No es la naturaleza, es EPM el único responsable de la tragedia de Hidroituango

Por: Fernando Guerra Rincón *

Contrario a como pretende demostrarlo Empresas Públicas de Medellín -EPM – sobre la crisis de Hidroituango, basado en que las aguas de la represa por fin se deslizaron por el vertedero aguas abajo de la presa, para llenar el cauce del río Cauca y conjurar la última crisis, el drama de esta obra de ingeniería, de emergencia en emergencia desde abril del 2018, no acaba de pasar y no ha superado fases críticas.

Solo en varios meses, hacia el segundo semestre de este año, según técnicos del conglomerado,[1] después del vaciamiento de la casa de máquinas, centro neurálgico del proyecto, inundada a marchas forzadas para evitar el colapso de toda la infraestructura, donde se generaría la energía prometida al sistema eléctrico nacional,[2] podrá saberse con certeza si este proyecto será factible, o si por el contrario, colapsa y hay que desmantelarlo.

Para el ingeniero Enrique Sinisterra, constructor y responsable de las hidroeléctricas de Salvajina y Anchicaya, docente por veinte años de la Universidad del Valle, Hidroituango no es viable y es muy posible que haya que declararlo en pérdida total.[3]

De confirmase esta hipótesis, que nadie en Colombia está deseando que se concrete, esta sería la mayor tragedia ambiental y económica de la historia de Colombia.

Desde ya, el errático y turbio proceso de construcción de la represa[4] deja pérdidas económicas muy serias que comprometen seriamente las finanzas de EPM, a la que la calificadora de riesgo Ficth le bajó la calificación a BBB perspectiva negativa, muy cerca de la pérdida del grado de inversión por su alto nivel de endeudamiento, agravada por los insucesos del proyecto; del municipio de Medellín,[5] cuya inversión social depende en grado sumo de los aportes de EPM; del departamento de Antioquia; del Instituto de Desarrollo de Antioquia -Idea-, que con los réditos de Hidroituango, del cual es uno de sus principales accionistas, pensaba recuperar el tramo Medellín-La Pintada; y del desmantelado Ferrocarril de Antioquia[6].

Amenaza con producir racionamiento eléctrico a escala nacional con lo cual complica la situación de las familias y de las empresas que en un entorno de competencia reciben una de las energías más costosas de la región y, de paso, los usuarios podrían pagar muy caro el atraso o la no entrada de Hidroituango al Sistema Interconectado Nacional -SIN-, que se estima en 800 y 1.200 MW de energía firme[7]. El cargo por confiabilidad que pagamos todos los colombianos, mes a mes, en la factura de servicios públicos, podría pasar de los $55 por cada kilovatio consumido a $110[8]. Por este rublo, los colombianos hemos pagado $20 billones[9] en los últimos diez años, es decir, terminamos financiado a los grandes conglomerados eléctricos. Igual, este estropicio provocado por EPM lo terminaremos pagando todo los colombianos vía tarifas.

La crisis de Hidroituango ha agudizado de forma severa las difíciles condiciones de vida de los colombianos que habitan las riberas del Cauca, los más directamente afectados, pero con implicaciones a lo largo y ancho de sus 1.350 kilómetros desde el departamento del Cauca hasta el departamento de Bolívar, donde confluyen 183 municipios colombianos, una hoya hidrográfica de 66.300 kilómetros. Por ello, los gobernadores de Bolívar, Sucre y Córdoba se han visto conminados a interponer una acción legal contra EPM por los daños causados, su negligencia e irresponsabilidad.[10] El río suple lo que no proporciona el modelo de desarrollo económico colombiano puesto que los habitantes de esas orillas, sobre todo de Caucasia hacia adentro, hacia el mar Caribe, son de los colombianos más pobres entre los pobres.

