Los 500 años de la reforma protestante

Por: Geneldo Rodríguez Barbosa

El 31 de octubre de 2017 se cumplieron 500 años del comienzo de la Reforma protestante y ya se están conmemorando desde la perspectiva del diálogo interreligioso y la responsabilidad de trabajar por un mundo único.
La efeméride debe convertirse en un momento para reconocer que las tesis luteranas fueron evolucionando con el tiempo hasta impactar todas las esferas de la sociedad, desde lo político y lo económico hasta las relaciones sociales, las artes, la lucha del campesinado, el papel de la mujer en la sociedad, el trabajo ético, la imprenta y el periodismo.

El papa León X se había empeñado en la construcción de la basílica de San Pedro y necesitaba dinero, que los Estados Pontificios no podían proporcionar puesto que estaban agobiados por las cada vez más abultadas medidas fiscales, entonces, acudió el Papa al socorrido recurso de la venta de indulgencias. Bajo la promesa de obtener el cielo en la otra vida, publicó una bula papal el 31 de marzo de 1515, donde se solicitaba donativos de los fieles cristianos para la obra basilical. La construcción de la Basílica de San Pedro demandaba cuantiosas inversiones de oro y plata, metales agotados en las arcas de la Iglesia de Roma; había que allegarlos por vía de tributos especiales y recaudaciones extraordinarias. El negocio se resumía en “sonar las monedas en la caja y salir las almas del purgatorio”.

Esta decisión Papal, hirió las convicciones de cristianos ilustrados, como Lutero y otros reformadores, y originó una serie de discusiones y protestas que finalmente dieron al traste con la unidad del cristianismo de Occidente. La escandalosa transacción de indulgencias por dinero fue el detonante para que Martín Lutero iniciara en 1517 una reforma eclesiástica que habría de escindir la comunidad cristiana. De nada sirvieron las condenas de las doctrinas luteranas hechas por el papa ni la excomunión en 1521 de su autor y de quienes las siguieron: la Reforma protestante no se pudo frenar. El asunto de las indulgencias fue sólo el comienzo. Pronto la Reforma se extendió a otros temas, tuvo numerosos líderes y millones de seguidores en varios países. Cuestionó, entre otras cosas, la autoridad del papa, el celibato, el culto a la virgen, los santos y las reliquias, el número de sacramentos, la misa en los idiomas locales (distintos al latín). La Reforma no habría podido ocurrir, con la eficacia y velocidad con que ocurrió, sin la imprenta, inventada unas décadas antes del pronunciamiento de Lutero. Con ella sus escritos llegaron en cuestión de semanas a las manos de miles de lectores en todos los rincones de Alemania y el resto de Europa (algo tan extraordinario entonces como lo es hoy el impacto de las redes sociales).

La histórica traducción de La Biblia al alemán no sólo fue un hito en materia religiosa, sino un paso fundamental en la formación de la nación alemana. Asimismo, Lutero popularizó los cantos religiosos, también en ese idioma, con el propósito de buscar la cercanía con la feligresía.

El Papa León X condenó las tesis luteranas en 1520 mediante la bula Papal que Lutero quemó públicamente y, al no arrepentirse, el papa pronunció su excomunión y la de sus partidarios en 1521. Luego de la Reforma Protestante, la Iglesia puso un freno a los abusos.

Lutero y su movimiento pudieron sobrevivir a las persecuciones gracias a la protección de poderosos príncipes alemanes que buscaban la autonomía frente a Roma y el Sacro Imperio, particularmente del príncipe Frederic de Sajonia, quien fue su protector ante el emperador del Sacro Imperio Romano Carlos V a quien solicitó no enviar a Lutero a Roma, tal como lo había solicitado la jerarquía católica y hacérsele un juicio en su patria Sajonia.

A la Reforma siguió la Contrarreforma, a partir del Concilio de Trento con las medidas tomadas por la Iglesia para hacer frente al movimiento de Lutero y otros reformadores; dicho Concilio se realiza por periodos durante 25 sesiones entre 1545 y 1563. España se convirtió en el brazo político y militar de la Contrarreforma y, a raíz de este hecho, ella y sus colonias se cerraron durante mucho tiempo al mundo moderno, una herencia que, en alguna medida, todavía pesa sobre la vida de los países de América Latina.

Ahora que se celebran cinco siglos de las tesis de Lutero, se puede apreciar cómo en ciertos aspectos, la Iglesia Católica, aunque tardíamente, ha adoptado algunas ideas del monje alemán. En los años 60 del siglo pasado aceptó, por ejemplo, la celebración de la misa en los idiomas locales. Y el mismo papa Francisco recientemente elogió algunos elementos del pensamiento de Lutero y reconoció que el papado del siglo XVI estaba carcomido por la corrupción y el “mundanismo”, y apegado al poder y el dinero.

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