Venezuela en default: sacando cuentas

Por: Pasqualina Curcio Curcio

¡La planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado
suelo de la Patria!”
Cipriano Castro 1902

Titulan los medios de comunicación en el mundo: “Venezuela al borde de la quiebra por no poder pagar su deuda” ; “Es el momento de aplicar un embargo petrolero a Venezuela”.
Ni en quiebra, ni en default, compartimos los resultados de algunas cuentas:
La deuda externa de Venezuela, a la fecha, asciende a US$ 97.313 millones, los cuales deben ser pagados en 20 años contados a partir de hoy. Estos compromisos, en la medida en que transcurre el tiempo y se va amortizando el capital, son anualmente menores.

Entre el año 2013 y el 2017, es decir, en 5 años, la República Bolivariana de Venezuela ha pagado US$ 71.700 millones. Compromisos que se han honrado a pesar de la disminución de 66% del precio del petróleo (el cual pasó de un promedio de 103,46 US$/barril en 2012, a 35,15 US$/barril en 2016), y a pesar del bloqueo financiero internacional.

El año 2016 fue el más difícil en cuanto al compromiso de deuda. La República debió pagar, y pagó, US$16.041 millones. Lo hizo a pesar de que el precio del barril del petróleo descendió a su nivel más bajo (US$ 20,00 el barril). Los ingresos por concepto de exportación el año 2016 ascendieron a US$ 26.473 millones.

Recordamos que 95% de los ingresos de divisas en Venezuela provienen de la exportación del petróleo, por lo tanto la variación del precio de este recurso afecta directamente la disponibilidad de ingresos de la República. También recordamos que es primera vez en la historia económica que el precio del petróleo disminuye durante 4 años consecutivos.

Hay quienes afirman que el Gobierno de Venezuela ha honrado los compromisos de deuda externa en detrimento de las importaciones de bienes y servicios requeridos para la producción y el consumo final. Atribuyen la escasez de alimentos y medicamentos a dicha disminución.
Al respecto debemos precisar que el año 2016 las importaciones ascendieron a US$ 17.977 millones, monto suficiente para garantizar los bienes y servicios tanto para la producción como para el consumo, incluyendo adornos de Navidad. Claro está, siempre que dichas importaciones se realicen a precios de referencia internacional y sin sobrefacturación.

Insistimos que la escasez de alimentos y medicamentos no es consecuencia de la supuesta falta de divisas, está relacionada con la distorsión malintencionada de los mecanismos de distribución y con el embargo comercial encubierto, mecanismos que se enmarcan en la guerra económica contra el pueblo venezolano.

Adicionalmente, debemos recordar que los últimos 5 años, a pesar de la disminución de los ingresos por exportación de petróleo y a pesar de los elevados compromisos de deuda externa, se han mantenido programas sociales como por ejemplo la prestación pública y gratuita de servicios de salud, de educación, de electricidad, agua, transporte, así como la asignación de 1.800.000 viviendas, y el pago puntual de las pensiones, entre otros.

Con base en estas cuentas, no hay razones para pensar que si en estos 5 años la República Bolivariana de Venezuela ha pagado US$ 71.700 millones de deuda externa no pueda, en los próximos 20 años, honrar un compromiso casi similar (US$ 97.313 millones) en un escenario de incremento de los precios del petróleo.

Venezuela no solo está en capacidad de pagar su deuda externa, puede además recuperar y aumentar sus reservas internacionales. Saquemos otras cuentas.

Suponiendo que desde hoy y hasta el 2038, el precio promedio del petróleo se ubicará, modestamente, en US$ 35,00 el barril, los ingresos por concepto de exportación de este rubro (dados similares niveles de producción) ascenderían aproximadamente a US$35.000 millones anuales, de los cuales habrá que descontar anualmente, el pago de la deuda externa. El año con mayor compromiso es el 2020, cuando se deberá pagar US$11.000 millones.

Por otra parte, y este es un aspecto fundamental en estos cálculos, US$ 15.000 millones son más que suficientes para cubrir las importaciones en Venezuela. Claro está, este es un monto suficiente si y solo si las empresas privadas importadoras no sobrefacturen y sin que haya connivencia por parte de funcionarios públicos responsables de supervisar la asignación y uso de las divisas.

