ESTOICISMO EN TIEMPOS DE CUARENTENA

Por: Federico Vargas González.
Abril 2, 2020

La cuarentena nos ha tomado por sorpresa a todos, creo que nadie estaba preparado para esto. Este confinamiento obligatorio nos ha sacado de ese círculo vicioso de estar mirando siempre más allá de nuestros pies y de tener siempre la atención en lo que queremos y no en lo que tenemos, en pocas palabras nos ha apartado del ensueño de vida que con sus fantasías nos envuelve y nos seduce a la gran mayoría, por no decir a todos. Los estoicos recomendaban lo que ellos llamaban la visualización negativa, que consistía y consiste en imaginar la pérdida tanto de seres queridos como la pérdida de los bienes materiales que hoy nos generan comodidad, pero que paradójicamente en tiempos de cuarentena nos producen estrés y aburrimiento; cualquiera dirá ¡por los dioses, cómo es posible que alguien sea tan negativo! Pero más allá de esa primera impresión, el estoicismo propone este ejercicio en pro de evitar a futuro el sufrimiento y evitar en el presente el aburrimiento que nos genera conseguir lo deseado, que al ser adquirido o conquistado, inmediatamente nos genera el mayor de los hastíos.

Este aislamiento nos tiene que llevar a la reflexión, al encuentro con nosotros mismos. Antes de esta coyuntura, andábamos al vaivén de los deseos y del aburrimiento que lo sucede al ser satisfecho, hoy solo pensamos en lo que vamos a hacer cuando esto termine y podamos salir a las calles nuevamente. ¿Nos hemos preguntado qué hacer en estos momentos? NO, siempre pensamos en lo que haremos, en lo que tendremos, en lo que seremos, precisamente la visualización negativa consiste en desear lo que tenemos y no lo que no tenemos, si hoy estamos encerrados, debemos alegrarnos por estar aliviados, quienes hoy están enfermos deberán estar contentos por todavía estar vivos, y quienes han muerto pues… ya están muertos. Solo mediante este ejercicio podremos retomar las riendas de la vida y hacerle el quite a ese laberinto de deseos que entre más satisfacemos más grande se hace.

Son muchas las enseñanzas que podemos sacar de la stoa, pues es una filosofía de vida que desde el año 300 A.C cuando la fundó Zenón de citio, nos viene diciendo como debemos vivir para eliminar de nuestras vidas el sufrimiento y el desencanto. El estoicismo nos enseña que debemos aprender a distinguir lo que depende y no depende de nosotros, lo que controlamos y no controlamos; no controlamos lo que ha pasado ni lo que está pasando ni mucho menos lo que pasará con la pandemia ni los efectos que esta produzca en el mundo y sus habitantes, pero si controlamos nuestro tiempo y qué hacer con él en época de cuarentena.
Recordemos a Séneca cuando nos decía que las desgracias solo son una prueba a lo que hemos sido, y lo que hemos hecho con nuestras vidas, esos que hoy se quejan del encierro, que dicen estar enloqueciéndose, solo muestran su debilidad de alma y su falta de una filosofía de vida cimentada en lo que de ellos depende, ni Séneca en su exilio a Córcega por más de 7 años se quejó, y nosotros nos quejamos por 10 días de encierro que llevamos. Pobres de nosotros, no me quiero ni imaginar donde la cuarentena extienda hasta junio, los centros psiquiátricos estarán tan saturados como hoy lo están los hospitales.

Hoy más que nunca es menester salirle al paso a esta pandemia y al confinamiento que ésta provocó, hagamos el ejercicio de la visualización negativa para desear lo que tenemos y despreciar lo que no tenemos, reflexionemos y obremos conforme a nuestra naturaleza, es decir, utilicemos la razón para darnos cuenta que depende de nosotros y que no, si hacemos esto, este aislamiento será un paseo y nos demostraremos a nosotros mismos que estamos preparados para lo peor, pues ya lo hemos imaginado, que no es la fe ciega en un dios ni la fe infantil de creer que un ser supremo llegara a quitar la pandemia como por arte de magia, sino que somos nosotros los que con reflexión, pensamiento y acción superaremos este mal tiempo, y que no volveremos a la vida de fantasía, deseo y aburrimiento que antes llevábamos; si no hacemos esto, démonos por muertos, pues estaremos muertos en vida.

“Un hombre no debería tener miedo a la muerte, debería tener miedo a no empezar nunca a vivir” Marco Aurelio.

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