La marcha de la derecha

Por: Jaime Vargas Ramírez
Abril 6 de 2017

La movilización realizada el primero de abril por las fuerzas del NO, constata, una vez más, que el uribismo y sus nuevos socios, han graduado a Santos y las Farc, como sus enemigos a derrotar en mayo del año entrante. Nada nuevo por este lado de la política. Santos traidor, y las narcoterroristas Farc, son el motivo central del accionar de la extrema derecha.

Ambos “demonios” constituyen el centro de ataque de la propaganda de una derecha fortalecida y dispuesta a todo. La marcha fue citada, hábilmente, contra la corrupción, pero en los discursos, consignas, gritos, pancartas e insultos, se evidenció la verdadera motivación: ganar la Casa de Nariño para echar atrás los acuerdos de paz y de paso evitar que la justicia pose sus ojos en empresarios y políticos que financiaron la guerra.

Puede decirse que el plebiscito del pasado 2 de octubre galvanizó, alrededor de Uribe, todas las expresiones de la ultra derecha colombiana. La votación victoriosa por el NO representa el inicio de la marcha del conservatismo - de viejo y nuevo cuño- incluidos fanáticos religiosos y ex de toda laya; ex presidentes, ex procurador, ex parlamentarios, ex sicarios, ex convictos, para habitar de nuevo la Casa de Nariño.

El todo vale, se hizo ver en las calles. Acudiendo a símbolos patrios y religiosos, a la tradición, a la camiseta de la selección Colombia, al insulto, a la mentira y a la agresión, movilizaron a miles. El todo vale ha iniciado la marcha por el poder, como lo dijo Uribe en la concentración de Medellín.

Faltando todavía un año largo para los comicios, se aprecia cohesión y constancia en su objetivo. La propaganda contra el Acuerdo de Paz y contra Santos es el eje central de su estrategia para la toma del poder. La religión y el patriotismo son herramientas que la nueva santa alianza -Uribe, Ordoñez, Pastrana- utilizan cada vez más para demonizar a sus enemigos. Generan odio contra Santos y las Farc, y miedo contra un supuesto enemigo externo, el castro chavismo.

La acción sistemática y reiterada, ejercida por múltiples canales, sobre la opinión pública, con la finalidad de promover la tal doctrina de la “seguridad democrática”, instalando el odio y el miedo en la psiquis de los colombianos, debe de llamar la atención de los sectores democráticos, que hoy no atinan a apuntar al blanco ni a concentrar fuerzas para dar la batalla.

Como dijera en reciente escrito un reconocido dirigente de izquierda: “La ultraderecha colombiana muestra en la persecución de sus fines una claridad y una constancia que se echan de menos en buena parte de la izquierda y demás sectores democráticos”.

La marcha pues, no fue contra la corrupción, fue una movilización con miras a las elecciones del 2018 de la derecha colombiana, hoy más radicalizada y cohesionada desde que Santos ganó la presidencia.

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