Pensando en la triste celebración del Día de la Tierra de 2022

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Óscar Rivera Luna
Ingeniero agrónomo UNAL, Investigador y estudioso del Cambio Climático.
Hace 65 millones de años, un asteroide acabó con el 75% de la vida animal en la Tierra. Hoy nos enfrentamos a la sexta extinción masiva de los 2 millones de especies conocidas y millones desconocidas. Pero el presunto asteroide somos ahora nosotros, los crueles seres humanos. Ilustraciones de Peter Gric.

 

Triste celebración. I

El 22 de abril día de la tierra de 2022 debería servirnos para reflexionar y hacer un balance realista sobre las causas de la crisis general que afronta la estirpe; los estragos causados por la insensata actividad humana en su hogar temporal, el planeta azul. Especialmente por la torpe dirigencia mundial con su modelo de producción-destructiva, causante de contaminación de la biosfera, el desequilibrio masivo de los hábitats de especies animales y vegetales, deterioro en los mecanismos reguladores del clima, y las miserias humanas. Fecha lógica para reflexionar sobre los sistemas productivos causantes del lóbrego panorama en que hoy vivimos 7500 millones de seres humanos. Manejados por los designios del mercado mundial, la acumulación insaciable del capital y recursos en pocas manos. Un cambio de rumbo, necesario para al menos mitigar los disturbios y amenazas que hemos creado y nos hacen tan vulnerables.

Ante las emisiones excesivas de carbono equivalente CO2e causantes del atroz calentamiento global, con sus sequías y lluvias diluvianas. Ante los virus mutantes y otros microbios patógenos. Ante el hambre que acosa a niños, ancianos y pobres del mundo. Ante los trillones de micropartículas de plásticos y aguas residuales que vertemos y asfixian océanos y mares. Ante los presupuestos deficientes para servicios de salud y alimentos de cientos de millones de seres. Pero las potencias nucleares si acumulan y disponen de fondos para crear 2022 ojivas y de 9440 cabezas nucleares listas para ser utilizadas desde aviones, submarinos nucleares y lanza misiles, con la capacidad destructiva equivalente a 138.000 bombas atómicas como Litle boy lanzada sobre Hiroshima.

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Triste celebración II

Caprichosamente buscamos oxígeno, agua y vida en 400 millones de planetas de la vía láctea, y el Universo infinito. Al tiempo que arrasamos fuentes naturales de agua dulce, aniquilando la vida humana, animal y vegetal, deteriorando interacciones y la armonía entre las especies que garantizan el equilibrio de energía y vida de los ecosistemas de nuestro hogar temporal. La mayoría de nuestros brillantes sueños de progreso contienen una cara oscura y contaminante del aire, el agua y el suelo, dañina para el oxígeno disuelto en las aguas, la armonía de las especies de flora y fauna, el equilibrio de la biosfera y la salud humana.

Hace 65 millones de años, un asteroide acabó con el 75% de la vida animal en la Tierra. Hoy nos enfrentamos a la sexta extinción masiva de los 2 millones de especies conocidas y millones desconocidas. Pero el presunto asteroide somos ahora nosotros, los crueles seres humanos. Que, al conjuro del mercado global, de la competencia entre las naciones y de la guerra permanente agotamos los recursos, destruimos selvas lluviosas animadas por aves, insectos deslumbrantes y biodiversidad esencia del ciclo del agua y el carbono. Daño en bosques de coníferas; australes y boreales, verdes taigas y espléndidas praderas. floridos jardines de coral habitados por resplandecientes criaturas tornasoles y el fitoplancton esencia del mar origen de la vida. Desecamos las ciénagas, vasos y humedales, en la cuenca del Magdalena-Cauca y en todo el planeta. Quemamos esteros y manglares…causando dolor, enfermedades, hambre y sufrimientos. El planeta nos está advirtiendo a diario, reacciona ante la agresión en mar y tierra nos anticipa castigos, ilustrando los sufrimientos que esperan a la humanidad en la ruta devastadora que ha elegido.

