Poemas de Mercedes Mejía.

Paz

    Tal vez lo monstruoso
    sólo es lo desvalido
    que busca nuestro abrazo.
    R. M. Rilke

Amanece en el Valle
esta luz que se estrena
de un sol desconocido
a la tarda esperanza.

¿Será posible el sosiego
del corazón que abriga los perdones?

Ahora atisba con esmero
la mirada a los ojos
y el abandono de las almenas
para caminar a ras de otros.

Se aprende
ese sabio sentir
de víctima creyente
que abraza al asesino
como a un semejante.

No es fácil caminar
sobre un filo sangrante,
encoger los recuerdos
y volver a ser niño
en la confianza.

Hay que limpiar, recoger
sembrar de nuevo
y dejar que la lágrima
hecha nube
sólo alimente el mar.

Nueva labranza es la paz
anuncio de pan fresco
en la alborada.

Mercedes Mejía Meléndez

Más alla del olvido

    Mas lo mortífero, lo pavoroso
    ¿cómo lo acoges en ti, cómo lo soportas?
    - Yo celebro.
    R. M. Rilke

Una niña ve con horror
rodar cuerpos
desde la volqueta levantada.

Esa imagen
será indeleble en su vida
más allá del último árbol.

En el recuerdo
la cabeza de Raúl
destrozada de un disparo
y el propio odio que no sana.

O el encierro
en el fuego de Bojayá
que quema aún
y que arderá por siempre.

Sin embargo,
una mujer planta semillas
en la tierra
y las lombrices le enseñan
el aire en túneles
para abonar, fecundas
la cosecha.

El dolor no es en vano.
Después de las cenizas,
naranjales.

Cada cuerpo volcado
cada disparo
cada fuego obligado
se vuelve fibra y nervio,
reciedumbre.

No es jamás el olvido.
Es honrar en la memoria
lo perdido.

Mercedes Mejía Meléndez

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