Derecho animal y tradición cultural.

Arcadia

Derecho animal y tradición cultural.

El derecho animal y la tradición cultural fue el tema del primer Debate en Paz organizado por la Revista Arcadia y la Secretaría de Cultura de Bogotá. Juan David Correa, director de la revista, inició el debate con las palabras del filósofo francés Christian Plantin que dijo durante el segundo Congreso Internacional de la UNESCO sobre lectura y escritura que se celebró en Valparaíso, Chile: “Argumentar es hablar, es decir, dar al interlocutor unos índices, instrucciones, una base sobre la cual se va inferir una conclusión, que es la significación de lo dicho. Para el modelo dialógico, argumentar es defender un punto de vista confrontándolo con un contrincante, en un contexto discursivo complejo, caracterizado por la presencia de ‘terceros’”.

En este debate participaron Natalia Parra, administradora pública, especialista en gerencia pública y directora de la plataforma Alto (Animales libres de tortura); Pepe Manrique, torero; Diego López, profesor de la Universidad de los Andes y abogado constitucionalista; Eduardo Rincón, filósofo e investigador en temas de filosofía moral, ética ecológica y ética animalista de la Universidad del Rosario y Edwin Torres, novillero con más de 12 años de experiencia.

La fiesta brava

El debate inició con el tema de la fiesta brava que aunque ha estado vigente durante muchos años, ha cobrado más fuerza con las recientes decisiones en Bogotá que actualizaron el tema y de alguna manera lo pusieron en la palestra pública. Natalia Parra puso en contexto el movimiento animalista que para ella “se encarga de visibilizar lo oculto y cuestionar ciertas formas de violencia hacia seres sintientes”. Para Parra cuestionarse frente a la violencia contra los animales trasciende la esfera pública y pasa a ser parte del ámbito de lo ético y lo moral. Según ella, hay un surgimiento de una nueva conciencia sobre las diversas formas de violencia que ha cambiado la manera en la que vemos ciertas actividades con animales.

La definición de los animales como seres sintientes y “seres que no nacieron para estos fines (para ser torturados)” fue muy polémica a la luz de la respuesta de los toreros. Para Pepe Manrique los toros de casta solo nacieron con el fin de participar en la tauromaquia y cuestionó el conocimiento de los animalistas sobre el toro de casta, además de afirmar, que si no es dentro del marco de la fiesta brava estos animales se extinguirán. Manrique también se cuestionó por qué los animalistas se han casado en una pelea contra la fiesta brava, mientras que nadie hace ni dice nada sobre otros deportes como la pesca e incluso la ganadería intensiva.

Lo legal vs. el animalismo

En los últimos años y con los cambios socieconómicos un tema que no era controversial se ha polemizado. En la esfera de la moralidad surge un debate donde la gente se pregunta si las formas de explotación animal son adecuadas. Empiezan a surgir respuestas que las personas que vivían en la sociedad del siglo XIX no daban. Para Diego López esto está influenciado por la grande migración del campo a la ciudad: "los habitantes de ciudad tienen relaciones distintas con los animales a los habitantes del campo". Estos cambios son importantes pues los problemas pasan de una esfera meramente moral a una jurídica.

“El derecho le dice al ciudadano cómo se debe comportar, pero con frecuencia el ciudadano también le pide cosas al derecho”, dice López. En el estatuto nacional taurino es legal la tauromaquia, pero muchos ciudadanos sienten que basados en el derecho vigente hay restricciones que prohíben la tortura animal. “Así como la moralidad no es una, el derecho tampoco es unívoco. Las leyes más antiguas permiten las formas de explotación animal, pero al mismo tiempo hay una interpretación expansiva de la constitución que permite debatir temas que parecían muy claros, como el estatuto taurino”.

Solo hasta el 2011 se empezaron a ver manifestaciones legales frente al tema del derecho animal. Han empezado a hablar de los animales de formas muy diversas, ya no se habla del animal como una cosa sino del “sujeto de una vida” y de “seres sintientes”. En el momento en que se filtran estos conceptos de la ética filosófica al derecho hay transformaciones aplicativas.

El pensamiento antropocéntrico

Eduardo Rincón amplió el debata al ámbito de la ética filosófica. Las relaciones morales no se limitan a las relaciones con otros humanos únicamente sino que se amplía la alteridad moral: “tenemos responsabilidades morales no solo entre humanos sino que se amplían a lo transgeneracional y tenemos obligaciones morales incluso con aquellos que no han nacido. La otra forma de ampliación es la que rompe la frontera de la especie humana. También tenemos relaciones morales con los que no son humanos”.

La pregunta sobre la que se centró Rincón fue: “¿Qué tipo de trato le damos al que no es como nosotros. Que es radicalmente opuesto en tanto no es humano pero absolutamente cercano porque es animal?” Insistió Rincón en que hay un desespero del ser humano por desligarse de su carácter animal. Rincón dijo que nunca se van a acabar estos debates sino cambiamos el pensamiento de que el hombre es el centro y lo más importante de todo: “Lo primero que debemos hacer es entender que no existe una diferencia entre el carácter sintiente de un animal y el de una persona. El hecho de que consideremos que la tortura que le infringimos a un animal y a una persona es distinta es una aplicación del antropocentrismo. La moralidad radica no en su capacidad cognitiva sino en su capacidad de sentir dolor y placer”.

El torero Edwin Torres, aunque tuvo pocas intervenciones, cerró afirmando que se debe repensar pero no olvidar la figura del torero. Afirmó que con el paso del tiempo también cambian las tradiciones y que es posible, con debates como este, llegar a un acuerdo y a una nueva versión de la fiesta brava.

Fuente: revistaarcadia.com

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