Las malas decisiones técnicas, la improvisación, la falta de previsión, la corrupción, el predomino de la politiquería en las altas instancias de EPM no pueden imputársele a la naturaleza. Los desafíos planteados por la madre tierra los resuelve la buena ingeniería, desprovista de intereses oscuros y de esoterismo. Si no se aplica como es, la naturaleza cobra. Es lo que ha pasado y lo que pueda pasar con ese proyecto de absoluta responsabilidad de EPM. Veamos:

  1. Las comunidades no fueron consultadas. La decisión de construir la represa en un sitio desaconsejado por los habitantes de sus orillas que milenariamente han vivido allí por su generosa prodigalidad. Por la condición de pobreza de muchas de sus poblaciones del área de influencia, es una zona donde confluyen cultivos de coca, actividad minera, sangrienta historia paramilitar, guerrillas excedentarias, grupos delincuenciales, asesinatos de líderes sociales. Por esa condición el proyecto debió ser consultado hasta en el último detalle con estas comunidades: “Una forma de construir una visión integral del sistema social, ecológico y tecnológico es incorporar más voces en la toma de decisiones. Aquellas de los profesionales de las ciencias sociales, y sobre todo de los potencialmente afectados en el territorio. No para un análisis de impacto convencional, sino para la construcción social del riesgo aceptable como base para decisiones democráticas, transparentes y basadas en el conocimiento. Es la forma de construir resiliencia social y ecológica en los territorios”.[11]
  2. EPM y los gobiernos de Antioquia y del municipio de Medellín que se han sucedido a lo largo de la historia de la represa, desdeñaron la opinión de destacados expertos, egresados de la más importante escuela de ingeniería de Colombia: la Escuela de Minas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín (1887),[12] quienes advirtieron la existencia en el área de influencia del proyecto de la presencia de la falla geológica Guácimo. EPM decidió construir la represa allí, al pie de una montaña, que en determinadas circunstancias puede caer sobre la infraestructura, inutilizándola por siempre.[13]
  3. La decisión de EPM, contrario incluso a las recomendaciones de un estudio de la Universidad Nacional de Medellín, contratado por la gobernación de Antioquia[14], de acelerar el ritmo de la obra ante la posibilidad de perder las millonarios retribuciones reportados por los cargos de confiabilidad por el incumplimiento, por el retraso de las obras, de entregar al sistema 1.200 KW en diciembre de 2018, hicieron que la dirección de EMP precipitara la terminación de la estructura, cometiera gravísimos errores técnicos, construyeran obras desaconsejadas y riesgosas desde el punto de vista geológico y técnico que terminaron en el derrumbe de la montaña, la destrucción de los túneles, la elevación apresurada de la cota del vertedero y las consiguientes dramas de las poblaciones aguas debajo de la presa, que unas veces enfrentaron crecientes inesperadas que tumbaron puentes, arrasaron con partes de pueblos, que obligaron a su evacuación, o la sequía infame del río, privando a las gentes de sus fuentes de ingresos por una carnicería de peces nunca vista en Colombia, o privando a sus habitantes de la posibilidad del barequeo, un oficio ancestral, porque el río, en su prodigalidad, también les regala oro.
  4. El manejo de esta crisis ha tenido al frente -nombrado gerente general de EPM por el actual alcalde Federico Gutiérrez – a Jorge Luis Londoño, un ingeniero de sistemas cuyos 27 años de vida profesional ha transcurrido entre encuestas, lejos de las responsabilidades y de las competencias de una empresa como el conglomerado antioqueño, con grandes proyectos de ingeniería dentro y fuera del país, pasando por encima de calificados profesionales de la ingeniería que han hecho su vida profesional en su seno.

Lo que está claro con las vicisitudes de este proceso de construcción de la hidroeléctrica de Hidroituango es que este tipo de energía no es limpia ni sostenible[15]. Los defensores de este tipo de energía minimizan sus impactos y maximizan sus posibles beneficios. A lo largo y ancho del mundo su construcción ha implicado devastaciones enormes de la naturaleza, desplazamiento y violación de los derechos humanos de poblaciones enteras.[16] En Colombia son famosos e impunes los atropellos a la naturaleza y a las gentes que viven en los territorios donde se construyeron las represas de Urra, Salvajina, la Miel I, el Quimbo, El Peñol, etc.

El modelo de desarrollo colombiano basado en la locomotora minero-energética solo produce la devastación de nuestra riqueza hídrica y la destrucción de inmensas áreas de bosques. El estado de los ríos en el país es realmente lamentable. La pesca en el Magdalena y en los principales ríos colombianos desciende dramáticamente. Las ciénagas agonizan. La sedimentación del Canal del Dique amenaza dejar a Cartagena sin puerto y, peor, sin agua, en ocho años. El horizonte que se avizora es una profundización lenta y sistemática de destrucción de nuestro tesoro más preciado: el agua. 391 municipios están en riesgo de quedarse sin este preciado líquido, según el Estudio Nacional del Agua del 2018. La crisis de Hidroituango es un hito más de ese despropósito nacional.

