paz, Bogotá, 2015.
47) Ver: ¿Un nuevo crash en el petróleo? El fantasma de la sobreoferta acentúa el riesgo.http://www.eleconomista.es/materias-primas/noticias/8220240/03/17/Se-av…; Petroleras, en suspenso por nueva baja de precios, Portafolio, 24 de marzo de 2017; La OPEP pierde el control sobre el petróleo: fin a una dictadura de 50 años, http://www.eleconomista.es/materias-primas/noticias/8252914/03/17/La-OP….
48) Las tres lecciones de Stiglizt para el posconflicto, El Colombiano, 17 de febrero de 2017, http://www.elcolombiano.com/negocios/economia/tres-lecciones-que-dejo-s…
49) Ibid
50) Fuente: Banco de la Republica, reservas internacionales.
51) Las reservas internacionales son un tema tabú para el Banco de la República. Esta institución ha trasmitido el mensaje equivocado de que el manejo de las reservas no es un asunto de discusión pública. Ver: González, Jorge Iván, El nivel óptimo de reservas, La Republica, opinión, 10 de noviembre de 2014.
52) A 42.5% del PIB subió la deuda externa de Colombia en el 2016, Portafolio, 28 de marzo de 2017, pág. 19.
53) La toxicidad de un fármaco es la proporción concreta entre dosis activa y dosis letal, por eso ninguna propiamente dicha pertenece a lo inocuo, o a lo sólo ponzoñoso. Es lo que se llama margen de seguridad de cada droga. De ahí, siguiendo el argumento, la enorme utilidad que extraemos de la aspirina, la quinina y el cianuro a pesar de sus peligros. Escohotado, obra citada, pág.1180.
54) Planta de los dioses, obra citada, pág.10.
55) La búsqueda del olvido. Historia global de las drogas, obra citada, pag.483.
56) Política antidrogas: éxitos, fracasos y extravíos, obra citada, pág.2.
57) “Cuando alcanzo el flujo obtengo dos horas adicionales de trabajo realizado, y las otras doce son muy, muy productivas” Ver: Ejecutivos usan drogas e hidromasajes para activar su creatividad y productividad, Financial Times, Portafolio, 18-19 de marzo de 2017, págs. 14-15.
58) Ibid. Steven Wheal, autor del libro Stealing fire, asegura que “los ejecutivos y los empresarios se están microdosificando con sustancias ilícitas y se están sometiendo a la estimulación magnética transcreaneal, normalmente utilizada para tratar la depresión en busca de estados de euforia creativos”.
59) Punto cuatro del acuerdo de paz. Conferencia internacional y espacio de diálogos regionales. Apartado 4.3.5.
60) El numeral 4.1.3.2 del acuerdo de paz quedó así: “En los casos en los que no haya acuerdo con las comunidades, el Gobierno procederá a la erradicación de los cultivos de uso ilícito, priorizando la erradicación manual donde sea posible, teniendo en cuenta el respeto por los derechos humanos, ambiente, la salud y el buen vivir. El Gobierno, de no ser posible la sustitución, no renuncia a los instrumentos que crea más efectivos, incluyendo la aspersión, para garantizar la erradicación de los cultivos de uso ilícito. (Subrayado nuestro) Las FARC-EP consideran que en cualquier caso en que haya erradicación esta debe ser manual.
61) Restrepo, Adrián, Sin FARC y con narcotráfico, Alma Mater, Universidad de Antioquia, No 662, marzo de 2017.
62) Fiscal pide volver a la fumigación aérea contra los cultivos ilícitos, El Tiempo, 4 de septiembre de 2016, http://www.eltiempo.com/politica/justicia/fiscal-pide-retomar-fumigacion-aerea/16691359
63) Rafael Pardo, en entrevista al diario El País de España afirma que de no reducirse sustancialmente el área sembrada de cultivos ilícitos la paz no resultaría sostenible. http://internacional.elpais.com/internacional/2017/03/10/actualidad/1489185466_568331.html. Igualmente, la canciller María Ángela Holguín afirmó ante la Comisión de Estupefaciente de las Naciones Unidas celebrada en Viena, que la comunidad internacional debe aceptar que “está lejos muy lejos de eliminar o reducir las adicciones, la producción, el tráfico de sustancias ilícitas y el lavado de activos, como lo demuestran las cifras globales de las Naciones Unidas”. El Tiempo, debes saber, 14 de marzo de 2017, pág. 3.
