Desarraigo.

Por: Arturo Neira Gómez *

“La Tierra éramos nosotros” Manuel Mejía Vallejo

No regreses

No,
no regreses
al lugar donde nacimos.
Ahora allí
ronda la muerte.

El rumor de los árboles
y el gorjeo de los pájaros
fue reemplazado
por repique de campanas
con sus letanías.

(27)

Vuelos

¿Quién iluminaba el paisaje?

Eran millares de criaturas
con vuelos de colores,
voces y cantos.

(2)(27)

También

También era vuelo
el rumor
de manantiales
venidos de los glaciales
del país andino en que nacimos.

(27)

Trepar los árboles

Trepar los árboles,
un acto de magia.

Fácilmente
nos convertíamos
en habitantes del cielo.

(27)

Otro manto

Al disiparse la niebla,
puedes mirar
a través de otro manto,
cómo,
en las tardes,
languidecen
más canciones de cuna.

¿Y la tierra?

En aquella vastedad,
sin retoños;
sola,
muy sola;
con su dolor de madre y agua
preguntando
por la soberbia de entonces
y los sueños juveniles.

(26)

Estas montañas

Publicado con ilustración fotográfica, el 01/22/2015 en la Nueva Gaceta. Poema leído el 1º de Mayo de 1994 en la Plaza de Bolívar de Tunja.“Estas montañas / imponentes / se levantan sobre el valle / y desde las alturas / sugieren / exóticos glaciales. // Pero no hay tal. / Hoy en día / en ellas nada palpita. //Una mano siniestra / asesinó su verdor / y arrasó / todos sus encantos. // ¿Qué fue de sus criaturas? / ¿Qué de las Hadas? / ¿Qué de los Duendecillos? // Y las musas del bosque, / de las fuentes y el río, / ¿a qué paraíso volaron? // Aquí, / en estas montañas / también quedaba mi país.” ///

Un alto en el camino

Un alto en el camino
para extraer del sudor
ensueños y reflexiones,
para sacudir malestares
propios de la rutina,
para sustraernos un poco
de aquello que nos oprime.

Un cese en la faena
así tengamos ahora
que regresar a lo mismo.

Aunque todo igual parezca
y los entendidos digan
‘‘no hay lugar para la angustia’’,
¡un alto en el camino!

Un cese en la faena,
para el amor,
para la vida,
que importa el para qué,
si alguna rendija abrimos
y por ella nos escapamos.

¡Un alto en el camino!

(5)

Un arrebol

Indigente y sin cura
deambuló solitario;
hasta que bordeo
los linderos de la muerte.

Abajo
se abría,
espejeante,
el insondable abismo;
mientras la brisa
pugnaba,
imperceptible,
contra la melancolía.

Creo que el delirio
navegaba en la brisa.

¿O de quién
fueron las palabras:
“Intenta
asirte de alguna rama,
derrota la angustia
en el filo de una cima;
penetra la niebla
y vuelve a vivir”?

Y aunque el dolor
invadió su existencia,
pudo soñar
en lontananza
el amor y lo diverso.

Así renació;
y con gran vitalidad,
retornó
al campo de batalla.

Pero otra hecatombe
lo dejó convertido
en un hermoso y efímero
arrebol anaranjado.

(6)

El verde…

No,
no te engañes,
ahora todo es distinto.

El verde
y las flores que ves,
no son otra cosa
que cultivos artificiales.

(27)

Cosecha

Sí,
en este y aquel paraje,
abundante cosecha
de rosas,
astromelias y azucenas.
¿Preciosa y lozana florescencia?
Sí,
pero de flores envenenadas.

(27)

Quién más

¿Quién más tuvo la fortuna
de ver al último cóndor
(sin rastreadores ni sensores)
surcar el cielo de los Andes?

(27)

Pesadez

Ahora
permanece
anclado a su pesadez.

Mira
con nostalgia
el caudal
del río.

Barco encallado
con suspiros de Mar.

Arrogancia yoica
prisionera de falacias.

Bogad

Bogad
esa laguna de sueños
y de cielo azul intenso.

¡Bogadla!

Habrá oportunidad
de atracar
en sus abismos míticos
o de irnos para siempre
por entre sus espesos manglares.

(3) (24)

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Algunas notas del autor

Nota a las notas

Elucubraciones del autor sobre algunos poemas y prosas,después de más de una y hasta tres décadas de haberlos escrito. En mayor o menor medida, obra el efecto del distanciamiento (observar y reflexionar desde afuera). Lectura y relectura en el ahora. Y surge la pregunta: ¿Lector de sí mismo? Si él u otro lector hubiera hecho este ejercicio al considerarse terminados o transcurridos uno, dos o cuatro años, no sabemos lo encontrado y pensado por ellos. Los textos habrían evocado no sabemos exactamente qué. ¿Por qué este ejercicio antes de ofrecer la publicación? Para justificarla. Sí; de ahí que requirió comprobar, meses antes de tomar la decisión de la edición, su vigencia. Y agotado este lapso cree haber procedido como los buenos degustadores del arte: combinando el goce de la obra con la escritura; cuyas consideraciones, que denomina Notas del autor, entrega a continuación. ¿Polisemia del lenguaje? Cada lector literario o cada depositario y libador de una obra (si ésta efectivamente es arte), descubrirá en ella, en cualquier tiempo y lugar donde se halle, distintos y singulares sentidos y significaciones.

