Masacre en París

El 17 de octubre de 1961, hace 55 años, se perpetró en París una masacre cuyo resultado habría sido el asesinato de 200 o más inermes ciudadanos. Ello ocurrió en medio de la protesta contra la guerra contra Algeria, y gobierno y prensa se aliaron para ocultar los hechos. Recuerda los sucesos de la Masacre de las Bananeras en Colombia en 1928.

En la conmemoración de los cincuenta años de ese luctuoso hecho se publicó este artículo que hoy ponemos en conocimiento de nuestros lectores.

Nueva Gaceta

    50 años del Octubre negro de París
    Por: Maxi Leinkauf.
    06/11/2011

El gobierno francés sigue, 50 años después de los sucesos, sin ofrecer disculpas por el baño de sangre en que terminó una manifestación de argelinos en París. Peor aún: obstaculiza todo acto público en su memoria.

17 de octubre de 1961. La Guerra en Algeria está en curso. En París, los algerianos salen a calle para protestar contra el toque de queda. El Frente de Liberación Nacional argelino (FLN), entonces el enemigo número uno del Estado francés, es el convocante de la manifestación. Los manifestantes son perseguidos, la atmósfera se carga de tensión y una manifestación pacífica termina en un baño de sangre.

Maurice Papon, a la sazón prefecto de París, es el responsable. Más de 11.000 argelinos fueron transportados en autobuses al Palais du Sport, donde originalmente tenía que celebrarse un concierto del cantante Ray Charles, e internados al aire libre. Papon --en su día un alto funcionario del régimen de Vichy que permitió la deportación de judíos de Burdeos da la orden de abrir fuego a las unidades desplegadas de las Compagnies Républicaines de Sécurité (CRS). Unos 200 algerianos murieron, muchos de ellos fueron arrojados aún con vida desde el Pont Saint Michel

Sena. Los cadáveres flotaron durante semanas en el río.
El grueso de los medios de comunicación franceses minimizaron la masacre o la silenciaron por completo. Según la versión oficial, se produjeron choques entre la policía y unos cuantos criminales. "El origen de este drama se encuentra en el terrorismo islamista", se pudo leer el 19 de octubre de 1961 en Le Monde. Los rorativas de izquierdas expresaron su indignación, la escritora Marguerite Duras comparó en el France-Observateur del 9 de noviembre de 1961 los suburbios de Nanterre con el gueto de Varsovia, en alusión a la situación de los 180.000 algerianos que vivían en los grises bloques de viviendas de cemento de la periferia y con frecuencia trabajaban como empleados sin cualificación en la Renault.

La memoria de la masacre

Didier Daeninckx vivía en esta época en Seine-Saint-Denis, uno de los suburbios parisinos habitados por gente de la Cabilia. Las tensiones entre los inmigrantes y la policía están a la orden del día. En una ocasión Didier tenía doce años tuvo que ver como disparaban a una vecina, de la que todo el mundo en el barrio sabía que simpatizaba con el FLN. 20 años después tomó Daeninckx los sucesos del 17 de octubre de 1961 como base para una novela policíaca. En Meurtres pour mémoire, el profesor de instituto Roger Thiraud, un francés ejemplar con debilidad por el cine fantástico, es asesinado un día por las fuerzas especiales. Años después su hijo Bernard investiga la muerte de su padre y es igualmente asesinado en la calle a plena luz del día. Investigando el caso, el inspector Cadin se ve arrojado al lado más oscuro de la historia reciente. Del año 1961 regresa a la época de la ocupación alemana entre 1940 y 1944 y al campo de concentración de Drancy. "Olvídelo", le aconsejan sus colegas, "a nadie le interesa volver a ver determinados fantasmas." Pero el comisario sigue rebuscando en archivos, localiza a policías retirados y se reúne con convictos de la época de Vichy.

De los funcionarios que fueron acusados de los sucesos del 17 de octubre de 1961, ninguno fue depurado ni asumió responsabilidades. La amnistía aprobada poco después del final de la guerra de Algeria en 1962 impidió un nuevo proceso y expiación. No fue hasta 1981, con François Mitterrand como presidente socialista, que los hechos volvieron nuevamente y de repente a la palestra: testigos presenciales fueron entrevistados, las escenas de horror de aquella jornada reconstruidas para un film documental. En este clima apareció Meurtres pour mémoire en 1984. Apenas hubo críticas, pero el libro fue leído y su historia consiguió abrirse paso. A través de esta bouche à l´oreille, profesores e historiadores se acercaron al infierno a orillas del Sena. La novela recibió varios galardones y su versión filmada se convirtió en el programa más visto de televisión en 1985.