Mientras en el mundo se están desmontado ese tipo de infraestructuras[17], en Estados Unidos, España, Francia, por inseguras, obsoletas y ambientalmente nocivas, en el país hay planes para construir un centenar de estas en el Río Magdalena y otro tanto en el Cauca, contribuyendo así a la inutilidad de nuestra riqueza hídrica cuando el mundo traspasa límites peligrosos para la supervivencia humana por el cambio climático.

En nuestro país se hacen denodados esfuerzos por imponer el fracking a rajatabla, una verdadera amenaza para el medio ambiente, en cambio la transformación de la matriz energética hacia energías realmente sostenibles y limpias, energía solar, eólica, que es el rumbo que toma el mundo, no pasan de ser referencias eventuales, retoricas, en nuestros planes de desarrollo.

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[1] Todo listo para el cierre de casa de máquinas en Hidroituango, Portafolio, 15 de enero de 2019, Págs. 8-9.

[2] La casa de máquinas, el salvavidas de EPM para rescatar a Hidroituango, Portafolio, 11 de mayo de 2018, Pág.9

[3] Temo que Hidroituango ya no sea viable, El País de Cali, 10 de junio de 2018, Pág. 6

[4] Responsabilidades y dudas que deja la crisis de Hidroituango, El Espectador, 20 de mayo de 2018, Pág.8

[5] Finanzas de EPM, averiadas por Hidroituango, El Espectador, El Salmon, 20 de mayo de 2018.

[6] Crece temor por posible colapso de la represa de Hidroituango, El País de Cali, 18 de mayo de 2018, Pág. A8.

[7] La sombra de Hidroituango en el sistema eléctrico nacional, El Espectador, 11 de julio de 2018, Pág. 8

[8] Usuarios podrían pagar muy caro el atraso o la no entrada de Hidoituango, El Tiempo, 2 de octubre de 2018, pág. 1.2.

[9] Cargo por confiabilidad: así se disfraza un impuesto a usuarios sin mejorar el servicio eléctrico. José Name Teherán, Senador de la Republica. http://extranoticias.com.co/sitio/cargo-por-confiabilidad-asi-se-disfra…

[10] Piden suspender licencia de operación a Hidroituango, El Tiempo, 14 de febrero de 2019.Pág. 1.8

[11] Germán Andrade, De Fukushima a HidroItuango, El Espectador, 28 de junio de 2018. Columna de opinión.

[12] Alberto Mayor Mora, el impacto empresarial de las Escuelas de Minas de Medellín y de Ouro Preto, (Brasil). Una visión comparativa, en: Empresas y empresarios en la historia económica de Colombia. Siglo XIX y XX. Norma. 2000, págs. 1248-1282.

[13] Deslizamiento Guácimo, amenaza para Hidroituango, UMedios, Universidad Nacional de Colombia, 11 de mayo de 2018.

[14] Gobernador Pérez señaló ocho errores en la construcción del proyecto, El Tiempo, 2 de octubre de 2018, pág.1.2

[15] Grandes represas: energía del pasado: ni limpia ni sostenible. Astrid Puentes Riaño, Florencia Ortúzar y Marcella Ribeiro d’Ávila Lins Torres. https://farn.org.ar/wp-content/uploads/2017/08/Rian%CC%83o-Ortuzar-1.pdf

[16] Hidroeléctricas, ¿Amigables con el medio ambiente? Universidad Javeriana. Revista Pesquisa. file:///C:/Users/USUARIO/Desktop/Hidroel%C3%A9ctricas,%20%C2%BFenerg%C3%ADa%20amigable%20con%20el%20medio%20ambiente_%20_%20Revista%20Pesquisa%20Javeriana.html.

[17] La demolición de grandes represas en el mundo, https://farn.org.ar/wp-content/uploads/2017/08/Rian%CC%83o-Ortuzar-1.pdf.

* Economista, magíster en Estudios Políticos y Económicos de la Universidad del Norte, profesor universitario y autor de varios libros, entre ellos: La geopolítica del petróleo y el cambio climático, Universidad de Antioquia, 2010.

Actualmente Fernando Guerra Rincón es Subdirector de la revista Nueva Gaceta.

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