(2)Vuelos, texto de 1987. “Érase una vez un pueblo en el corazón de América donde toda vida parecía vivir en armonía con su entorno. [...] Luego, una rara plaga se extendió sobre el lugar y todo empezó a cambiar. [...] Hubo una quietud extraña. [...] Los pocos pájaros que se veían estaban moribundos; temblaban violentamente y no podían volar. Fue una primavera carente de voces. En las mañanas que una vez palpitaron con el matutino coro de las voces de multitudes de pájaros, ahora no había sonido alguno; solamente el silencio cubría los terrenos, los bosques y los pantanos.” Del libro La Primavera Silenciosa (Silent Spring) de Rachel L. Carson – E.U. 1907 – 1964 -. Investigación científica publicada en 1962 que denunció el uso de químicos letales en la agricultura - entre ellos el mortífero pesticida DDT -, dando en gran parte origen al movimiento ambientalista mundial, y al inmediato rechazo y censura del libro por parte de multinacionales y sus círculos de poder. Aunque tardíamente, hasta 1972, el gobierno de los E.U. prohibió el uso del DDT, limitando su uso para combatir la malaria en los países tropicales, fueron necesarios otros años para eliminarlo definitivamente; pero, según investigadores, la industria química norteamericana y europea lo sustituyó por otros productos incluso más letales. Los fragmentos citados fueron traídos a la memoria por el escritor Michael Jay Friedman, quien, con otros pensadores, le rindieron homenaje póstumo a la Zoóloga con la publicación titulada Rachel Carson, la Pluma contra el veneno.

(3) Este y otros 12 textos conforman el poemario Calandayma, ganador del Primer Concurso Nacional Hábitat, Casa y Palabra 2009, Medellín.

(5) Un alto en el camino. Poema de 1989. Ofrenda póstuma al amigo inolvidable: Economista Carlos Fernando Hortúa Espinosa (Ibagué, 1954 – Tunja, 2005)

(6) Un arrebol. Escrito en 1988, a la memoria del militar civilista Coronel (r) Rito Antonio Neira Gómez (Socorro, 1885 – Ortega, Tolima, 1939). A su retiro del ejército, después de haber sido edecán del presidente liberal Enrique Olaya Herrera quien gobernó a Colombia de 1930 a 1934, compró una finca en Ortega Tolima, donde falleció a los 54 años. ¿Por qué Un arrebol dedicado a Rito? Diríamos que él retornó afectado por un enfisema pulmonar a un paraje similar al de su infancia, con el convencimiento de que la tranquilidad, el buen aire y la naturaleza lo iban a curar.

(24)Bogad. Año 2000.

(26)¿Y la tierra? Escrito en 1987. Publicado en el periódico El Unidor, Nº 13, en Agosto de2007, acompañado del texto Una Ceiba:

Una Ceiba

Al lado izquierdo del cerro, se levantaba, soberbia, junto a otros árboles, una ceiba. Con su tronco áspero y rojizo, su verde y lozana fronda, donde abundaban quiches y nidos de pichones de azulejos, santamarías, colibríes y otros pájaros; y por cuyas ramas era frecuente el correteo de una ardilla con sus críos. Árbol centenario y joven, de bermejas y brillantes flores, pródigo en frutos carnosos repletos de algodón.

La primera en caer fue la ceiba. Aunque su derribamiento provocó un cataclismo que estremeció el bosque y suscitó el llanto del río, de los pájaros y de todas las criaturas, no conmovió, en absoluto, el espíritu de finqueros y jornaleros.

Soportamos aquello sin saber ni entender razones. “Porque la agricultura y la ganadería ahora no necesitan sombra” – alguien trató de consolarnos.”.

¿Y la tierra?… Con su dolor de madre y agua… Este verso condujo a la obra Al Resplandor del ritual, libro sobre las cosmogonías de algunas tribus indígenas de Colombia, de la escritora Fanny Muñoz Reyes (Vélez, Santander), Premio Ediciones Embalaje 2003 otorgado en el Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas, convocado por la Fundación Museo Rayo de Roldanillo (Valle del Cauca). Viajamos por sus páginas y nos detuvimos en el poema Despidiendo al Sinú:

“Despidiendo al Sinú

Despedida del pueblo Embera al rio Sinú,
sacrificado por la represa de Urrá.

“Los ríos se formaron cuando Karagabí, el Dios de los Embera, derribó el árbol, donde Gerenza, un ángel desobediente tenía escondida el agua que el mismo Karagabí, le había dado para cuidarla…”. (Pensamiento Embera)

Las balsas como cisnes
se movían.
Vaivenes reflejados en el agua
espejo del Sinú.

La melancolía de flautas
y el llanto de tambores
era el adiós para su río.

El camino líquido
de todas las generaciones,
el de sus abuelos,
se marchaba para siempre.

Pintados los rostros
de negro y ocre,
confundido su espíritu
en aquel día gris
navegaron los Embera.

Les hacían la venia
helechos y mariposas
y los gavilanes
los miraban sorprendidos.

Tejían la mujeres
recuerdos y nostalgias
en canastos de iraka
y tapapechos de chaquiras.

Ya en el ocaso,
revuelan tijeretas
confundidas con las nubes,
mientras las mujeres con jagua
pintan a sus hijos.

El cacique Simón Domicó
con su dolor de destierro
navegaba triste con la tribu.

Sobre las aguas del Sinú
cantaron todos, habitantes de Tierralta
también de la Esmeralda:

Adiós, adiós río, adiós río mio
gran bienhechor de nuestro pueblo.”

(27)Fueron publicados en el periódico El Diario de Tunja en 2005

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* Psicólogo. A dejado a disposición del disfrute y crítica de los lectores de la revista virtualNueva Gaceta estos poemas y algunas notas del autor, publicados en su libro de poesía y memoria En la Noche: Desarraigo, Calandayma y otros textos, Colibrí Ediciones 2014, páginas 25 a 28, 30, 32, 35 a 37, 111, 112, 117, 118 y 128 a 130.

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