Didier Daenickx se consideraría más tarde fundador de la nueva Roman noir, cuyos autores se arredran a la hora de abrir las heridas suturadas de la República la colaboración con los nazis o los pesadillescos años de la Guerra de Algeria (1955-1962). A Daenickx le preguntaron en una ocasión si se veía a sí mismo como un ecrivain engagée (escritor comprometido), a lo que respondió: "no quería simplemente ser cómplice del silencio." Y citó a renglón seguido a Jean-Paul Sartre: "¿De qué sirve saber algo si no se dice?" Desde entonces cada vez más escritores y directores buscan explicaciones a la brutalidad descarnada de aquella noche de octubre en París. El austríaco Michael Haneke hizo que en su film Caché (con Juliette Binoche) el héroe se enfrentase a su infancia, en la que hizo quitarse de enmedio rápidamente a un joven algeriano. En el 2005 llegó a los cines Nuit noire 17 octobre 1961, una recreación documental de Alain Tasma, que se proyectó en festivales en los que fue premiada. Parece como si apenas se pudiera hablar sobre la Francia de hoy y sus conflictos internos sin ocuparse antes de este pasado: con el lado más oscuro de una República que pretende erigirse en paladín de los derechos humanos.

A mediados de los noventa la Band La Tordue se dio a conocer con la chanson "Paris, Oct. 61", cuya letra dice: "calles ensangrentadas, pero el orden es el orden. El Sena es hermoso, pero en el fondo descansa lo inhumano, lo olvidado, un baño de sangre. Los valientes policías persiguen a estas ratas de sucia sangre negra." Pero el mundo de la alta política se mostró reservado. En el 40° aniversario de la masacre, el 17 de octubre de 2001, Bertrand Delanoë, el alcalde socialista de París, descubrió una placa conmemorativa en el Pont Saint-Michel. La ceremonia que fue saboteada por la oposición conservadora en el ayuntamiento de París. Cuando en el 2002 el rapero Hamé, hijo de un emigrante algeriano, acusó al entonces ministro del Interior Nicolas Sarkozy de que su ministerio no había considerado nunca necesario conmemorar a los "hermanos" que fueron asesinados el 17 de octubre por la policía francesa ni castigar a los culpables, vio cómo se iniciaba un proceso de ocho años contra él. Sarkozy le demandó por difamación y amplió su cruzada contra otros raperos. Hamé fue finalmente juzgado inocente.

Una generación a la deriva

También ahora, medio siglo después de la masacre, Nicolas Sarkozy no puede articular ninguna palabra de arrepentimiento o disculpa. Como Presidente, él prefiere hablar más del glorioso papel de Francia en Libia que sobre un crimen contra patriotas algerianos. El 17 de octubre de 1961 no es ninguna fecha en el calendario francés. A Benjamin Stora, historiador y profesor de orígenes algerianos, todo esto le resulta irritante. "Acordarse de ello es para los hijos de los manifestantes una manera de permanecer fieles a sus padres, los padres de la independencia... y a los ideales de la República." Libertad, igualdad, fraternidad: de todo ello parece la Francia de hoy muy alejada, opina Daenickx, que también trabajó como asistente social.

Razón no le falta. La situación de los beurs, los hijos de emigrantes norafricanos nacidos en Francia, es desoladora. El 40 por ciento de ellos carece de trabajo. "Una generación a la deriva", cree Daenickx, editor, entre otros, de la novela gráfica Octrobe Noir, que reconstruye el día a día de los inmigrantes en los bidonvilles, los tristes barrios de la periferia francesa de los años sesenta. Esta historia explica la trayectoria de Vincent, un joven cantante de rock que de hecho se llama Mohammed, que toca la tarde del 17 de octubre en el Varieté Olympia y poco después se ve arrojado al torrente de los manifestantes, viéndose de nuevo en el "París de la guerra" y perdiendo a su hermana en los sucesos. El dolor personal se mezcla con la tragedia política.

El director Jacques Panijel reconstruyó a finales de 1961 algunas escenas de esta sangrienta noche de octubre con actores aficionados para su documental Octobre à Paris, situado en el contexto histórico de los crímenes de estado. Cuando se iba a proyectar el metraje en Cannes, la sala fue evacuada por la policía en el último minuto y las copias secuestradas. Sólo ahora, medio siglo después, podrá proyectarse esta obra por vez primera en París.

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Maxi Leinkauf escribe para el semanario alemán Freitag.

Traducción para www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero

Fuente:

Freitag, 23 de octubre de 2011
http://www.sinpermiso.info/textos/50-aos-del-octubre-negro-de-pars

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