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Triste celebración III

Nos autodenominamos Homo sapiens, pero somos la única especie que no entiende las leyes de la naturaleza y es capaz de exterminar a otras especies indispensables para su propia vida, al tiempo que produce armas químicas nucleares suficientes para autodestruirse. No hemos aprendido nada de las hormigas programadas genéticamente que producen socialmente los hongos alimentarios para sus colonias. Ni de la epopeya de los salmones que regresan a su lugar de origen para procrear. De la marcha solidaria de los caribúes en busca de sus alimentos. Menos de la migración de las ballenas jorobadas desde La Antártida hasta aguas cálidas del trópico. No aprendemos la disciplina social de abejas que polinizan el 75% de cultivos alimentarios y producen miel, jalea real, cera y propóleo. Ignoramos la dialéctica de los murciélagos reforestadores atraídos por el aroma de las flores blancas noctámbulas, de aves y mamíferos dispersores de semillas en la sucesión natural y regeneración espontánea forestal en todo el planeta.

Nosotros, inteligentes, estudiosos, ilustrados envenenamos y exterminamos abejas, acribillamos elefantes, destruimos lombrices, ciempiés hongos y bacterias benéficos del suelo, mutilamos tiburones y delfines. Somos la causa esencial de la sexta extinción masiva de las especies. Desarrollamos la fisión nuclear y la fusión nuclear con hidrógeno, pensando en la autodestrucción que empezamos a diseñar y ensayar desde el 5 de agosto de 1945 a las 8 de la mañana. Se han realizado más de 2000 ensayos nucleares “disuasivos” con artefactos enterrados, alterando estratos de la litosfera en lugar de utilizar el hidrógeno azul, la fusión y la fisión nuclear para generar energía limpia sin quemar el planeta por exceso de gases de efecto invernadero.

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Triste celebración IV

Desde la carta de advertencia dirigida por el jefe indígena Seattle quien vivía en la barbarie, pero respetaba la naturaleza al presidente de USA Franklin Pierce hasta hoy, nuestras emisiones de GEI aumentaron el contenido de carbono CO2e en la atmósfera terrestre de 250 partes por millón a más de 420 ppm. Carbono esencial para la vida a nivel normal pero letal en la concentración actual, la mayor en 30 millones de años.

 A pesar de los estragos del acelerado calentamiento; de las mega sequías, el desplome de mantos freáticos, de muertes por lluvias diluvianas, inundaciones y avenidas torrenciales. A pesar de temperaturas insoportables, de los incendios, de violentos tornados, huracanes con diluvios devastadores, el deshielo del Ártico y La Antártida, Groenlandia… prosigue la tendencia a quemar más y más combustibles fósiles y en forma indefinida, usando fracking y métodos devastadores. Además de descalificar a quienes explican la urgente necesidad del cambio y la transición gradual hacia el uso de energías renovables; solar, hidráulica, de las mareas, del poderoso hidrógeno, la energía cinética de los vientos.

En las extinciones masivas causadas por fenómenos del Universo, al menos tres cuartas partes de las especies dejaron de existir en 3 millones de años. En la extinción actual; del Antropoceno sucede en unas cuantas décadas, originando un letal desbalance de acciones e interacciones entre las especies y su generación de energía, vital para el equilibrio climático de la tierra.

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Triste celebración V

Estamos consumiendo el oxígeno disuelto en cuerpos de agua, por excesos de fósforo y de nitrógeno vertidos a ríos, lagos, humedales vasos y ciénagas convirtiendo las fuentes de agua dulce; superficial freática y subterránea en pozos sépticos y causando la extinción del 81,9 % de las especies de fitoplancton, peces, crustáceos y moluscos de aguas dulces, según advertencia de WWF en 2016.