64) Adam Isacson jefe de la oficina de asuntos latinoamericanos en Washington, en escrito para Razón Pública, 13 de marzo de 2017, afirma que el 2018 puede ser crítico en ese sentido, especialmente si Colombia no cumple el compromiso de erradicar las 100.000 hectáreas de coca. Señala que es bastante probable un recorte sustancial de la ayuda a la paz y una remilitarización de la ayuda tanto para la paz como para la lucha contra las drogas.
65) En lo que va del año, los campesinos cocaleros han manifestado con 51 bloqueos su posición a la erradicación de los cultivos de coca en distintos lugares del país. Ver: Asonada contra erradicación de coca bloquea entrada a Tumaco, El Tiempo, debes saber, pág.6, 31 de marzo de 2017, Rebelión contra la erradicación de la coca, El Tiempo, economía y negocios, 29 de marzo de 2017, pág.5; Bloquean operativo militar contra cultivos ilícitos en el Catatumbo, 22 de febrero de 2017. o http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/erradicacion-de-cultivos-ilicitos-en-el-catatumbo-61058
66) En la última elección presidencial en Estados Unidos (2016), California, Massachusetts y Nevada aprobaron el uso legal recreativo de la marihuana. Tres estados legalizan la marihuana en Estados Unidos, El País de España, 10 de noviembre de 2016.
67) Cristian Valencia, De Santa Marta Gold a California orange, El Tiempo, 13 de febrero de 2011
68) Caballero, Antonio, La ayuda norteamericana, Revista Semana, edición No 1820, 19-24 de marzo de 2017, pág.87.
69) La marihuana será más rentable que el turismo para Colorado, Portafolio, 2 de febrero 21 de 2014. portafolio http://www.portafolio.co/internacional/marihuana-sera-rentable-turismo-colorado-59004
70) Todo listo para los primeros millonarios de la marihuana, El País de España, septiembre 23 de 2016. http://internacional.elpais.com/internacional/2016/09/11/actualidad/1473619892_580787.html
71) Eduardo Galeano. Frases.
72) Del uso benéfico de la planta para aliviar dolencias y enfermedades como la epilepsia, esclerosis, diabetes. ver el artículo: Cannabis medicinal, la mata que salva, El País de Cali, Salud, c8, 19 de marzo de 2017.
73) Ver: Pagina web de PharmaCielo.
74) Marihuana medicinal bogotana, El Espectador, Noviembre 5 de 2015. http://www.elespectador.com/noticias/bogota/marihuana-medicinal-bogotana-articulo-597752.
75) La cooperativa produce dentro de su portafolio derivados de la cannabis como cremas, gotas, pastillas, aceites y ungüentos. Habrá centro de investigación. Ver: Caucannabis y 12 productos a base de marihuana con fines medicinales. Gobierno brinda apoyo a 50 productores en cinco municipios del Cauca. El Tiempo, j7 de julio de 2016. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-16638449
76) Campesinos del norte del Cauca crean cooperativa de marihuana medicinal, Portafolio, 22 de julio de 2016. http://www.portafolio.co/negocios/emprendimiento/campesinos-del-valle-del-cauca-crean-cooperativa-de-marihuana-medicinal-499031
77) Colombia: Coca Nasa no es mata que mata, sino planta de vida. http://viaorganica.org/colombia-coca/
78) Punto cuarto. Solución al problema de las drogas ilícitas.
79) Comisión Asesora para la política de drogas en Colombia. Informe final, Bogotá 2015, pág.17
80) Colombia está al borde de su periodo más brillante, El Tiempo, debes leer, 9 de octubre de 2106, pág.3.