El fin de la globalización e inicio de la cuarta revolución industrial

Por: Genaldo Rodríguez Barbosa*

En el marco de la globalización, el poder real lo tienen las grandes empresas y los grupos financieros, apoyados por los poderosos medios de comunicación. El poder político es sólo el tercero en la jerarquía, después del financiero y del mediático.

Nuestra generación, denominada la civilización de los combustibles fósiles, se ha cimentado durante los últimos 200 años en la explotación de la tierra. Anteriormente, el suelo se había mantenido intacto hasta que se empezó a excavar en las entrañas de la tierra para extraerle carbón y petróleo, y transformarlo en combustibles y energía, sin considerase los daños ocasionados al planeta por el cambio climático, destruyendo y perforando la capa de ozono, alterando ciclos naturales de la tierra. Así entonces, el cambio climático está llevando al planeta, y por supuesto a nosotros como civilización, a un punto de no retorno, donde se han extinguido ya miles de seres vivos y amenaza la extinción de otras especies. Incluso, científicos en la Cumbre europea del cambio climático en 2018 alertaron que nos quedaban 12 años para transformar completamente la civilización y empezar el cambio.

La globalización, considerada por algunos analistas políticos, como la dictadura del mundo actual, se explica en la existencia de cientos de multinacionales viciadas por intereses contrarios a la repartición equitativa de la riqueza y, en sí, al bienestar de la población mayoritaria. Con ello, paradójicamente se ha engendrado – o han resurgido – identidades étnicas, religiosas y nacionales (Cataluña, Kurdistán, Córcega, Crimea, Quebec y Dáesh, entre otros) en búsqueda de su autodeterminación tanto política, como económica.

La interrelación acelerada entre sociedades y las desigualdades manifiestas, han creado las condiciones objetivas necesarias para que fuerzas antagónicas – dueños del capital y dueños de la fuerza de trabajo –, se encuentren en conflicto económico, político y cultural. Los conflictos surgidos son el resultado de las ambiciones políticas de países desarrollados por obtener el dominio del mercado, la propiedad de recursos minero-energéticos, tierras y riquezas ubicadas en puntos estratégicos del globo.

Entre aquellos, los Estados Unidos de América, considerado como el líder supremo ha venido perdiendo tal lugar. Por otra parte, la Unión Europea, que se mostraba como potencia, no logró posicionarse así, puesto que a partir de la crisis de 2008 continuó atada a la política de Washington, dejando inconclusas decisiones trascendentales como la finalización del gasoducto Nord Stream 2; adicionalmente, puso en evidencia la incompetencia de sus instituciones al no poder mantener como miembro al Reino Unido, en donde ni siquiera logró imponer el euro como moneda única, perdiendo posicionamiento y confiabilidad, trasladándose entonces la mayor parte del eje del poder a China y Asia Pacífico, caracterizados por su desarrollo tecnológico.

De tal forma, el liderazgo de los gigantes asiáticos se concentra en su avance acelerado en algunas de las ramas de la economía mundial más importantes como son la farmoquímica, la industria automotriz y aeronáutica, la electrónica y las telecomunicaciones; destacándose principalmente, la construcción de redes 5G, el desarrollo de inteligencia artificial, computación cuántica y superordenadores.

¿De la globalización a la glocalización?

Entendiendo que la globalización ha traído los efectos adversos expuestos, es momento para un cambio. El futuro será una globalización centrada en soluciones glocales (término que nace de la composición entre globalización y localización y que se desarrolló inicialmente en la década de 1980) para desarrollar las infraestructuras nacionales que den propulsión a las economías pequeñas; que nos permitan vivir de una manera distinta asumiendo también que estamos en una nueva era y requerimos una visión diferente de la innovación, con nuevos líderes en los países, provenientes de las nuevas generaciones para abordar la organización de la economía, la sociedad, los gobiernos y el cambio en la forma de ser en el planeta.