Envenenamos el mar que nos rodea y exhala oxígeno vital que inhalamos, pero recibe a cambio nuestros vertimientos de billones de toneladas de aguas residuales, combustibles, grasas, aceites, plásticos, residuos nucleares. Ácidos; sulfúrico, nítrico, soda caustica, hormonas, residuos hospitalarios infectados, mascarillas, botellas, insecticidas, IA Glifosato mercurio, cloro, cianuro de potasio... El exceso de carbono del aire se disuelve y acidifica aguas marinas, atacando las estructuras moleculares del coral, fitoplancton y peces. Daña la quitina del exoesqueleto de los crustáceos y la piel de moluscos. Disminuye la tasa de crecimiento de frágiles estructuras de carbonato de calcio en arrecifes. Se reduce la fortaleza de los caparazones protectores del zooplancton; de los pequeños crustáceos y larvas de peces, base de las redes alimentarias del mar. Disminuye la tasa de producción de CaCO3 en algas marinas y la supervivencia de larvas de peces y mariscos. El CO2 disuelto: CO2 + H2O produce ácido carbónico: H2CO3 que baja el pH del agua marina y alcanza concentraciones tóxicas en la sangre de peces y cefalópodos

La acidificación del mar se suma a temperaturas superiores a 29 grados centígrados cómo causa del blanqueamiento y el porcentaje de muerte en la Gran Barrera Arrecifal Australiana y los arrecifes coralinos de todo el planeta. No entendemos los impactos mecánicos y residuales causados por buques de 400.000 toneladas navegando en aguas internacionales. En 2020 solo China movió 245.103.781 de contenedores TEU y USA 54.963.869. El mar es el origen de la vida…

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Triste celebración VI

Los plásticos formaron siete islas gigantes; la mayor de ellas con 1,600.000 kilómetros2 en el océano Pacífico y sus micro partículas asfixian a las fragatas, barracudas, pelícanos, albatros, tiburones, tortugas, meros, corales, delfines. Se acumulan en especies marinas con micro partículas que contaminan las praderas oceánicas y finalmente alimentos humanos.

En 1971 el Estado colombiano inició el exterminio de los cultivos de fique en Antioquia, Cauca y Nariño. Después de jurar a millares de campesinos comprarles sus cosechas, decidió importar miles de toneladas de polipropileno y arruinarlos.

Para fabricar cemento y hormigón, en el mundo se extraen 53000 millones de toneladas anuales de arena y gravilla de ríos, quebradas y lagos, con severos impactos sobre la morfología fluvial y la hidrología global. Ciento veintiocho millones; 128.000.000 de partículas de los satélites abandonados vagan y contaminan el espacio sideral.

Millares de colonos enviados por terratenientes, mineros y mega empresas desbrozan, deforestan, queman y aniquilan selvas lluviosas; Amazonía, El Congo, Indonesia, El Chocó, Reserva Maya de la Biosfera esencia de la biodiversidad y sumideros de carbono CO2e del planeta. El deterioro de los ecosistemas y la extinción acelerada de especies de flora y fauna rompió el equilibrio global de la energía vital en los ecosistemas, alteró las estaciones, la frecuencia - intensidad de las lluvias. Los vientos alisios, contralisios, circumpolares y monzones de invierno y de verano. Las corrientes marinas cálidas; del Golfo de México, del Caribe, corriente Ecuatorial del Norte y del Sur. Las corrientes frías; cómo Humboldt, Antárctica, Benguela, Mozambiqueña. Indica…

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Triste celebración VII

El desequilibrio de energía global clima y biodiversidad estimula la proliferación de virus mutantes, de bacterias recalcitrantes hospitalarias que se resisten a los antibióticos. Hongos causa de enfermedades como el mal de Panamá del banano, el dragón amarillo de los limones. Plagas; La polilla guatemalteca de las papas. Multiplicación de los zancudos transmisores de la malaria, la fiebre amarilla, Chikunguña, el Zika, dengues. Abejones asesinos del Japón llegaron a Norte América. De millones de ratas gigantes de 12 kilos que invaden a New York, posibles transmisores de hepatitis y cepas de virus mutantes.

