Repudiamos la escalada terrorista en Francia y en el mundo entero.

Declaración del Partido de Trabajo de Colombia, PTC:

Repudiamos la escalada terrorista en Francia y en el mundo entero.

En el curso de los últimos dos años, a partir de la proclamación del llamado Estado Islámico, una escalada sin precedentes de atentados terroristas ha golpeado diversos lugares del mundo. El reciente ataque perpetrado en la ciudad mediterránea de Niza, con un saldo de más de ochenta muertos, es el cuarto que sacude a Francia en un lapso de año y medio. Pero están también los atentados de Bruselas, en marzo pasado; Estambul en marzo y julio; Bagdad, también en julio; así como el realizado por otro grupo aliado de la llamada yihad islámica en una Universidad de Kenia, en abril de 2015, que dejó un saldo de ciento cincuenta estudiantes muertos. Habría que sumarles los ataques mortales en los dos hoteles de Túnez en marzo del año pasado, el derribamiento del avión ruso en Egipto en octubre del año anterior y el estallido del avión de Egypt Air que volaba de París a El Cairo en mayo. Aunque el mundo ha puesto toda su atención en los ataques en Europa, ha habido numerosos golpes igualmente suicidas y criminales en distintos puntos del orbe, en particular en el Medio Oriente y en la convulsionada región del Norte y el Oriente de África, con poco o ningún eco en los principales medios internacionales.

El terrorismo, venga de donde viniere, es repudiable y debe ser condenado sin vacilación ni atenuantes, por los siguientes motivos: primero, no responde a una estrategia de lucha popular por una causa justa y sus víctimas son por lo general personas ajenas al conflicto en los distintos países afectados. Segundo, estos ataques irracionales “legitiman” políticas cada vez más represivasy antidemocráticas por parte de los Estados, que se expresan en restricciones a las libertades básicas, criminalización de la protesta social, hasta el punto de legalizar la tortura, la detención y encarcelamiento sin fórmula de juicio de sospechosos, su eliminación física y los asesinatos selectivos, tal como lo practican Estados Unidos, sus aliados europeos y su principal amigo en el Medio Oriente, Israel. Y tercero, porque la exacerbación del terrorismo ha propiciado el incremento de movimientos y partidos de extrema derecha, racistas y xenófobos, comprometidos a fondo con la agenda neoliberal que prevalece hoy en día. Todos estos factores se convierten en obstáculos serios para la justa lucha de los trabajadores y los múltiples movimientos sociales por sus derechos y reivindicaciones en el mundo entero.

No obstante, Estados Unidos, Francia e Inglaterra tienen la mayor responsabilidad en la génesis y exacerbación del terrorismo islámico, tal como lo muestra la historia. Hace exactamente un siglo, en mayo de 1916, las dos potencias europeas, con el apoyo estadounidense, impusieron en el Medio Oriente el Acuerdo de Sykes-Picot, más conocido como el Acuerdo de Asia Menor. Mediante este acuerdo, reorganizaron la región, crearon artificialmente países aliados, estableciendo fronteras arbitrarias entre naciones y grupos religiosos. Su objetivo era ante todo controlar los enormes recursos petroleros de estas tierras. Le dieron paso al Mandato británico, con el objeto de consolidar sus esferas de influencia, una vez se produjera la derrota del imperio otomano como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Un año después, en 1917, la llamada Declaración Balfour propició la creación del Estado de Israel en el territorio de Palestina, una decisión que se hizo realidad en 1948.

En la época reciente, la invasión a Irak en 2003 ha sido considerada por los estudiosos como el evento más importante en la génesis del Estado Islámico. Más allá de todas las mentiras con las que quisieron justificarla, su propósito fue controlar el suministro de petróleo de la región e incrementar los negocios del poderoso Complejo Industrial Militar en Estados Unidos. Hay que recordar que en ese entonces en el imperio gobernaban Bush y los peligrosos halcones petroleros, cuyo poder sigue siendo enorme en el establecimiento del país. Lo cierto es que durante el mandato de Sadam Hussein, Al Kaeda, que dio origen al Estado Islámico, no existía en Irak.
Posteriormente sobrevendrían otros hechos igualmente graves: el ataque, y asesinato de Ghadaffi en Libia, por parte de la coalición de la OTAN; el apoyo al golpe de estado en Egipto contra el gobierno de la Hermandad Musulmana, que había ganado las elecciones después de la Primavera árabe; la guerra de cinco años contra el régimen de BasharAl Assad en Siria y la financiación de la llamada “oposición moderada” por parte de los aliados occidentales. Todas estas intervenciones han radicalizado cada vez más y les han conferido un gran poder y ascendencia a estos jefes fundamentalistas y a los combatientes que los siguen, tanto en el Medio Oriente como en las barriadas pobres y discriminadas de los países europeos, en especial Francia. Más allá de sus controversias internas, estos gobernantes atacados o derrocados por las potencias occidentales representaban un factor de estabilización y moderación en la convulsionada región del Medio Oriente.

Por todo lo anterior, condenamos los atentados terroristas en Francia y en el mundo entero y el ejercicio del terrorismo por parte de los Estados poderosos, al tiempo que exigimos que cese la ocupación del territorio palestino por el Estado de Israel. Clamamos por un orden económico global más justo, que se acoja el derecho internacional y responda a los intereses de la mayor parte de los pueblos y países del mundo.

Partido del Trabajo de Colombia
Comité Ejecutivo Central

Yezid García Abello
Secretario General (e)

Bogotá D.C., 19 de julio de 2016.

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