DE LAS CANDIDATURAS POR FIRMAS O EL TESTAFERRATO POLÍTICO
- En Pereira, por ejemplo, dos candidatos tradicionales y de casas políticas clientelistas y politiqueras, posan de independientes tan solo porque recogen firmas y crean movimientos de garaje, fútiles y momentáneos, son tradicionales porque vienen de partidos clásicos como el Conservador y el Liberal (hoy en coalición) y la U. Y no son independientes porque en sus propuestas no hay nada que los haga ver como tal, y porque detrás de esas planillas con firmas hay un jefe político que todos saben quién es, pero que nadie nombra y que los tiene como comodines para negociar secretarías y burocracia con el siguiente en lista para la Alcaldía y Gobernación de turno.
Por: Miguel Ángel Rubio Ospina.
Está de moda recoger firmas para todo; en las calles, uno se encuentra grupos de gente con gorras y camisetas marcadas, tabla en mano y lapicero, solicitando una firma que respalde la aspiración de un candidato a la Alcaldía, a la Gobernación y en otrora a la Presidencia, cuando no son los próvida promoviendo referendos religiosos para tumbar el aborto y la anticoncepción.
Para la consulta anticorrupción se recogieron firmas, para derogar el mandato de Peñalosa, para tumbar los Acuerdos de Paz, para implementar la cadena perpetua a violadores de niños y mujeres y así en los últimos años, se ha firmado para tantas cosas, que las causas por las que se piden rubricas en la calle se agotan en la memoria; y como si no fuera suficiente hoy por hoy, en cadenas de whatsapp o correos electrónicos masivos, se solicita firmar peticiones virtuales, que pretenden respaldar causas tan diversas como tumbar la declaratoria de gran colombiano a cierto expresidente, o proteger los osos polares.
Sin embargo, y aunque el mecanismo de recolección de firmas pretendía enriquecer el ejercicio democrático y electoral, permitiendo que nuevos liderazgos políticos surgieran sin el aparato vetusto, clientelista y anacrónico de la mayoría de partidos tanto de derecha, como de izquierda, este se ha prostituido de tal modo, que se convirtió en el principal factor de corrupción solapada y testaferrato político, si se me permite la acuñación del término.