El conflicto armado en Colombia 1940 – 1986 a la luz de las categorías de Johan Galtung
Por: Diana Marcela Cañón Ladino(*)
- “Los africanos fueron capturados, y trasladados a través del Atlántico para trabajar como esclavos; millones murieron en el tránsito, ya sea en África, a bordo de los buques que los transportaban, o ya en el continente americano. Esta violencia directa se filtra en todas las direcciones transformándose en una masiva violencia estructural y cultural en forma de ideas racistas. Después de un largo recorrido este tipo de violencia física se olvida, la esclavitud se prohíbe, transformándose en dos nuevos tipos de violencias: la “discriminación” fruto de una violencia estructural masiva y el «prejuicio» resultado de la violencia cultural incisiva y profunda. En esta metamorfosis el saneamiento del lenguaje, por su parte, implica también un tipo de violencia cultural”. (Galtung, 2016, pág. 156)
Las categorías de análisis propuestas por Johan Galtung (Galtung, 2016) sobre las formas de violencia, sirven como herramienta de estudio para el conflicto armado colombiano entre el periodo comprendido entre 1940 a 1986.
Colombia ha sido un territorio sumido en un conflicto armado de larga duración. Desde antes de la llamada época de la Violencia de 1948, el país vivía una ola de confrontación política que se traducía en enfrentamientos armados, lucha por el reconocimiento público y control del poder político, caracterizado por encontrarse en él diversos actores y múltiples factores (Biblioteca Nacional). La confrontación armada directa, la incapacidad estructural del Estado por brindar un bienestar común y la aceptación cultural del conflicto, agudizó la situación nacional y ha imposibilitado la superación de éste (Galtung, 2016).
Uno de los mecanismos utilizados para la superación del conflicto, ha sido la confrontación armada directa del enemigo, convirtiendo especialmente las zonas rurales en un campo de batalla. En Colombia ha quedado claro que dicho mecanismo ha agudizado la violencia, pero, no se ha reevaluado su utilización, por el contrario, se ha tecnificado a través del tiempo la estrategia militar, especialmente por el Estado.
El ideal de ponerle fin a los altos índices de violencia, de desplazamiento forzado y de despojo de tierras, se ha convertido en una necesidad para la sociedad colombiana, especialmente en las zonas rurales; al mismo tiempo, la resolución del conflicto se ha convertido en una bandera electoral, utilizada frecuentemente por los políticos en tiempos de campaña, donde se plantean soluciones geniales, definitivas y con tintes mesiánicos, con el objetivo de ganar adeptos.
Pero, el impedimento para la resolución del conflicto armado en Colombia ha estado impregnado por la escasa voluntad política de algunos actores y sectores, los cuales no cumplieron con los compromisos adquiridos, irrespetando los acuerdos y haciendo caso omiso a lo pactado en los procesos de negociación que se han realizado para ponerle punto final a la confrontación armada.
Un ejemplo histórico al respecto fue el proceso de pacificación pactado entre el Jefe Supremo del gobierno militar, Gustavo Rojas Pinilla y las guerrillas liberales del oriente y sur de país, encabezadas por Guadalupe Salcedo entre otros. Salcedo acepto un proceso de pacificación donde dejaba las armas con la promesa por parte del gobierno de “Paz, Justicia y Libertad” (Gómez Martínez).
Después del acuerdo firmado con los militares representantes de Rojas Pinilla y tras la caída de éste en 1957, Salcedo fue asesinado en Bogotá ese mismo año en confusas circunstancias. Tras la violencia directa y estructural ejercida hacia Salcedo por parte del Estado Colombiano, se ejerce una violencia simbólica y cultural encabezada por el partido Liberal y en especial por Alberto Lleras Camargo, que tenía como objetivo el desligarse de las acciones realizadas por las guerrillas de los llanos orientales y en especial de las acciones llevadas a cabo por Guadalupe Salcedo. Al respecto Lleras expresa:
Así, comienza un proceso para deslegitimar la causa de unos colombianos inconformes con la situación nacional, dejando en el ambiente nacional un halo de desprecio y acusando de bandoleros a aquellos que luchaban por mejores condiciones sociales (Gómez Martínez).
