El poder negociador de China ante Estados Unidos

En el marco de la confrontación mundial por el control de la economía, de los recursos naturales y de la geopolítica. La emergencia de un mundo multipolar donde China ha venido desempeñando un papel cada vez más protagónico en las relaciones con países del tercer mundo y en donde su competencia comercial con Estados Unidos se agudiza productos de las políticas proteccionistas de Donald Trump.
Recomendamos así mismo el texto del profesor Javier Sánchez sobre las relaciones Colombo-Chinas:
http://nuevagaceta.co/inicio/analisis-nuevos-retos-relaciones-con-china
Mauricio Vargas González. Coordinador Editorial NG.

Por: Farid Kahhat*

En diciembre pasado, las exportaciones chinas cayeron 4,4%, mientras sus importaciones alcanzaban su menor nivel desde 2016. Pese a ello, China obtuvo en 2018 su mayor superávit comercial con los Estados Unidos (más de US$320.000 millones), desde 2006. Tanto porque la economía china presenta síntomas de desaceleración, como porque su país tiene muchas más importaciones a las que podría gravar con aranceles, la Administración Trump cree tener mayor poder de negociación que el gobierno chino en el conflicto comercial que enfrenta a ambos países.

El problema con ese diagnóstico es que esas razones no bastan para establecer el poder de negociación de las partes. De un lado, como vimos con anterioridad, las represalias comerciales pueden ser un búmeran entre economías interdependientes. En enero, por ejemplo, Apple redujo sus proyecciones de utilidades por primera vez en dos décadas (haciendo caer 7% la cotización de sus acciones), y la compañía estadounidense citó la menor demanda proveniente de China como una de sus principales causas.

De otro lado, si bien China no cuenta con cifras comparables de importaciones estadounidenses a las cuales gravar, cuenta con otros medios tanto económicos como políticos a los cuales podría apelar en su conflicto comercial con los Estados Unidos. Por ejemplo, para aprobar políticas de estímulo fiscal el ejecutivo estadounidense requiere la anuencia del Congreso. Y para aprobar políticas de estímulo monetario (o para obtener ventajas competitivas devaluando su moneda), el ejecutivo estadounidense requiere la anuencia de la reserva federal. El ejecutivo chino, en cambio, puede apelar a ambos medios en forma discrecional (su restricción serían normas de prudencia en una economía con altos niveles de endeudamiento). Por lo demás, el gobierno chino es el principal acreedor de la deuda pública de los Estados Unidos. Si el gobierno chino decidiera, por ejemplo, vender parte de los bonos del tesoro con los que cuenta en sus reservas o simplemente reducir futuras compras, podría contribuir a elevar el costo de endeudamiento para el gobierno estadounidense (porque se daría en un momento en que la emisión de nueva deuda por parte de ese gobierno viene creciendo, mientras la reserva federal vende deuda pública para equilibrar su balance).

Otro medio al que China podría apelar en una eventual escalada de su conflicto comercial con los Estados Unidos serían las regulaciones bajo las cuales operan las filiales de empresas estadounidenses (y no hay una proporción comparable de inversiones chinas en los Estados Unidos sobre las cuales tomar represalias). Ello podría incluir desde elevar los requisitos de transferencia tecnológica como condición para permanecer en el país hasta investigarlas por sus efectos ambientales o su poder de mercado. China podría además decretar un embargo en la venta de metales raros a compañías estadounidenses.

Por último, China también cuenta con medios políticos a los que podría apelar como mecanismo de negociación en caso de escalar su conflicto comercial con los Estados Unidos. Un ejemplo de ello es el caso de la empresa pública china CNPC, la cual está considerando reemplazar a la francesa Total en los proyectos gasíferos que esta abandonará en Irán para evitar las sanciones estadounidenses. De ocurrir, sería una reedición de la metáfora ajedrecística según la cual países como Corea del Norte o Venezuela no son fines en sí mismos sino peones en la estrategia mundial de las grandes potencias.

*Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

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