La conciencia de clase es necesaria, pero la conciencia de género es urgente.

Por: Sonia Liliana Vivas Piñeros*
- Entonces, al compañero revolucionario lo queremos y nos gusta en la calle, pero no nos gusta en la casa. Porque, en la calle, cuestiona al patrón y, en la casa, se vuelven un patrón. Entonces, ahí entendimos la violencia que vivíamos, la explotación.
(Adriana Guzmán)
La lucha de clases es una constante histórica que se sustenta en las relaciones de dominación que, con el surgimiento y consolidación del capitalismo, encuentran el espacio privilegiado para posicionarse y mantenerse. Esto no hubiera sido posible sin el sistema patriarcal, que asignó roles a las mujeres desde la explicación biológica de la maternidad y a los hombres como proveedores para la satisfacción de necesidades; las primeras, quedan relegadas al ámbito reproductivo, a la vida doméstica del espacio privado, y los segundos, con plena licencia en el ámbito productivo, al acceso de los recursos materiales, las deliberaciones, decisiones y liderazgos del espacio público.