 Además de la inequidad y la concentración infinita de la riqueza que tiende el manto de la miseria sobre millones de seres humanos, sufrimos el cambio climático con acelerada aridez del suelo en USA, Australia, Argentina, cuenca del Éufrates y Tigris. Una zona cálida en el oeste del Pacífico Sur está contribuyendo a la mega sequía en Chile y Oeste de la Argentina desde el año 2010. México; en estados de Sonora, Chihuahua, Guerrero, Sinaloa, Tamaulipas sufrieron sequías entre 2020-2021. En África; Etiopia, Eritrea, Somalia, Djibouti, Sudán, Marruecos, Túnez, Uganda. En Asia; Irán, Afganistán, El norte de China. En Colombia y en Brasil padecemos lluvias diluvianas, avenidas torrenciales, inundaciones lentas en la cuenca del Magdalena-Cauca, derrumbes sobre el sistema vial, desmoronamiento físico de territorios en Ancuya, Nariño, y centenares de sitios de la geografía nacional.

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Triste celebración VIII

El uso de insecticidas y herbicidas letales reconocidos y de impactos letales comprobados, continúan en el mercado, gozando de licencias oficiales, aunque aniquilan aves, abejas, abejorros, avispas y otros polinizadores, a macroorganismos y microorganismos del suelo. Causan daño a la salud humana y agudizan la hambruna global que antes de la pandemia ya martirizaba a más de mil millones de personas.

Pero en lugar de actuar en armonía solidaria para vivir cómo lo hacen los cardúmenes de peces cirujanos, barracudas y sardinas del mar, que viran y resplandecen al unísono, el Homo sapiens prefiere el caos y la guerra. Ante millones de evidencias del error; en la calidad del aire, la calidad del agua, la vida del suelo, pérdida de biodiversidad y la salud humana, sería lógico entender las causas de tan grave crisis desatada. Concitar un acuerdo de todas las naciones para la mitigación y la adaptación al calentamiento global, que de lo contrario hará insoportable la vida en la tierra en poco tiempo. La dirigencia mundial autora del desastre en ciernes podría afrontar la crisis que ha desatado actuando en plena armonía. En lugar de mentir a cada instante para justificar el fracaso, afirmando que el corona virus es una gripinha, que la energía eólica produce cáncer, el cambio climático global es un cuento chino y no existe. El Glifosato no produce cáncer. El fracking es una maravilla celestial indispensable para el desarrollo y la confianza inversionista.

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Triste celebración IX

La dirigencia mundial autora del modelo productivo y de sus resultados desastrosos debería gestar un Acuerdo real para detener la auto destrucción del plástico fluvial, lacustre y marino utilizando alternativas. Para afrontar las amenazas de los virus, hongos, bacterias y plagas al ritmo de la verdad y la investigación científica, no al mando del mercado de mundial de medicamentos y vacunas con acumulación de capital. Utilizar los bancos de germoplasma in vitro cómo el de Palmira para cultivar y garantizar alimentos a la toda población mundial incluidos los pobres del mundo. Entender que el absurdo armamentismo convencional y nuclear amenaza a todas las especies, agudiza los sufrimientos y conduce a la extinción de la humanidad. Sería lógico transitar rápido y en paz hacia el uso de las energías renovables; solar, de las mareas, del hidrógeno azul, eólica, antes de que se desaten desastres irreversibles creados y fomentados por la gula insaciable y ambición de riqueza, el modelo productivo y la estrategia devastadora del gran capital financiero. Los alimentos, el germoplasma alimentario, mercancías, capitales, materias primas, armas letales, mano de obra barata y chucherías inútiles, moviéndose por las aguas marinas, tierra y el aire, emitiendo carbono en millones de vehículos al compás de una melodía destructiva.

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