Durante la primera revolución industrial en el siglo XVIII en Reino Unido, Europa y Norteamérica se dio un vuelco a la economía basada en máquinas y energía a vapor y las sociedades agrarias y rurales transformándolas en industriales y urbanas, acudiendo a artilugios novedosos como la imprenta y el telégrafo.

Para la segunda revolución industrial, que fue la era de la ciencia y la producción masiva sustentada por la electricidad, entre 1870 y 1914, justo antes de la primera guerra mundial, se dio un período de crecimiento para las industrias preexistentes y la expansión de otras nuevas, como el acero, el petróleo y la electricidad y el teléfono, la radio y la televisión.

Y finalmente, ya viendo su ocaso, planteada por el científico Jeremy Rifkin, la tercera revolución industrial, provocada por la computación y las tecnologías digitales. Caracterizada por los adelantos en las comunicaciones, la masificación del ordenador personal, Internet y la tecnología de información y la movilidad da paso a la nueva era, la cuarta revolución industrial.

Nos veremos envueltos en una época marcada por la implementación masiva de la robótica, la inteligencia artificial, la nanotecnología, la computación cuántica y la biotecnología. Tendremos al alcance de nuestra mano los sistemas ciber-físicos (combinación de maquinaria física con procesos digitales) capaces de tomar decisiones descentralizadas y de cooperar con nuestros propios deseos. La impresión en tercera dimensión y vehículos autónomos no serán una novedad, y en razón de tal avance y su implementación responsable existirá el potencial de elevar los niveles de ingreso globales y mejorar la calidad de vida de poblaciones enteras.

El cambio significa una mayor utilización de las energías renovables; la transformación de edificaciones vetustas en generadores de energía; el desarrollo de baterías recargables pilas de hidrogeno y otras tecnologías de almacenamiento de energía; el desarrollo de redes de distribución de energía eléctrica inteligente; el desarrollo del transporte basado en energías limpias renovables para su propulsión, entre otras, es el panorama que nos espera.

La revolución tecnológica, modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con el mundo. Las redes sociales, la movilidad, el Internet de las Cosas y la Inteligencia Artificial (IA), en conjunto con una mayor capacidad informática y una mayor cantidad de datos conocido ya como el Big Data y el cloud computing o nube, están alterando nuestra sociedad.
Las grandes compañías seguramente desaparecerán; algunas de ellas continuarán, pero tendrán que trabajar con pequeñas y medianas empresas con las que estarán conectadas por todo el mundo serán proveedoras de las redes y trabajarán juntas en lugar de competir.

Ahora, el cuarto giro trae consigo una tendencia a la automatización total de la manufactura, sin embargo, el proceso de transformación sólo beneficiará a quienes sean capaces de innovar y adaptarse luego se debe reflexionar sobre el futuro del empleo.

La esperanza del ser humano está en preparase para estos nuevos retos que la nueva revolución de la inteligencia artificial impone al ser humano, y la experiencia vivida en esta etapa universal es un reto para que los Estados se preparen y tomen medidas para que su población se incorpore en los campos de la creatividad, del conocimiento del universo sideral, de las actividades artísticas: La música, la pintura, la literatura y el arte, y de esta manera no nos preocuparemos por emplearnos y conseguir los medios de subsistencia, sino que el Estado debe preparase para dotar de los medios necesarios de vida a sus pobladores suministrándole los recursos necesarios para vivir: Sistemas Robustos de Vivienda, Educación, Salud, recreación, arte y cultura para todos, así como las posibilidades de ser creador de nuevas propuestas referentes a su medio preservación de la vida y el planeta, la exploración del universo y el desarrollo científico en beneficio de toda la humanidad.

Notas Bibliográficas.

1. JEREMY RIFKIN, Sociólogo Norteamericano -La Tercera revolución industrial- 2011: Edit: Palgrave Macmillan.
2. ÓSCAR UGARTECHE, La gran mutación el capitalismo del siglo XXI-, economista profesor UNAM México, IIEC UNAM, 2013.
3. KLAUS SCHWAB. Fundador del Foro Económico Mundial. La Cuarta Revolución Industrial 2016.

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* Integrante del Comité del Comité Nueva Gaceta

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