Fuego amigo

Por: Miguel Ángel Rubio Ospina

Desde esta tribuna insto a Petro y a sus fervientes seguidores a bajar la guardia un poco, a Fajardo a que se defina ideológicamente y entienda que necesita a Petro en el frente amplio, (a Petro insto a lo mismo), a Robledo le advierto que siguiendo los pasos de Fajardo de querer ser solo en política no logrará nada, y a Claudia López y los Verdes, que sepan que este es el momento de tener en el bolsillo a Petro, a Robledo, a Fajardo (si quiere), a las FARC, a todas las representaciones políticas de la izquierda y la oposición, si queremos ser una opción real de poder y cambio en Colombia. No más fuego amigo, no le permitamos el camino a Arias en el 2022, o a algún otro de los adeptos del Centro Democrático, porque si no reaccionamos, hasta Pablo Felipe Mejía se nos monta a la presidencia.

Que la derecha se equivoque en este país es algo normal, de hecho este gobierno es un error que debemos corregir en las próximas contiendas presidenciales en las que ojalá el uribismo como doctrina se quede en los anales de la historia trágica colombiana; es necesario que en el transcurso de la pandemia y después de ésta, se visibilice, como se viene haciendo todas las deficiencias y desigualdades sociales, ocasionadas por tantos años de gobierno de la derecha y la ultraderecha.

Sin embargo, en este país careciente de cultura política y abundante en deslealtades, en el cual nos hemos acostumbrado a ver cómo un líder traiciona a otro, o cómo a conveniencia se pasa de un bando ideológico a otro, voltiarepismo, le llaman; práctica recurrente en la derecha hegemónica, no daré ejemplos, éstos abundan, en aras de la brevedad. Es lamentable, decía, notar que la oposición, la izquierda en este caso (cuando hablo de izquierda, no me refiero, sólo y únicamente a los partidos de ideología comunista; en el concepto izquierda política caben partidos de diversas agendas reivindicativas de derechos, protección al medio ambiente, entre otros, que no son exclusivas del comunismo, etc.), actúa del mismo modo, me pone a pensar en que, quizá, también, hemos sido responsables de que no hayamos logrado ser opción de poder y cambio en Colombia; y que por supuesto, esas divisiones infantiles, hayan permitido que la derecha, desprestigiada, odiada, a la que nadie le cree ya, siga detentando el poder, aun cuando un inepto ocupa hoy la silla presidencial.

Para ejemplificar lo que vengo diciendo, quiero ir atrás, al año pasado, cuando vivimos en el país las elecciones regionales de: alcaldes, gobernadores, concejos y asambleas, en las que, con algunas excepciones, unas predecibles (Bogotá) y otras impredecibles (Manizales y Medellín) el mapa político del país varió un poco. En este contexto, me referiré al rifirrafe que aún permanece entre el petrismo y los verdes, específicamente entre Gustavo Petro y su lugarteniente (que hasta parecido habla) Hollman Morris, contra la alcaldesa Claudia López y el sector que ella representa que es el de Mockus, Angélica Lozano, Marulanda entre otros, entre los que se cuenta Fajardo (que gústeme o no, es un actor político que habrá de tenerse en cuenta).

La pelea entre estos sectores es absolutamente insoportable y replica las viejas prácticas de la política a la que nos oponemos ambos movimientos. Por un lado están los de ultraizquierda, acusando de uribista a Claudia López, con la que podré tener disensos, pero a la que tildar de uribista basado en el hecho de que ella no quiso incluir en su agenda las ideas de Morris (Petro) sobre el metro de Bogotá, es no sólo un despropósito político sino que le valió una andanada de improperios e insultos, que ni Pablo Felipe Mejía del Centro Democrático, paradigma de la grosería y la ramplonería en la política se alcanza a imaginar; sino que además, es propiciar en los Verdes, que han sido de centro y que nunca lo han negado, un rechazo a Petro y sus seguidores, que como niños berrietas salen corriendo cuando el otro no les da la razón.

Además de un adefesio político, pues Claudia López arriesgó su vida muchas veces por denunciar los nexos del uribismo con el paramilitarismo en Colombia, fue una vehemente opositora a Uribe y ha construido su carrera política siendo coherente con este discurso.

Olvida Gustavo, o no lo olvida, desconoce y le importa un pepino, que a pesar de los reparos de Claudia López y Mockus, y de algunos sectores del Verde, ellos se la jugaron con él en la segunda vuelta, buscando impedir el triunfo del uribismo, pero también, generando un ambiente de unión que se dañó al otro día. No diré lo mismo de Fajardo y su movimiento, a los que espero que después de la cuarentena tomen la valentía de irse a su escenario natural, la derecha, y si no les dan espacio en el Centro Democrático, bien pueden hacerlo con el conservatismo, el liberalismo o seguir siendo las islas solitarias de la política perdiendo elecciones.

Desconocer la importancia del Partido Alianza Verde como principal partido de la oposición en Colombia, además de ser la tercera fuerza democrática del país, el nivel de formación de su gente, la agenda que defienden y lo que vienen demostrando que puede lograrse en Colombia, es un acto de miopía política absurdo, y que pone de manifiesto el anacronismo de la ultraizquierda, el sectarismo de sus dirigentes y la incapacidad de tender puentes de entendimiento y solidaridad, la que incluso en esta circunstancia, se han negado acoger.

Desde esta tribuna insto a Petro y a sus fervientes seguidores a bajar la guardia un poco, a Fajardo a que se defina ideológicamente y entienda que necesita a Petro en el frente amplio, (a Petro insto a lo mismo) a Robledo le advierto que siguiendo los pasos de Fajardo de querer ser solo en política no logrará nada, y a Claudia López y los Verdes, que sepan que este es el momento de tener en el bolsillo a Petro, a Robledo, a Fajardo (si quiere) a las FARC, a todas las representaciones políticas de la izquierda y la oposición, si queremos ser una opción real de poder y cambio en Colombia. No más fuego amigo, no le permitamos el camino a Arias en el 2022, o a algún otro de los adeptos delCentro Democrático, porque si no reaccionamos, hasta Carlos Felipe Mejía se nos monta a la presidencia.

@rubio_miguel

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