Nos resulta de estos cálculos que para el año 2038 no solo se habrán honrado los compromisos de deuda externa, sino además, la República contaría con, por lo menos, US$ 330.062 millones en reservas internacionales, las cuales podrán ser cada vez mayores, si y solo si no se siguen transfiriendo los ingresos por concepto de exportación de petróleo a los que se denominan “inversionistas” privados extranjeros; si no se sigue endeudado a la República, deuda que históricamente ha sido también transferida a los llamados “inversionistas” privados extranjeros; si además de petróleo se exportasen otros bienes, y si se ahorrase en oro.

Afirmar que Venezuela es un país en quiebra puede calificarse, por decir lo menos, de irresponsable. No puede estar quebrado un país que cuenta con la mayor reserva probada de petróleo en el planeta (302.350 millones de barriles ) y con la segunda mayor reserva de oro en el mundo (7.000 toneladas, de las cuales ya han sido certificadas 4.130 toneladas ).

Sin considerar otros recursos naturales ubicados en territorio venezolano, como son el gas, el hierro, la bauxita, el coltán, el torio, el diamante, el carbón, el níquel, el titanio, el cobre, el zinc, el agua dulce, entre otros, solo el petróleo y el oro suman un valor, a precio actual, de diez y ocho billones de dólares (US$ 18.546.918.000.000). Estos activos de los cuales dispone el pueblo venezolano son perfecta, segura y rápidamente convertibles en divisas.

La deuda externa que actualmente tiene Venezuela equivale al 0,52% de las reservas de petróleo y oro (resulta de dividir la deuda actual US$ 97.313 millones entre las reservas de petróleo y de oro US$ 18.546.918 millones). En términos coloquiales, no es nada.

La República Bolivariana de Venezuela es, por naturaleza, literalmente solvente.
Si no resultasen suficientes las cuentas anteriores, mostraremos las siguientes. Venezuela es uno de los países con menor deuda externa del Mundo, representa el 38% del Producto Interno Bruto (PIB).

No se justifican embargo, “rescate” o “intervención” en Venezuela. En todo caso, debería el Fondo Monetario Internacional (FMI), y sus voceros, ocuparse de países como Luxemburgo cuya deuda asciende a 6.735% del PIB, y continuar con el “rescate” de Irlanda (780%), Singapur (453%), Hong Kong (414%), sin descuidar a los países europeos, los cuales pretenden dar a Venezuela, no solo lecciones de democracia, sino de políticas económicas.
La deuda externa de España asciende a 97% del PIB, la de Alemania 148%, la de Reino Unido 283%, Francia 213%, Italia 126%, Países Bajos 533%, Bélgica 255%, Grecia 245%, Malta 879%, Suecia 177%, y ya mencionamos Luxemburgo con una deuda superior al 6000% de su PIB.

También debería el FMI “rescatar” las economías de algunos países reunidos en Lima con deudas superiores a las de Venezuela o relativamente iguales, pero con la diferencia de que no cuentan con los recursos naturales, y por lo tanto activos que garanticen similares niveles de solvencia que Venezuela. Son los casos de Argentina con una deuda externa que equivale al 36% del PIB, México 38%, Colombia 43%, Paraguay 58%, Brasil 30%, Costa Rica 43%, Chile 66%, Perú 38%, Panamá 31%, Honduras 38%, Guatemala 28% y finalmente Canadá con una deuda de 116%.

No podemos dejar de mencionar el auxilio financiero que necesita EEUU, cuya deuda externa es la más alta del Mundo, asciende a US$ 18.624.000.000.000 y equivale al 98% de su PIB . Este país, aunque cuenta con la mayor reserva de oro del Mundo (alrededor de 8.000 toneladas) solo dispone de 32.318 millones de reserva de barriles de petróleo. Al sumar el valor en oro y en petróleo de EEUU obtenemos US$ 2.185.998.000.000 (reservas que no equivalen ni al 12% de las de Venezuela). La deuda externa de EEUU representa el 852% de sus reservas en oro y petróleo (resulta de dividir la deuda US$ 18.624.000 millones entre las reservas US$ 2.185.998 millones).

Mientras la deuda externa de Venezuela es el 0,5% de sus reservas de oro y petróleo, y equivale a un tercio de su economía (38% del PIB), la de EEUU representa 852% de sus reservas de oro y petróleo, y es del tamaño completo de su economía (98% del PIB).

Dejamos al lector que saque sus propias conclusiones acerca de cuál de los dos países requeriría un “rescate financiero”.