En las décadas subsiguientes se generaliza en el país una violencia estructural y cultural desatada por los rezagos de la época de la Violencia y por la instauración del Frente Nacional. Los representantes más importantes de los partidos, liberal y conservador, Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez respectivamente, acordaron la alternancia de la presidencia y la división por igual de todos los cargos públicos del país, ratificado dicho acuerdo por medio del plebiscito de diciembre de 1957. Esto, significó una esperanza de paz para el país, pero posteriormente, desató un descontento de sectores sociales por lo elitista y cerrado del pacto. (Pizarro Leongomez, 2017)
Como consecuencia del bipartidismo se estableció por parte de Estado colombiano una violencia estructural y cultural, en la cual se impedía la participación política de sectores que no fueran militantes, simpatizantes o cercanos a los partidos liberal y conservador, se satanizaban fuertemente a los grupos afines al comunismo y a la Revolución Cubana (Pizarro Leongomez, 2017).
La imperiosa necesidad de manifestarse de algunos sectores de la sociedad colombiana entre las décadas de los sesenta y setenta, tomaron como base orgánica las ideologías planteadas por la Unión Soviética y la Revolución Cubana, es así que se consolidaron en estas décadas la construcción de grupos y organizaciones guerrilleras, entre las más significativas se encuentran: las Fuerzas Armadas de Colombia FARC, el Ejército de Liberación Nacional ELN, el Ejército Popular de Liberación; el Movimiento 19 de abril M-19, entre otros (Aguilera Peña, 2014).
La finalización del Frente Nacional no logró superar la insatisfacción e inestabilidad nacional, en 1974 se da la última presidencia del pacto, quien para el momento fungía como primer mandatario era Misael Pastrana Borrero. Para combatir a la insurgencia los gobiernos de la época tuvieron como estrategia habitual la confrontación directa con los grupos guerrilleros, especialmente en las zonas rurales del sur y oriente del país. Para la década de los ochenta, se suma otro actor importante en el conflicto armado colombiano, el narcotráfico, el cual hace tambalear las instituciones del país, ya que por la influencia económica que tiene éste puede hacer presencia en las zonas urbanas y hasta en el Congreso de la República.
Para los años ochenta y noventa los tres tipos de violencia propuestos por John Galtung se hacían aún más latentes en el país. La confrontación directa entre las fuerzas del Estado, los grupos guerrilleros y los grupos del narcotráfico aumentaba los episodios de violencia directa vivida por la población, tanto en las zonas rurales como urbanas; la violencia estructural podía notarse en la incapacidad del Estado y los gobiernos de manejar la situación y plantear soluciones o pactar un acuerdo certero que permitiera superar las difíciles situaciones; y la violencia cultural se hacía perceptible en la deshumanización del contrario, no importa de qué actor contrario se esté hablando, lo importante es acabar con él a toda costa. De allí la alianza que no tacita pero explicita entre las fuerzas militares y los grupos de autodefensas (Ávila, 2019).
Lo anterior no significa, que no hubieses existido algunas voluntades entre los diversos actores en disputa para pactar acuerdos que le pusieran fin al conflicto. Uno de ellos, fueron los diálogos de paz propuestos y llevados a cabo por el gobierno de Belisario Betancur (Forero, 2018). Una de las primeras medidas tomadas consistió en darle estatus político a los grupos guerrilleros, sancionó la ley de amnistía (Ley 35 de 1982) que dio libertad a las personas presas por delitos políticos bajo el Estatuto de Seguridad de Turbay, y crea la Comisión de Paz, para negociar con los diferentes grupos armados (Salamanca, 2017).
Uno de los avances más significativos de las negociaciones de paz fue el cese al fuego con los grupos armados, especialmente con las FARC, posteriormente, el 30 de marzo de 1985 se crea la organización política de la Unión Patriótica, que participa activamente en las elecciones de 1986, con excelentes resultados (Salamanca, 2017).
La gran dificultad que tuvo el proceso consistió en la poca credibilidad que había entre los diferentes actores del conflicto y la escasa voluntad política de los dirigentes políticos del país. Una conclusión relevante es la de John Agudelo, jefe negociador de la Comisión de Paz:
Lamentablemente, otro ejemplo en el que se puede percibir claramente las categorías de análisis de violencia expuestas por Johan Galtung, es el genocidio a la Unión Patriótica, bajo el transitó del gobierno de Virgilio Barco 1986 - 1990. La violencia directa es ejercida hacía los miembros y líderes sociales del naciente partido político, con el asesinato sistemático de 1500 miembros y líderes de esta organización política aproximadamente (Forero, 2018); la violencia estructural, es ejercida por las Instituciones del Estado y el gobierno mismo, ya que no reconocen el magnicidio y no se realizan las investigaciones para esclarecer quiénes son los perpetradores de los crímenes; y, la violencia cultural, ejercida por los líderes de los partidos convencionales y los medios de comunicación, al minimizas los acecinaros y no exigir garantías para el ejercicio de la política, como si éstos fueran ciudadanos de segunda clase. (Calderon Concha, 2009)