El discurso acerca de que Venezuela es un país endeudado y quebrado no es nuevo, lleva décadas. La intención es mostrar un país que requiere, de manera apremiante, inversiones privadas extranjeras que caritativamente vengan a salvarnos de esta supuesta y crónica “catástrofe”.

Es el caso que desde la década de los 70 cuando se nacionalizó el petróleo, y bajo el manto de este discurso, los “inversionistas” privados extranjeros, aunque se han instalado en territorio venezolano, no han invertido un solo centavo de dólar, por el contrario, han recibido del Estado venezolano US$ 700.000 millones a tasas preferenciales. Adicionalmente, en ocasiones, y bajo el otro manto de la supuesta necesidad de divisas (las cuales, a pesar de los ingresos por exportación de petróleo, no estaban disponibles porque les fueron entregadas, y seguían siendo entregadas a los “inversionistas” privados extranjeros) el Estado venezolano se veía en la “obligación” de endeudarse cada vez más.

Con este mismo discurso de un país quebrado y endeudado, se pretendió justificar durante la década de los 90, la llamada “apertura petrolera” que no era otra cosa, sino la privatización de la industria, así como se buscaba justificar la privatización de la seguridad social, de la salud, de la educación, de los servicios de electricidad, transporte, etc. Y quién más que los bondadosos inversionistas extranjeros para asumir todas esas empresas arruinadas, claro está, con ciertas condiciones, entre ellas, que se les otorgara mayores beneficios que al inversionista nacional, que se le garantizara estabilidad tributaria, que ante cualquier litigio, fuesen los tribunales extranjeros quienes asumieran el arbitraje, que aunque trajesen chatarra se le valorara como tecnología de punta, y sobre todo que se les diese preferencia en la asignación de las divisas provenientes de la exportación petrolera, pero además a tasas preferenciales.

El resultado final, durante décadas, ha sido la presencia de grandes “inversionistas” privados extranjeros que estando en territorio venezolano, no solo no han invertido un centavo, sino que se han llevado los dólares del petróleo y han propiciado el endeudamiento del Estado para garantizarles las divisas.

Con este mismo discurso de una Venezuela en quiebra, pretenden ahora presionar para que sean concedidos exorbitantes beneficios a los “inversionistas” privados extranjeros que “una vez más” vendrán a “salvarnos” de la supuesta ruina. Con este mismo discurso, aparecen los voceros del FMI pidiendo un embargo a la principal industria del país, la que genera el 95% de los ingresos de divisas, y además afirmando que Venezuela necesita endeudarse por un monto mínimo de US$ 100.000 millones para salir de la “crisis”. Deuda que siguiendo el patrón de comportamiento, servirá para engrosar las cuentas particulares de los “inversionistas” privados extranjeros.

Venezuela no necesita capitales extranjeros, con no seguir transfiriendo la renta petrolera a quienes se hacen llamar “inversionistas” privados, sería suficiente. Necesita, sí, tecnología y conocimiento, la cual debe desarrollar.

Tampoco necesita endeudarse, con ajustar y supervisar estrictamente la asignación de las divisas a los grandes capitales transnacionales y limitar el nivel de importaciones a US$ 17.000 millones, puede honrar, de aquí al 2038, sus compromisos de deuda externa, siempre y cuando no adquiera nueva deuda.

Para quienes luego de leer todas estas líneas se siguen preguntando por qué no hay medicinas, alimentos y la inflación es cada vez mayor, insistimos en responder que estos fenómenos no están siendo causados por la falta de divisas, son ocasionados por agresiones puntuales enmarcadas en la guerra económica, entre ellas la distorsión de los mecanismos de distribución y la manipulación del tipo de cambio ilegal.

En 1902, Cipriano Castro, sin tener un centavo, ni una gota de petróleo y dependiente de la banca extranjera, enfrentó 15 acorazados ingleses y alemanes que bloquearon las costas venezolanas por la negativa de pagar la deuda externa. Derrotó la planta insolente del extranjero que profanó el sagrado suelo venezolano. Lo hizo con un ejército de voluntarios, venezolanos patriotas que incondicionalmente defendieron la independencia y la soberanía.

Hoy, ese mismo pueblo heroico de Bolívar defenderá, una vez más, la independencia y la soberanía. A diferencia de 1902, además de su conciencia, cuenta con los ingresos petroleros suficientes para pagar la deuda externa y con las mayores reservas de petróleo y oro del mundo.





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